Por Jorge Figueroa
13 Abril 2011
Una bicicleta apoyada en un rincón y el infaltable asado dominical; el ritual del "Gualicho" y una tarde animada en un bar. Las escenas cotidianas se encuentran aquí y allá en las obras del I Salón Regional de Pintura del NOA, que, organizado por la Fundación Cultural de Santiago del Estero, se abrirá esta noche a las 20.30 en el Museo Timoteo Navarro.
De conjunto, una rápida mirada encontrará la presencia de estilos y corrientes diversas: la abstracción, por ejemplo, en la tela de Estela Alberto (Santiago del Estero) y, muy cerca de ella, "La bandera al rincón", de Daniel Sarmiento (Catamarca) o la misma "La vuelta del perro" de Giselle Isetta (Catamarca). Y, sin dudas, la exquisita composición de Enrique Salvatierra (segundo premio, "Sueño blanco en las montañas") que con sutiles texturas y grafías, bien puede leerse (y tocarse) como una página. Los signos, apenas insinuados, apenas visibles, rodean a esta obra de un misterio y de un clima que obliga a una mirada detenida.
Pero es la figura humana la que continúa en el centro de las preocupaciones artísticas, aún cuando ella esté ausente: en el acrílico de Roberto Koch ("Asociación III", primer premio), un canasto pende del extremo del cuadro, sobre un fuerte fondo azul, y a su alrededor una serie de fragmentos de objetos, construcciones y hasta personajes parecen flotar en ese universo. La composición de esta obra es, tal vez, uno de los datos más interesantes a tomar en cuenta. Y en "La Bici" de Rubén Kempa (tercer premio), es el diseño con marca propia el que se despliega, rompiendo falsas barreras entre arte y diseño.
Hay obras curiosas: el óleo de Víctor Quiroga parece irreconocible dentro de su producción: el rostro de "Elpidio y el almamula" conmueve con su dolor y furia contenidas, y en sus ojos los dragones escupen fuego. Los tipitos de Alejandro Contreras Moiraghi están atados en un día de paseo, y seres angustiados buscan salvarse en "Los últimos días de la tierra" (Marcelo Lazarte). Otra obra rodeada de misticismo es la de Jorge Lobato Coronel, en la que, fiel a su estilo, incorpora una esculturilla de Jesucristo con una ofrenda floral. Y sorprende también "El caballero del cerezo", de Rolo Juárez, con una pintura lejana al pop.
Las telas de Mario Vidal Lozano, Ricardo Touriño, Mario Martínez, María Celina Galera, Luis Martearena, Roberto Aguilera Vizgarra, o las de Alfredo Frías, Damián Díaz, Omar Mancilla, Pablo Accinelli y Romina Postigo no pueden soslayarse en la visita a esta exposición de buena pintura. Pero en lugar de titularse "Otra mirada", debería llamarse "Otras miradas", porque la región no constituye estilo, y menos una mirada.
De conjunto, una rápida mirada encontrará la presencia de estilos y corrientes diversas: la abstracción, por ejemplo, en la tela de Estela Alberto (Santiago del Estero) y, muy cerca de ella, "La bandera al rincón", de Daniel Sarmiento (Catamarca) o la misma "La vuelta del perro" de Giselle Isetta (Catamarca). Y, sin dudas, la exquisita composición de Enrique Salvatierra (segundo premio, "Sueño blanco en las montañas") que con sutiles texturas y grafías, bien puede leerse (y tocarse) como una página. Los signos, apenas insinuados, apenas visibles, rodean a esta obra de un misterio y de un clima que obliga a una mirada detenida.
Pero es la figura humana la que continúa en el centro de las preocupaciones artísticas, aún cuando ella esté ausente: en el acrílico de Roberto Koch ("Asociación III", primer premio), un canasto pende del extremo del cuadro, sobre un fuerte fondo azul, y a su alrededor una serie de fragmentos de objetos, construcciones y hasta personajes parecen flotar en ese universo. La composición de esta obra es, tal vez, uno de los datos más interesantes a tomar en cuenta. Y en "La Bici" de Rubén Kempa (tercer premio), es el diseño con marca propia el que se despliega, rompiendo falsas barreras entre arte y diseño.
Hay obras curiosas: el óleo de Víctor Quiroga parece irreconocible dentro de su producción: el rostro de "Elpidio y el almamula" conmueve con su dolor y furia contenidas, y en sus ojos los dragones escupen fuego. Los tipitos de Alejandro Contreras Moiraghi están atados en un día de paseo, y seres angustiados buscan salvarse en "Los últimos días de la tierra" (Marcelo Lazarte). Otra obra rodeada de misticismo es la de Jorge Lobato Coronel, en la que, fiel a su estilo, incorpora una esculturilla de Jesucristo con una ofrenda floral. Y sorprende también "El caballero del cerezo", de Rolo Juárez, con una pintura lejana al pop.
Las telas de Mario Vidal Lozano, Ricardo Touriño, Mario Martínez, María Celina Galera, Luis Martearena, Roberto Aguilera Vizgarra, o las de Alfredo Frías, Damián Díaz, Omar Mancilla, Pablo Accinelli y Romina Postigo no pueden soslayarse en la visita a esta exposición de buena pintura. Pero en lugar de titularse "Otra mirada", debería llamarse "Otras miradas", porque la región no constituye estilo, y menos una mirada.
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