El alarmante giro de la sociedad

El alarmante giro de la sociedad

La capacidad de comunicadora de Cristina Kirchner, en el caso Candela y, en el Día de la Industria sirvió a diversas interpretaciones.

La presidenta de la Nación es, sin dudas, la mejor comunicadora de la Argentina. Dentro del estilo de línea directa con la gente que apenas usa la intermediación del periodismo, de lo que se jacta el universo K, Cristina Fernández ha corregido y aumentado el carisma de acercamiento que naturalmente posee por inteligencia y postura, a lo que le sumó para la imagen el drama de la viudez y, la mayor seguridad que le otorga haber acrecentado su poder.

El infame asesinato de Candela Rodríguez y la avidez por los dólares que se vivió el viernes pasado en la City, tras su mensaje por el Día de la Industria, son dos ejemplos totalmente diferentes, hasta banal el segundo en relación al drama social del primero, pero igualmente válidos para marcar cómo la impronta personal de la Presidenta es la que marca el compás de las agendas.

Aunque a veces ella sature las pantallas y muchos digan que cambian de canal, lo que dice y hace a diario tiene un peso determinante, porque llega y es interpretado sin red por la opinión pública. Eso se llama respeto de mucha gente por la investidura, pero además, sensación de que hay alguien al comando. Ese fue un valor muy apreciado en los primeros años de Néstor Kirchner, tras el "que se vayan todos" de 2001.

Siempre Cristina ha tenido altísima exposición y seguro que sabe muy bien que ser una comunicadora de fuste la obliga a tener también alta responsabilidad en lo que dice y hace y, sobre todo, en hacerse cargo de lo que surge de sus palabras y acciones. Estos son los costos de haber elegido el encumbrado perfil que eligió, disposición que cuando las cosas se complican algunos colaboradores tratan de matizar o aún de negar.

Hace dos miércoles, la Presidenta recibió en la Casa de Gobierno a Carola Labrador, la mamá de la chiquita que había desaparecido apenas 72 horas antes. Las crónicas cuentan que, con un gran sentido solidario, atendió un pedido de audiencia de la señora quien, al salir de la reunión, explicó que "me escuchó como madre y me dijo que cuento con ella para lo que necesite". Al haber llegado a la máxima instancia, ese mismo día, el caso Candela adquirió su máxima visibilidad, ya que todos los medios, oficialistas y opositores, comprendieron la importancia del asunto y se dedicaron a expandirlo.

Sin recordar ese episodio clave o quizás intentando disimularlo, la jefa del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, quien se llama casualmente igual que la Presidenta, salió a fustigar la campaña de búsqueda de Candela que inició la Red Solidaria con un grupo de actores: "No tengo elementos para decir que hubiera aparecido con vida, pero sí puedo asegurar que el circo mediático y la campaña con famosos obstaculizaron la Justicia. Zapatero a tus zapatos", les dijo a quienes quisieron colaborar con su cara para movilizar a la sociedad. En todo caso, vale marcar que cuando los famosos se mostraron, Candela ya estaba muerta.

La crítica de la otra Cristina Fernández, como las que se han escuchado por estas horas de funcionarios y militantes K, apuntó a lo que se ha considerado como la mediatización perversa del caso, dejando de la lado que en la tarea de difusión había colaborado de modo determinante su homónima. Por protegerla, la dejó en evidencia. Sin embargo, el fondo del asunto pasa esencialmente por otro lugar, ya que hay una serie de componentes políticos e ideológicos que vale la pena puntualizar.

¿Protegerla de qué? A ver: a 50 días de las elecciones los políticos del oficialismo, quienes lideran con tanta comodidad las encuestas, lo que menos querían era tener en las calles una masiva manifestación popular reclamando por cuestiones de seguridad, ya que este tema es el que más preocupa a los ciudadanos.

De allí, el silencio de las autoridades nacionales por sacarse de encima el asunto y, desde la provincia de Buenos Aires, el cuidado de Daniel Scioli por mostrarle a la TV la versión del reconocimiento del cadáver que editaron sus propias cámaras, mientras áreas de su competencia iban filtrando las novedades a la prensa. Hasta apareció una cinta desconocida por la investigación de la que nadie se hace cargo.Justamente, esta grabación sospechosa de origen fue la que comenzó a cambiar la percepción ciudadana sobre la calidad de la sangre derramada. Por lo que se ha visto, una cosa parece ser la muerte de una chica levantada al voleo por tratantes de blancas en una esquina del conurbano, lo que se creía, y otra, el asesinato de alguien que fue secuestrada para extorsionar a un grupo familiar donde se dice que campeaba el delito, como si el tráfico de drogas fuese algo de menor inseguridad que una violación seguida de muerte. Pero el resultado final fue así, ya que la bronca contra el Estado pasivo mutó en buena parte de la gente por la bronca contra la familia, a la que ahora se presenta al margen de la Ley. Lo más terrible es que todo indica que Candela será olvidada enseguida, ya que pasó de ser una desaparecida de primera categoría a integrar la de los muertos de segunda.

Después están los aspectos ideológicos, ya que el kirchnerismo ha planteado dos cuestiones. La primera, que los medios no alineados estaban presentando el caso como un episodio de "inseguridad" y, por lo tanto, sus operadores se alegran de que la "operación" haya sido "desmontada" y la segunda, que las ONG, como la Red Solidaria, son hijas de los años ?90 y que esa sospecha las inhabilita para manejar este tipo de episodios. Según la evaluación que realizó el titular de la Red de Observatorios Universitarios de Medios, Víctor Ego Ducrot sobre la difusión del caso Candela, "el andamiaje mediático arrasó con la emoción colectiva, convirtiendo al caso en ?conmoción nacional?. En ese clima, aparecieron los ?famosos?, asumiéndose como militantes de un reclamo instalado desde los mecanismos de producción de sentidos hegemónicos".

Lo notable es que para remediar los evidentes excesos de los movileros, compelidos a estirar sus parlamentos siempre sobre la misma imagen o dando información al voleo o de los productores que se lo ordenan al ritmo del "minuto a minuto", ya se han empezado a escuchar voces que plantean que se elabore un "protocolo" para que la toda la prensa lo siga en casos de conmoción pública. Bien podría solicitar el ministro del Interior, Florencio Randazzo, que se elabore otro para cuando se necesite reflejar a través de la prensa declaraciones de un juez, como Manuel Blanco, quien criticó aspectos centrales del escrutinio provisorio, lo que provocó dos días de airadas reacciones del funcionario contra La Nación y Clarín.

La idea de quienes han encontrado una veta para apuntalar una visión de la realidad acorde a sus ideas, en todo caso otra hegemonía, apunta a instalar un régimen único que deberán seguir todos los medios, algo tan dirigista como las medidas paraarancelarias que frenan importaciones o las penalizaciones que se le impondran a los distribuidores de películas extranjeras si ocupan más de cierta cantidad de salas.

Al final, ese tipo de instrumentos devienen en el cercenamiento de libertades, como la menor posibilidad de los ciudadanos de acceder a un producto o a películas o, si se avanza en el "protocolo", de elegir qué leer, ver o escuchar en los medios.

En desactivar este flanco fue vital la presión que se le hizo a los actores y a la Red Solidaria para que no realicen la marcha de esclarecimiento que habían proyectado. Precisamente, el segundo punto de la ofensiva K se dio por este lado, ya que la aparición de esta ONG y a otras de similares características, la intelectualidad K las tiene entre ceja y ceja. Según un profesor de la Universidad de La Plata, se trata de "instrumentos que el neoliberalismo pensó como sustitutos del Estado", pero está claro que si siguen existiendo es porque algún estamento no cumple con su rol.

El otro tema dónde la Presidenta mostró su potencia como comunicadora fue en el discurso que realizó para celebrar el Día de la Industria, ya que abrió el juego a múltiples interpretaciones y reacciones. En él, Cristina dijo, sugirió y mostró cosas impensadas para sus cuidadosos estándares y habló de distorsiones, de revisiones y correcciones, palabras generalmente borradas del léxico K.

Pese a que no todas son rosas en la interna empresaria sobre la postura de acercamiento al Gobierno que ha mostrado Ignacio de Mendiguren, los industriales se restregaron las manos, ya que la Presidenta llegó a Tecnópolis con la ofrenda de la devaluación del último mes y con la promesa de un cierre algo mayor de la economía. Tampoco hay paz dentro del Grupo de los Seis, ya que el mismo de Mendiguren se permitió decir que en el almuerzo de los popes que se hizo en la Bolsa "hubo un tironcito de orejas" para el titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, porque "radicaliza" su discurso y "no quiere dialogar", sino "cambiar gobiernos". El presidente de la UIA explicó que en cuanto a discursos, "el G-6 podía optar por uno o por otro y optó por el mío".

Dos fuentes presentes desmintieron rotundamente que el episodio y este tipo de referencias hayan existido y una de ellas señaló que "el Vasco (por de Mendiguren) se está apuntando para un ministerio". En medio de esos tironeos empresarios, los opositores supusieron que la Presidenta había reconocido en el discurso las fallas del modelo, mientras que el kirchnerismo interpretó que, debido a la fortaleza que le habían dado las primarias, Cristina estaba en condiciones de ser algo más flexible y hasta de conceder el reconocimiento de algún error. Los mercados, más pragmáticos, interpretaron que la sinceridad del discurso presidencial era el prolegómeno de una aceleración en el ajuste del tipo de cambio, que sólo necesitó que Brasil bajara la tasa y permitiera la devaluación del real para correr al dólar.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios