Los vecinos de La Costanera se cansaron del "paco"

A pesar de los procedimientos la droga sigue vigente en los márgenes del río Salí, pero ya no apedrean los allanamientos de la Policía.

PAPELITOS DE COLORES. Las más de 700 dosis de paco secuestradas el sábado fueron desplegadas en la mesa. PRENSA DIGEDROP PAPELITOS DE COLORES. Las más de 700 dosis de "paco" secuestradas el sábado fueron desplegadas en la mesa. PRENSA DIGEDROP
27 Febrero 2012
Al que no pertenecía a ese submundo no lo dejaban ingresar. Las calles y los pasillos de La Costanera, en ambos márgenes del río Salí, eran una zona vedada hasta para los policías, que no podían actuar sin ser agredidos.

A fines de 2008, un asesinato desnudó una cara que hasta entonces permanecía oculta. La pasta base de cocaína, conocida en la jerga del lugar como "paco", hacía estragos en niños y adolescentes, que deambulaban por las calles buscando esa droga a la que se habían vuelto adictos.

El negocio del narcotráfico, en su último eslabón, estalló. Y aunque la realidad parece no haber cambiado (todavía se ven en las veredas y en los frentes de las casas los papelitos metalizados con los que se preparan los "ravioles, o a los chicos deambulando con la mirada perdida), los vecinos ahora aplauden cada procedimiento en el que se desbarata un quiosco de droga.

El sábado se realizó uno de los operativos más grandes desde enero de 2009, cuando los allanamientos a viviendas y la detención de los dealers pasaron a ser semanales. Antes de ayer se secuestraron más de 700 dosis de "paco", $ 11.000 y elementos que eran utilizados para el fraccionamiento de la droga. También fueron detenidas siete personas.

Más mujeres
"Durante 2011 en La Costanera se realizaron 45 allanamientos y se detuvieron a 70 personas", afirmó el jefe de la Dirección General de Drogas Peligrosas, Fabián Salvatore. El comisario manifestó que hay un trabajo sostenido desde hace tres años junto a la Policía Federal.

De los 70 detenidos, alrededor de 40 son mujeres. "Como en los primeros allanamientos detuvimos a los hombres, sus mujeres han tomado la dirección del negocio. Por eso, en los últimos procedimientos hubo más personas de este sexo detenidas", comentó Salvatore.

La mecánica no ha cambiado. Cuando un negocio es desbaratado, hay otro que toma su lugar. La situación de los menores adictos convierte en la zona a un mercado cautivo que siempre ofrece consumidores.

Normalmente, entre quienes son detenidos y los que se hacen cargo del negocio existe algún vínculo. Primos, compadres, hermanos, padres, hijos, vecinos, forman parte del negocio, y se van sucediendo uno al otro.

Apoyo
Salvatore comentó que en los primeros allanamientos que realizaron en la zona tenían que pedir refuerzos, ya que los vecinos y los clientes de los dealers los protegían con piedras y palos.

Sin embargo, en los últimos meses la situación cambió. Los vecinos se animan a denunciar cada vez más, y cuando se realiza un procedimiento y hay detenciones, los policías reciben el apoyo y agradecimiento de las madres y padres de los vecinos.

La promesa de mejoras en la zona también ilusionan a los pobladores. Una madre que supo marchar en la plaza Independencia para combatir a los dealers manifestó que hubo pequeños avances, pero que el flagelo de la adicción sigue, y los narcotraficantes se abusan de los chicos. Esta mujer ya no quiere que se publique su nombre. Dice que se cansó de que le apedreen la casa y que la amenacen. "Estoy enferma y he bajado un poco los brazos, como muchas otras madres. Pero no pierdo la esperanza de que esto cambie alguna vez. Hemos llevado una lucha en soledad por nuestros hijos; ojalá que esta vez las mejores no se queden en promesas", sentenció.

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