"La taquigrafía me abrió muchos caminos"

"La taquigrafía me abrió muchos caminos"

Martín Córdoba nació con una discapacidad motriz; no obstante, logró destacarse en "el arte de escribir tan deprisa como se habla".

EN SESION. Córdoba integra el cuerpo de taquígrafos parlamentarios, al que ingresó por concurso en 1996. Desde este año está en planta permanente.  LA GACETA / FRANCO VERA EN SESION. Córdoba integra el cuerpo de taquígrafos parlamentarios, al que ingresó por concurso en 1996. Desde este año está en planta permanente. LA GACETA / FRANCO VERA
06 Diciembre 2010
Quienes creen en el destino experimentarán un enorme placer al descubrir los caminos que recorrió la vida de Martín Córdoba. El protagonista de esta historia llegó al mundo el 2 de junio de 1975, en lo que 11 años después se convertiría en el municipio de Las Talitas. Al nacer le faltaban su mano y su pie izquierdos; y su mano derecha presentaba cierta deformidad. Pero esa discapacidad motriz nunca lo amedrentó.

En 1991, al ingresar al cuarto año del colegio Víctor García Hoz, de orientación comercial, descubrió su vocación: la taquigrafía. Al tiempo que fue aprendiendo sus secretos, fue descubriendo en él aptitudes para esa disciplina. Su docente también observó en él habilidad, y le sugirió que continúe estudiando al egresar. En 1992 cursó quinto año. Al egresar se inscribió en la academia Pitman (ya no opera en Tucumán), y se recibió de taquígrafo. "Soy un agradecido de la taquigrafía; me abrió muchos caminos", afirma.

En abril de 1993, el Gobierno de Carlos Menem promulgó la Ley Federal de Educación, que eliminó la Taquigrafía del secundario. Si hubiera asistido a sus últimos cursos un par de años más tarde, no sabe qué sería hoy de su vida.

En la actualidad integra el plantel de taquígrafos de la Legislatura; es decir, los encargados de registrar los discursos del legislador que haga uso de la palabra durante una sesión o durante una reunión de comisión. Allí ingresó en 1996, por la Ley Nº 6.830 (reserva un cupo del 4% de empleados públicos para personas con discapacidad). Este año fue nombrado en planta permanente.

Llega a la entrevista cargado. Además del premio que logró en el II Campeonato Iberoamericano de Taquigrafía (Ver: "Tres meses de...") lleva varios papeles relacionados a esta. Entre ellos, un machete ilegible para el que no conozca los símbolos taquigráficos. Allí tiene la definición de esta actividad, según el diccionario de la Real Academia Española, y algunas frases sueltas. "Taquigrafía es el arte de escribir tan deprisa como se habla, por medio de ciertos signos y abreviaturas", lee. Y agrega que existen dos formas de desarrollarla: la manual y la estenotipia. Esta última precisa de una máquina con teclado. "En la manual se utiliza lápiz y papel, y se usan signos derivados de la geometría. Esta se practica en la mayoría de los parlamentos argentinos: legislaturas, concejos deliberantes, universidad; en órganos deliberativos donde tenga fundamental valor el hecho de contar de los registros escritos de quienes hablan", indica Córdoba.

"Fedatario"

"La labor del taquígrafo es fundamental: es fedatario de la veracidad de la versión taquigráfica; es quien en el recinto de sesiones registra lo que se expresa en forma y todos lo que ocurra, que pueda ser captado por los sentidos del taquígrafo, como el movimiento de legisladores, o cuando el presidente es reemplazado por el vicepresidente", explica.

La pasión por su actividad lo empuja a asumir un rol militante. "La Universidad de San Pablo-T cuenta con una tecnicatura en taquigrafía; pero no se dictan cursos. Yo enseñé ocho años, en forma particular; y desde marzo volveré a hacerlo. Sirve mucho; no sólo a los que quieran registrar discursos, también a docentes, estudiantes; incluso amas de casa que quieran apuntar una receta de la televisión", afirma. A raíz de la falta de espacios curriculares, en 2004 presentó un proyecto en la Secretaría de Educación para que vuelva a dictarse la materia en el secundario o, al menos, desde la educación no formal. "No tuve éxito; pero pido a la ministra de Educación (Silvia Rojkés de Temkin) que, en el marco de la ley que se discutirá, se analice su reinclusión en los programas. Quisiera que se la vuelva a tener en cuenta", dice.

Afirma que son muchísimos los argumentos por los que los alumnos deberían cursar esta materia. "En octubre, ?The Wall Street Journal? publicó que estudios científicos de la Universidad de Indiana comprobaron que la escritura a mano -en particular, la taquigrafía- generaba una actividad neuronal destacada: esto sirve al alumno secundario, pero también puede beneficiar a la tercera edad", considera. Y para fundamentarlo, explica: "la taquigrafía nace en el cerebro, que al oír el texto procesa una imagen mental: el signo taquigráfico; envía un impulso a la mano, que transcribe".

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