En los últimos años, se vienen produciendo catástrofes ambientales. Varias de ellas habían sido anticipadas por los expertos, que fueron desoídos o minimizados. Por ejemplo, desde la primera Conferencia sobre el Medio Ambiente, ocurrida el 5 de junio de 1972 y convocada por la Organización de las Naciones Unidas, se sabe que el crecimiento de las urbes y sus automóviles generan la polución que afecta a la atmósfera; que las grandes industrias producen desechos que luego contaminan las aguas y matan especies animales; que las fumigaciones que protegen las cosechas de plagas a veces son las responsables de una ruptura en el equilibrio ecológico del suelo, y todo ello sin contar las actividades dañinas del hombre cuando ataca el medio ambiente con la tala indiscriminada de bosques, la excesiva extracción de áridos o la caza de animales.
En estos días, la extracción de áridos en el lecho del río Caínzo, uno de los tributarios del río Muerto, despertó el temor de los vecinos. Según pudo comprobar nuestro diario in situ, la deformación del cauce se percibe de lejos. Como consecuencia de la sustracción de material, se moldearon barrancos a los costados de más de tres metros de altura y hay pozos tan grandes que parecen cuevas. Los puntos de vista sobre esta acción son diferentes. Mientras los vecinos del lugar sostienen que en el último lustro, la actividad no se detuvo y que el deterioro es cada vez más alarmante en el piedemonte, funcionarios de la Dirección de Minería aseguran que el nivel de extracción de material lítico es normal y que no se corre ningún peligro.
Los pobladores, que se dedican a la producción de citrus, han solicitado que se construya un puente para no quedar varados del otro lado del río Caínzo porque en verano cuando este crece, tienen dificultades para atravesarlo. Sostienen que las últimas lluvias provocaron que el río quedara socavado y provocó el deterioro del camino de acceso, impidiendo la circulación normal de vehículos. "La situación señalada es agravada por la extracción indiscriminada de áridos llevada adelante por personal de Vialidad", señalaron los moradores que efectuaron denuncia ante la Dirección Provincial de Vialidad, la comuna rural de Cebil Redondo y la Dirección de Minería a fin de frenar las extracciones de áridos.
No obstante, el director provincial de Minería minimizó el reclamo de los moradores y declaró que están extrayendo el árido excedente de ríos y arroyos porque Yerba Buena está creciendo hacia el cerro. Señaló que la gente exagera cuando dice que se va a caer el cerro. "Si fuera así seríamos los primeros en impedir la extracción", sostuvo.
No sólo en la zona oeste, al pie del cerro, se efectúa la extracción de ripio, sino también en los arroyos Frontino, Aguas Blancas, Doña Hortencia, Las Conchas, Las Cañas y Las Piedras, que alimentan el río Muerto.
A mediados de enero pasado, pobladores de Yerba Buena se alarmaron por la peligrosa extracción de áridos que venía efectuándose en el río Muerto que atraviesa el Parque Sierra de San Javier que administra la Universidad Nacional de Tucumán. Según una ambientalista, el ancho del río se había triplicado y el lecho había sido saqueado hasta el suelo mineral. Explicó que se habían formado barrancos a orillas de más de dos metros de altura, de dónde sobresalían las raíces de los árboles.
La calma del funcionario contrasta con la preocupación de los vecinos, seguramente porque no vive a la vera del río Caínzo o del Muerto. Curiosamente, cuando ocurren catástrofes ambientales o inundaciones de poblaciones en nuestro país, la única culpable suele ser la naturaleza. Para mayor tranquilidad de la comunidad, sería positivo que el Estado brindara a los ciudadanos la información adecuada y que integrara a las organizaciones ecológicas en el control de esta actividad.