"Por las cosas que pasé en La Rioja voy a seguir viviendo con miedo, siempre"

"Por las cosas que pasé en La Rioja voy a seguir viviendo con miedo, siempre"

OYENTE. Susana Trimarco volvió ayer a la sala (del lado del público) junto a la abogada María Lembo; antes de la audiencia dialogan con Carlos Garmendia. OYENTE. Susana Trimarco volvió ayer a la sala (del lado del público) junto a la abogada María Lembo; antes de la audiencia dialogan con Carlos Garmendia.
21 Marzo 2012
Hay códigos y términos especiales que se utilizan en el negocio de la prostitución. Si una chica es "la mujer" de alguien quiere decir que tiene dueño. Pero ese hombre puede poseer varias "mujeres", que deben tributarle lo recaudado. 
También hay determinadas conductas que tienen que seguir en el "trabajo": no pueden mirar a los jefes a la cara, atender a cada cliente no puede demandarles más de cinco minutos, y tienen que tratar de ganar la mayor cantidad de dinero que puedan por noche.
Esos son sólo algunos de los códigos en el mundo de la explotación sexual. Al menos así lo señaló ayer María Alejandra Huerta, una joven que hoy tiene 32 años, que afirmó haberse prostituido en la década del 90 en los burdeles de Lidia "La mamá Lili" Irma Medina en La Rioja, donde fue la "mujer" de José Fernando "Chenga" Gómez. Unos años más tarde, la mujer estuvo en el prostíbulo "Los Cuatro Ases", en Río Gallegos. Por ese trabajo, cada vez que hacía "plaza", Huerta dijo que tenía que enviarle $ 500 a Daniela Natalia Milhein, en retribución por haberla contactado con los dueños de los burdeles santacruceños.

En Río Gallegos

María Huerta empezó su declaración contando un incidente que vivió con Milhein en el cumpleaños de 15 de una sobrina, hecho del cual se dispararon una serie de confesiones que podrían complicar a la imputada. El 21 de julio de 2002, cuando terminaba la fiesta, Milhein llegó con otras mujeres en dos autos. "La conozco porque una prima mía está casada con un hermano de Milhein. Pidió hablar conmigo, pero como estábamos peleadas, no quise atenderla", contó la testigo.
Pero Milhein insistió tanto que ella salió a la calle. Allí cruzaron insultos, forcejearon, amenazaron con subirla a un auto. Todo, según la declaración de la testigo Huerta, por el reclamo de una deuda.
"¿A qué se debía esa deuda?", la interrogó el fiscal de Cámara Manuel López Rougés. "Decía que le debía plata por el trato que hicimos para que yo trabaje en una whisquería de Las Casitas en Río Gallegos. Por ese trabajo, por cada plaza (cada temporada que pasó en el sur) eran $ 500. Ese era el trato por hacerme los contactos", respondió Huerta, que dijo que fue voluntariamente a Santa Cruz, sabiendo que debía "hacer copas y pases". Según la declaración, ese dinero pactado era el que le cobraba Milhein, aunque ella dice que cumplió con la palabra empeñada y ya le había enviado el dinero.
 
El Candilejas

En 1998, la mujer fue a La Rioja, acompañada por Milhein. "Llegamos de noche y fuimos al Candilejas. Daniela me presenta a 'Liliana' Medina y le dice que me iba a llamar 'Julieta'. Ella le preguntó si yo sabía cómo era la cosa", explicó la testigos.
En "Candilejas", la whisquería, que según Huerta pertenecía a Medina, vivían entre 30 y 40 mujeres que ejercían la prostitución. "Eran de distintos países y de otras provincias, incluida Tucumán". 
Allí, en esos burdeles, conoció al "Chenga", que la adoptó como su "mujer". "Estuve entre siete y nueve meses, no sé. Cuando estás ahí un día parece un mes, y un mes parece un año", explicó.
A pesar de que la testigo Huerta afirmó que no vio a Marita en la casa de Milhein, ni sabía de ella, su testimonio vincula a varios de los imputados con la prostitución, situación que ellos niegan. 
"¿Tiene miedo?", le preguntó el fiscal Sale. Y la contundente respuesta de Huerta no se hizo esperar. "Por supuesto que tengo miedo. No me amenazaron, pero por las cosas que pasé en La Rioja voy a seguir viviendo con miedo, siempre. Tengo miedo de Fernando Gómez, de Liliana Medina y por supuesto de la gente que está con ellos", aseguró.

Lidia Medina, "La mamá Lili", insultó a los periodistas al llegar ayer a la mañana esposada y con custodia a Tribunales. "Andá a hacerte c..." dijo ante las consultas.

"Nosotras cada vez que íbamos a hacer los pases, escuchábamos a una chica brasileña que en otra pieza gritaba del dolor. Se había quebrado la pelvis"

"Si teníamos problemas de salud, nos llevaban a una enfermera que nos inyectaba penicilina. Comíamos una vez, cuando nos levantaban a la tarde"

"Tenía prohibido cruzar la ruta. Nadie podía salir de ahí, por órdenes de sus maridos. Había muchos hombres armados que nos custodiaban"

"Mi mamá me buscaba y Fernando Gómez me amenazó. Tuve que mentirle a mi mamá que me había enamorado y le rogué que me dejara regresar a La Rioja"

"Había muchos códigos y se pagaban multas. Si estabas más de cinco minutos con un cliente y no pedía copa, multa. Nunca veíamos el dinero"

"Era incansable la cantidad de 'pases' que hacíamos. En esa época (1998) cobraban $ 10 los 'pases' y hacíamos 20 o 30 por día, cada mujer"

Planteos y celulares encendidos

Rechazo in límine.- Los abogados Carlos Posse, Roberto Flores y Jorge Cáceres recusaron al tribunal por permitir preguntas relacionadas con la prostitución en La Rioja en 1998. "Es anterior al hecho investigado. Pone en riesgo la imparcialidad del tribunal", dijo Cáceres. Los jueces, después de una hora de deliberación, rechazaron in límine el planteo. "La sola invocación de una pregunta considerada irrelevante por las partes, no encuentra el mínimo sustento legal para resolverse", concluyeron.

La situación de Irma Medina.- La secretaria Norma Díaz Volachec informó que que Irma Lidia Medina se encuentra detenida por una causa de drogas, a disposición del Juzgado Federal de La Rioja y de la Sala II de la Cámara Penal. Si se la requiere la trasladarán a su provincia, pero de martes a jueves estará en Tucumán.

¿Alguien tiene encendido un celular?.- Durante la tarde, la secretaria dijo que un teléfono celular de los abogados interfería con el sonido. Como la situación continuaba, el presidente Alberto Piedrabuena pidió colaboración. "No vamos a revisar a cada abogado. Apaguen el teléfono por favor", requirió.

Cruces en el ascensor.- Cuando Susana Trimarco estaba por subir al ascensor, vio que adentro estaba Cáceres. "Suba usted", le dijo ella. Luego, cuando Trimarco subía, en un piso esperaban los hermanos Rivero, que subieron a otro elevador.

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