El duelo del noroeste

El duelo del noroeste

Alperovich y Urtubey son dos competidores por el liderazgo de la región. El salteño enfila a la Rosada mirando a 2015, mientras que el tucumano aún debe la elección provincial. La anemia opositora favorece al Gobierno

Los claroscuros de la política se pintaron con nitidez en estos últimos días. La elección de Salta confirmó la continuidad del gobernador Juan Manuel Urtubey por cuatro años más. Desde ese momento, planteó su proyecto presidencial para 2015, con basamento en el liderazgo de la región. Según el escrutinio oficial, el salteño obtuvo el 60% de los votos.
¿Podrá José Alperovich equiparar o superar ese porcentaje con ocho años de desgaste a cuestas? Es condición previa que se desplomen las objeciones a la constitucionalidad de su tercera chance, lo que se definirá en la Corte Suprema de Justicia, en un proceso que asoma complicado.
Alperovich se mueve con soltura, en medio de la atonía de la oposición, y descuenta que los bretes judiciales se superarán sin problemas, por lo que podrá ir por la re-relección. Lo que pasaba en Salta no le fue indiferente. Siempre se conjeturó que existía una rivalidad larvada con Urtubey, suposición que se vio respaldada con la presencia de un funcionario de Alperovich, Rolando Alfaro, en uno de los cuarteles electorales de Alfredo Olmedo, el candidato que avaló Mauricio Macri.
Dicen que hubo disgusto con la  forma en que se expuso Alfaro, porque comprometió ostensiblemente a Alperovich con el bando perdedor. Urtubey, diplomáticamente, eludió un cuestionamiento público, pero insistió en su visión federalista de la política. Explotó al máximo la provincialización de los  comicios y se enfrentó con el líder camionero Hugo Moyano, a quien tildó de piantavotos.
Salta eligió gobernador, no un delegado del gobierno nacional, planteó Urtubey, antes y después de las elecciones del domingo pasado. La senadora Beatriz Rojkés, a la sazón presidenta del PJ, marcó diferencias con el mandatario de la provincia vecina. Está seguro de que su esposo jamás hablaría de ese modo, dijo a LA GACETA. Las osadías discursivas están prohibidas.

Procedencias diferentes
"José es muy franco, no es un especulador. En cambio, (Urtubey) tiene un vicegobernador de un partido opuesto (Andrés Zottos). Seguramente en la fórmula no lo tendríamos. Sería el límite", sintetizó la primera dama de Tucumán. En rigor, el gobernador salteño es peronista de origen, a diferencia de Alperovich, de procedencia radical. Es también un dato histórico. La diferencia de estrategia es clara. Urtubey optó por amurallarse en su distrito sin enfrentar a la Casa Rosada, pero logró posicionarse para 2015, con una postura que cayó bien aun en las filas del Peronismo Federal.
No dudó, desde luego, en fragmentar partidos huérfanos de poder como la UCR y los renovadores, para anularlos como factores de control en Salta. En esto no se diferencia del tucumano, pero sí en la proyección futura, delimitada con firmeza, así como también en su choque sin vueltas con el cegetista Moyano. No quiere que el sindicalismo le marque el territorio a la política.
Qué hacer en 2015 es una incógnita para el alperovichismo. Doce años de gobierno continuo erosionan, pero sueña también una nueva reforma constitucional que le despeje el camino a la reelección indefinida.
Estas cavilaciones no le impiden a la Casa de Gobierno practicar algunas piruetas que desagradaron en Buenos Aires. Se dice que importantes funcionarios del kirchnerismo -con acceso a la cúspide del poder- no ocultaron su enojo ante el propio gobernador, porque se les informó que en Lomas de Tafí, se exhibían carteles publicitarios sin el eslogan Presidencia de la Nación. Ese es un pecado que Buenos Aires no perdona.
Las fisuras desaparecen en las cuestiones de fondo. Este gobierno no ha corregido absolutamente nada de la Administración de Programas Especiales (APE); por el contrario, ha profundizado el desmanejo de lo que significan los fondos de las obras sociales, advirtió el senador radical José Cano en la última sesión de la Cámara Alta.
En ese debate cuestionó la pretensión del sindicalismo de reclamar $ 6.000 millones para las obras sociales. El último pago de $ 300 millones con ese destino hizo suponer a Cano que ni el ministro de Salud Pública, Juan Luis Manzur, ni el gerente de la APE, Manuel Martín Alves, fueron obstáculos para plasmar la reconciliación. La pelea entre Hugo Moyano y la Presidenta se asemeja a la de Titanes en el Ring, porque parece que se pegan pero no se pegan, ironizó el senador radical.
 Razones encontradas
La oposición le facilita las cosas al Gobierno. La UCR está inmersa en una discusión política que le quita fuerza, unidad y proyección. Está en una crisis de identidad. A la vez, el Peronismo Federal se desbanda. Con enemigos así, Cristina gana en primera vuelta, razonan fervorosos enemigos del proyecto K. El capítulo regional de la primaria abierta entre Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá voló por los aires en Tucumán. El entorno del bonaerense arguyó que Rodríguez Saá resolvió unilateralmente que sólo se votase en las ciudades capitales de provincia, cuando en Tucumán debían habilitarse mesas en seis ciudades de más de 30.000 personas.
Los hombres de Duhalde dejaron entrever que temían la interferencia de elementos alperovichistas en la elección de hoy. La amistad que aquel dijo que había mantenido con Alperovich, despertó una ola de suspicacias, que se procuró desalentar con hechos.
Fuentes políticas citaron, así, la presencia de punteros cercanos al concejal Juan Carlos Mamaní y al diputado nacional Gerónimo Vargas Aignasse, entre otros políticos del justicialismo. El ex gobernador santafesino José María Vernet dialogó con ellos en los últimos días. Creen en el duhaldismo que la Casa Rosada estaba interesada en que el ex presidente fuera derrotado en Tucumán. Extrañó también que uno de los operadores visibles de Rodríguez Saá fuese el dirigente republicano Pablo Calvetti. El gobernador sanluiseño denunció, a su vez, la interferencia del aparato sindical de Luis Barrionuevo y de Gerónimo "Momo" Venegas, cuyas prácticas patoteras rechazó. Más allá del cruce de acusaciones y réplicas, el propio Duhalde sintetizó mejor que nadie la imagen que se instaló en la opinión pública. Es un papelón, dijo.
Rodríguez Saá insistió con su plan de instalar la idea de que ganó la pelea por abandono de Duhalde. Los votos que saque hoy abonarán esa tesis. El escándalo salpicó al Peronismo Federal de Tucumán, que salió a pedir nuevas elecciones. Algo improbable, por cierto.
 Ahora bien, la única ganadora de todos estos desencuentros es la presidenta Cristina Fernández. De la inactividad opositora local, Alperovich.

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