Como Alperovich en la neblina

Como Alperovich en la neblina

El gobernador regresó de Londres donde participó en la feria de turismo. La interpretación de los viajes del mandatario provincial. La seguridad se suma a una serie de problemas estructurales a los que les falta un plan.

Ayer a las 13.07 aterrizó parte de la comitiva tucumana que fue a la feria de turismo de Londres. Cuando un político en ejercicio viaja a algún lado está diciendo algo. Los tucumanos nos hemos acostumbrado a vacaciones cortas por cansancio y a salidas estratégicas que tienen como fin tomar decisiones trascendentales para la gestión. Por eso suele implicar todo un mensaje quiénes son los compañeros de ruta en las diferentes circunstancias. Las malas lenguas y los mal pensados se limitan a sostener que los viajes se emprenden por puro placer.
Esta vez el objetivo central, además del descanso, fue participar en la feria de turismo. Ello permite inferir que, de una vez por todas, la política del Gobierno provincial será poner el norte en el turismo, una industria que nunca termina de despegar en Tucson, porque las señales siempre han sido contradictorias, pero también porque el mandatario provincial no siempre ha compartido eso de la inversión. La ansiedad por rápidos resultados están dejando a la provincia sin la magna obra histórica.
Por las calles londinense caminaron José Alperovich, la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich, el senador Sergio Mansilla y el ministro del Interior Osvaldo Jaldo. ¿Qué hacía este último? Tal vez aprendiendo que, si Tucumán de una vez por todas decide vestirse de provincia turística y dejar de maquillarse, su área podría invertir en ese sentido. No es lo mismo San Pedro, Raco o Tafí del Valle a lo largo del año que en temporada. La infraestructura, los presupuestos, la organización, hasta el personal que tanto les gusta contratar no son los mismos. ¿Habrán hablado de estas cosas durante la estada en Londres? El rally Dakar -por citar un simple ejemplo- fue una aventura de 48 horas que volvió locos a los tucumanos, que dejó plata y que puso a Tucumán en los escaparates turísticos del mundo. ¿Volverá? ¿Se está trabajando para que vuelvan a revivir esa pasión?
En estos días quedó en claro que Aerolíneas Argentinas no ayuda a que una provincia del norte argentino despegue. "Señores pasajeros les pedimos disculpas, por las demoras, por las colas, por las esperas que en algunos casos fueron de más de dos días para viajar y también les pedimos disculpas porque viajarán sin comer nada por problemas gremiales en el servicio de lunch", dijo el piloto del vuelo 1.474, que aterrizó en nuestra provincia a las 16.40 de ayer. Después del dólar, el manejo de la empresa es una de las preocupaciones principales en la agenda de Cristina Fernández.
El turismo ha sido una asignatura pendiente en la gestión de Alperovich que también se llevó a marzo seguridad y droga. Después de nombrar en el área a Mercedes Paz -una figura, pero no una experta- y de tropezar luego con Roberto Martínez Zavalía, trajo a Bernardo Racedo Aragón, el tucumano que hizo despegar a Salta. Él encontró en Juan Carlos Romero a un gobernante dispuesto a seguir un plan y a que cada cosa que construyera Salta incluya un interés turístico de fondo, hasta el pavimento más corto. En cambio, el personalismo de José aún no ha podido plasmarse en un proyecto turístico de fondo, con miradas al futuro tucumano. Este viaje tal vez sirva para el despegue.

El equipo no funciona
"Cuando me vaya vamos a dejar todo tan ordenado que cualquier ciudadano podrá manejar el Ministerio", solía repetir Alperovich cuando era ministro de Economía del ninguneado Julio Miranda. Parece que esa política no funciona ahora que es gobernador. Durante su ausencia, el Gobierno se paraliza. Esta vez dejó en tierra al número 10 de su equipo para que reparta juego y ordene las tareas; pero Jorge "Roldán" Gassenbauer fue simplemente un jugador más a la espera del técnico. El DT suplente, Regino Amado, sólo entró a la cancha para que no le tiren piedras al Ente de Infraestructura y al presidente de ese club, "Tano" Alfaro. El equipo no anda cuando el técnico vuela y, lo que es peor, cuando no hay quién defienda. Se vuelve inseguro porque el Ministerio de Mario López Herrera no tranquiliza y, para peor, se queda sin voz en los momentos en los que al menos debiera dar explicaciones. Iván murió por una mochila con un balazo en la cabeza a 12 cuadras de la plaza más promocionada, cuidada y publicitada -aunque no transparentada- de la ciudad. A López Herrera, experiencia, le sobra; políticas de Estado, le faltan.
A Alperovich le ha dado resultado su política de mucha plata para hacer la mayor cantidad de cosas posibles que se lucen en la periferia, en el comercio y en el campo; pero no ha fallado en estos ocho años en las políticas de cuestiones estructurales. El sistema aplicado por Alperovich implica arrasar con aquello que no funciona. Traza una línea y hace como si antes nada hubiera ocurrido, como si no existiese, y funda algo nuevo. Sin dudas, esa actitud es vendedora, impacta; pero no consigue transformar una realidad que tiene un pasado y una historia viviente que no desaparece por un decretazo. Los ejemplos sobran. Pasó eso con la ley de 4AM: después de la incomprensible muerte de Paulina Lebbos se inventó el cierre de los boliches a esa hora. Los "after" y las fiestas descontroladas han surgido como hongos; y la realidad social de los jóvenes no ha cambiado, sin embargo. El marketing de las 4AM ha intentado maquillar otra realidad imposible de soslayar. A Paulina la llevaron en un taxi trucho. "Borrón y cuenta nueva", se ordenó; y ahí andan los Sutrappa. Es cierto que todos los taxis ahora son blancos y parecen legales, pero se siguen contando de a cientos los ilegales y el viernes a la 1 de la madrugada, los asesinos de Iván se subieron a un taxi conducido por un chofer de dudosa reputación. Los viejos taxistas merodean el Concejo Deliberante y mientras esquivan las cámaras puestas por el Gran Hermano Ignacio Golobisky piden blanqueos y que algunos ex legisladores dejen de tener pingües ganancias con sus flotas de taxis. Más patrullas, más camionetas, más autos, más radios, más policías, más metros cuadrados de cárcel no es una política de Seguridad.
El modelo alperovichista seduce y genera copias. El rector de la Universidad Nacional de Tucumán, Juan Cerisola, recibió esta semana una carta del Colegio de Arquitectos en la que le preguntan por qué muchas de las obras que se encaran no tienen un concurso previo y, específicamente, piden que se lo haga para la remodelación de la ex Central Eléctrica de Agua y Energía, que se convertirá en un complejo áulico en la avenida Sarmiento al 1.000. Ni hablar del innecesario papelón en el que quedó inmersa la facultad de Bioquímica al no dejar que se vea una película de Pino Solanas. Una prohibición poco decorosa para la UNT.
Alperovich se pasará todo este fin de semana interiorizándose de cómo siguió la historia mientras él no estuvo. El gobernador no va a notar diferencias: de la neblina londinense se encontrará con la brumosa realidad de la comuna de Colombres, donde se rinden cuentas con papelitos de emprendimientos que "son como subsidios", tal cual reconoce su delegado. Pero más espesa es la atmósfera de la seguridad. "Marche un plan por ahí"...

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