Villalba incomodó

Villalba incomodó

El arzobispo les reiteró al gobernador y a la senadora la posición de la Iglesia en defensa del matrimonio heterosexual. Los Kirchner se juegan entero para no sufrir una derrota en el Senado. La tentación china

La calidez del clima y el fervor popular envolvieron la celebración patria del 9 de julio, que alcanzó un brillo incomparable con los últimos años. La maquinaria artística le adicionó toques atrayentes a la programación. El Gobierno tiró la casa por la ventana porque espera que el efecto de derrame de la buena onda se extienda hasta las elecciones de 2011. La industria del entretenimiento, agradecida por las divisas recibidas. El público, también, porque vio actuar a algunos íconos del mundo del espectáculo en vivo, sin pagar un peso, lo que quizás no vuelva a repetirse por algún tiempo. Y la presidenta Cristina Fernández se fue a China con las imágenes positivas grabadas en su cerebro y con los aplausos que resonaron en sus oídos. Además, se dio el lujo de hacer movimientos en el palco para capturar la atención de los fotógrafos y de la diligente televisión pública.

La atmósfera ideal que rodeó la fugaz estadía de Cristina y de Néstor Kirchner se construyó a partir de una decisión política previa, que cada 9 de julio se ejecuta rigurosamente. Como en 2009, la jefa de Estado faltó a la cita matinal en la Catedral. A ella y a él les disgustan los discursos que contradicen sus visiones de la actualidad sociopolítica.

La inasistencia de Cristina al Tedeum del viernes forma parte de esa estrategia, que se volvió más agresiva ante el incierto resultado de la votación de la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Senado.

El ex presidente halló en esa norma una herramienta política para desgastar a la Iglesia y al cardenal Jorge Bergoglio, cuya prédica desacomoda al oficialismo, cada vez que pone critica los desaguisados institucionales de los K.

En el horno

Sin embargo. la no sanción de la primera ley votada por el diputado Kirchner sería un duro revés para él. El Gobierno federal enfrenta a la Iglesia como si fuese un partido que le traba su gestión desde 2003. La Argentina debe dejar definitivamente las visiones discriminatorias y oscurantistas, atacó Kirchner.

Bergoglio, con lenguaje teologal, habló de una movida del Diablo. En rigor es una cuestión política, en la que la cúpula eclesiástica interviene porque entiende que nada de lo que es humano le es indiferente.Cristina no metió la cabeza en el horno, pero sí el matrimonio Alperovich. El gobernador y la senadora Beatriz Rojkés se sintieron incómodos ante las definiciones del arzobispo Luis Horacio Villalba, vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal.

El pueblo tucumano, perteneciente adiferentes credos religiosos, porabrumadora mayoría, expresó estar en desacuerdo con este proyecto de ley (delmatrimonio homosexual), predicó. La unión en pareja de personas del mismo sexo es naturalmente distinta a la unión de una pareja heterosexual a laque llamamos matrimonio, profundizó el prelado.

La tensión creciente

La palabra presidencial no tardó en ahondar las diferencias con la Iglesia, con un tiro por elevación. Se ingresaría en una etapa fea de la sociedad si las mayorías niegan derechos a las minorías... La independencia no es solamente liberarse del yugo colonial. Tiene que servir para dar mayor igualdad, se despachó Cristina.La escalada de tensión crecerá en intensidad hasta el miércoles en el Senado. La senadora Rojkés no publicitó su postura en Tucumán, pero es un secreto a voces que comulga con el credo ultrakirchnerista. A su par Sergio Mansilla le ha llegado la hora de confirmar su desvinculación de la tropa que avalará el proyecto apoyado por Kirchner. .Mansilla resistió la tentación de subirse al avión de Cristina, pero la capacidad de presión de la Casa Rosada no cesará sobre él y sobre otros. El temor a una derrota en el Senado explica que Cristina haya invitado a China a las oficialistas críticas Ada Iturrez de Cappelli y María Riofrío. A eso se agrega el seguimiento personal que practican algunos gobernadores para no desairar al ex presidente y las ofertas de seducción para los indecisos del oficialismo. Con esa combinación de maniobras los K suponen que no experimentarán otra derrota en la esfera parlamentaria.

La rebelión del interior

El radical José Cano ha reiterado su voto negatico contra el proyecto alentado por Kirchner. Las manifestaciones de ciudadanos del interior del país, que se oponen a la iniciativa en cuestión, buscaron contrapesar democráticamente la acción del poder político.

Fue grande, acotó parcamente Alperovich, cuando se refirió a la realizada el 18 de junio en esta ciudad. A la Casa de Gobierno le impresionó entonces la movilización popular que se hizo eco del mensaje eclesiástico en defensa de la familia tradicional. El enojo con el matrimonio K por ese tema no se disipará por arte de magia. El alperovichismo no dejará de acusar el golpe, pese a los malabarismos de Mansilla, uno de los directamente interesados en mermar el daño..

La senadora Liliana Negre de Alonso, una de las artífices de la salida de la comisión de Legislación General del Senado a las provincias, no se cansó de explicar que el interior de la Argentina no comulga con una ley que no es prioritaria en el orden de las urgencias. Buenos Aires quiere ser la capital del mundo gay, aseguró a LA GACETA. A la audiencia celebrada en esta ciudad con Negre de Alonso no acudió Rojkés, lo que fue una mala noticia para quienes querían oir sus argumentos en una deliberación pública.

Los cortes históricos

La ruptura discursiva del oficialismo fue notable en algunos aspectos. Desapareció como un golpe de magia la mención del padrinazgo histórico de Carlos Menem a la declaración de San Miguel de Tucumán como capital de la República cada 9 de julio. La decisión del entonces presidente jerarquizó la fiesta patria desde 1991, que en su primera edición contó con la presencia de Luis Alberto Lacalle, Andrés Rodríguez y Jaime Paz Zamora, mandatarios de Uruguay, Paraguay y Bolivia. Los 175 años de la Independencia fueron celebrados también con un imponente desfile cívico militar.

La tentación de acomodar la historia a las tendencias políticas asoma ciertamente en acttitudes como las señaladas. Parece que suprimir algunos segmentos de la historia reciente ayuda a fortalecer el poder de hoy. Sin embargo, Menem no está olvidado para los estrategas K del Senado que lo cuentan entre sus aliados, ya que se enferma, se abstiene o no vota. Pero también vota cuando es necesario. Miguel Pichetto le marca el rumbo.

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