"Se trataba de un señor que decía que era dios"

"Se trataba de un señor que decía que era dios"

08 Mayo 2011
- Dios mío, ¿fue un viaje de vida que se volcó en un libro, o viajaste ya pensando que esa experiencia se volvería un texto?
- Fue un viaje pensado desde el principio como relato, como libro.
 
- ¿Por qué la India, por qué Sai Baba?
- La India porque llevaba muchos años deseándola, y cuando descubrí que había empresas que estaban más o menos dispuestas a pagarme para que fuera a ciertos sitios y lo contara, no se me ocurrió ninguno que me atrayera más que ese subcontinente lleno de ambigüedades, de distancia, de malos entendidos. Y Sai Baba porque la creencia es algo que siempre me interesó particularmente y, en ese caso, se trataba de un señor que decía que era dios y miles de señores y señoras que se lo creían. Era una oportunidad única para ver la religión en acto.

 - ¿Cómo ves la fe, la fe en sí y la fe en Baba?
- La fe fue, te habría dicho hace un par de décadas, y me habría equivocado. Después de tanto hablar de la caída de los dioses y la disolución de las religiones, vivimos en un mundo donde buena parte de los conflictos tiene origen religioso. Con lo cual la fe mantiene su utilidad: sigue sirviendo para dividir, para hacerte creer que sos mejor que el otro, y para sacarte el miedo horrible de una vida que no tiene demasiado sentido y que, encima, es demasiado corta.

- ¿Qué te decidió a reeditar el libro casi 20 años después de la primera edición?
- En realidad, Dios mío sale como parte de un plan más general en que Planeta y Seix Barral van a reeditar siete u ocho libros míos, incluyendo a Bingo! -que ya salió-, El tercer cuerpo, La noche anterior, La guerra moderna, Extinción y alguno más.

- Sai Baba muere justo en la semana en que se reedita tu libro. ¿Te ha merecido alguna reflexión esto?
- Sí: que hay gente capaz de cualquier cosa por un poco de prensa.

© LA GACETA

Fragmentos de Dios mío

"Los sistemas religiosos se basan en la existencia de lo 'sobrenatural' y lo 'sobrenatural' suele ser una suposición: es incómodo dedicar la propia vida a seguir un camino que tendrá su justificación y su recompensa en una instancia que sólo se podría comprobar después de esa vida. Las grandes religiones monoteístas, ya demasiado consolidadas, proponen ese intercambio: si seguís mis reglas en la vida, te salvás en la muerte". 

* * *

"Ahora, la creencia me sigue pareciendo un mecanismo suavemente perverso, un truco majestuoso, pero los que consiguen sumergirse en ella suelen darme la mayor envidia. Los imagino tan tranquilos, tan respaldados por esas verdades infinitas, tan armados para enfrentar lo intolerable, lo radicalmente estúpido de vivir o morir. Y a veces me sorprendo preguntándome si yo ya no podré".

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