Casi hijos, las mascotas caben en la cartera de la dama

Casi hijos, las mascotas caben en la cartera de la dama

Los perros pequeños, muchos de ellos humanizados por sus dueños, se han convertido en el mundo en grandes consumidores de moda

REFASHION. Fleco, un minitoy de tres años, es parte de la vida de Jeminah y de su esposo. Aquí, con su dueña. REFASHION. Fleco, un minitoy de tres años, es parte de la vida de Jeminah y de su esposo. Aquí, con su dueña.
29 Abril 2011
Debajo del flequillo, los ojos de Cindy miran como si estuvieran permanentemente enojados. Marta, su dueña, asegura que es una cuestión genética, un gesto de raza, porque Cindy es la compañera ideal. Y cuenta que hasta comparten la cama. En la casa de Marta, en el barrio Sur, también hay un ovejero alemán. Pero la sillita de madera (hecha a medida), la cucha de mimbre con almohada color rosa e imprimé con dibujos de ositos y el guardarropas con cinco vestidos (entre ellos, uno de tul y otro de polar) sólo le pertenecen a Cindy, la pekinesa de la familia.

En un negocio de Barrio Norte, el minitoy Fleco luce uno de los 30 vestidos que integran su guardarropas. Ayer, el can diminuto anticipó su visita ritual de todos los viernes a la peluquería: modelar para LA GACETA bien valía el esfuerzo.

Yeminah, la dueña del perro, cuenta que lo compró hace tres años, cuando vivía en un departamento y se sentía sola. "Hace un año nos casamos con mi esposo. Todavía no tenemos un bebé, pero Fleco reemplaza el lugar de un hijo. Adonde voy, él va conmigo. El tiene su placard, y cuando voy de viaje le traigo algo para él. Cuando está en el negocio sin ropa, mis clientas me preguntan por qué lo tengo desvestido", cuenta la joven. "Mis amigas me dicen que estoy medio loca. Fleco duerme en la cama, en el medio, con mi marido y conmigo", confiesa la joven. ¿Y cuando llegue el bebé?, le pregunta LA GACETA. "Cuando llegue mi bebé... Lo pienso todo el tiempo, y no sé qué voy a hacer", se queda pensando en voz alta Jeminah.

Cindy y Fleco son parte del fenómeno small is beautiful (lo pequeño es hermoso) que se ha apoderado de la gente que ha elegido tener mascotas de poco porte.

Los últimos datos de perros de criaderos disponibles de la Federación Cinológica Argentina ratifican esa tendencia: hasta hace cuatro años, el perro de criadero preferido por los argentinos era el Golden retriever: en los últimos años, el caniche (en todas sus versiones, standard, toy y minitoy) se ha ganado el corazón de los argentinos, pero también son cotizados el Schnauzer miniatura, el chihuahua, el Shih Tzu, el bulldog pequeño y el Bichon Frize, entre otras de las mascotas que no exceden los 10 kilos (es el límite para lo que se entiende como un perro chico).

¿Por qué la moda small? La explicación más a la vista está en el tamaño de las viviendas, aunque también inciden las cuestiones de mantenimiento, sobre todo en lo que respecta a la alimentación y la creencia de que el perro chico es menos violento que el grande.

Sin embargo, no siempre es así. "La mayoría de los perros chicos tienen mal carácter porque el dueño no le pone cotos. Al verlo tan chiquito, dicen, ?pobrecito, no le podés poner límites?. Entonces, el perro ya va traspasando cada vez más la barrera. Y cuando era chiquito mordía y jugaba como un juego; pero se va haciendo grande; y a los ocho, nueve, 10 meses, se convierte en un adulto. Y a esa edad, ya hace lo que él quiere", advierte la médico veterinaria Roxana Martínez.

La experta advierte sobre los riesgos que conlleva la "humanización" del perro. Cita el caso de las hembras: "cuando están tan pegadas al dueño, el servicio (con un macho) resulta muy dificultoso". Y cuando la mascota vive "en upa", no le permiten que se acostumbre al movimiento y a circular con libertad. ¿Hay un protocolo básico para tratar a una mascota? "Alimentación, salud y entretenimiento, considerando la importancia de la vida al aire. Al animal hay que darle amor, pero no tratarlo como un ser humano", enfatiza.

Los límites

Entre las fronteras planteadas se encuentra la de no compartir la cama con el animal: el límite, se señala, está en ponerle al perro una cucha dentro del dormitorio.

Parece que celar también es cossa de perros: cuando en una casa hay un perro grande y otro chico, el más pequeño se gana la atención de la familia. ¿Hay celos? "Por ahí, el perro grande se hace agresivo al ver que el perro chiquito está dentro de la casa, y a él lo dejan afuera. Por eso, cuando son cachorros se les trata de inculcar que se vayan acercando de a poco y que vayan permaneciendo juntos. Sin embargo, en el 80% de los casos, los perros chicos terminan adentro de la casa", evalúa la veterinaria.

¿Y el guardarropas? "Vestir animales -reflexiona la doctora Martínez- es una cuestión de humanización. Refleja lo que al humano le gusta ver en el perro".

En cualquier negocio de mascotas se pueden encontrar vestidos de hasta $100 y zapatitos tejidos que llevan en la planta del pie la imagen de un hueso ($80). También hay botas de lluvia. Pero no son mera coquetería: por más amor que haya, ni al más mimado se le perdona que deje en el piso recién lavado las huellas de sus patitas al caminar.

Perros chicos

$130 mensuales se requieren para alimentarlo con el mejor alimento balanceado.
$55 es el costo de una visita a la peluquería. 
$25 cuesta la vacuna antiparásitos.

Perros grandes

$500 es el costo mensual de la alimentación, con el mejor alimento balanceado.
$100 es el costo de una visita a la peluquería.
$25 cuesta la vacuna antiparásitos.

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