Maradona es una metáfora de la Argentina, según el diario El País

En un polémico artículo, dos periodistas trazaron un parelelo entre el futbolista y el peronismo. "Características populistas, autoritarias y con pocos pies sobre la tierra".

06 Octubre 2010
MADRID, España.- El problema de la Argentina es Diego Maradona, o lo que él encarna en tanto símbolo nacional, del que se hace eco en el ámbito político el peronismo.

La aseveración pertenece al periodista inglés John Carlin, que vivió 10 años en Argentina y a Carlos Pierini, que trabaja como psicoanalista en Buenos Aires.

Ambos firman un articulo que publicó el diario español El País, y que levantó una oleada de críticas y de apoyos. En "Maradona como metáfora argentina", Carlin y Pierini trazan un paralelo entre la adoración al astro de fútbol y la vida política del país.

"La idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que la mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad", dicen Carlin y Pierini en un párrafo.

Según los autores, el fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de Argentina como país: "Por un lado, una falta de rigor y humildad en la planificación; por otro, un derroche de los recursos disponibles".

"Cuando llevados por la fantasía se eligen directores técnicos o presidentes o sistemas de características populistas, autoritarios y antidemocráticos, con pocos pies sobre la tierra, el resultado inevitable es el fracaso", afirman.

Las opiniones a favor y en contra del artículo, que fue citado por Jorge Lanata anoche en un extenso editorial contra el gobierno, en su programa Después de Todo, y reproducido por el diario La Nación estallaron casi de inmediato.

En Twitter, las opiniones contraria fueron muy duras y los comentarios en medios digitales fueron desde la aceptación a la indignación más pura. Un twittero llegó a publicar el número de teléfono de uno de los autores. (Especial)

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