Un joven de 22 años murió el domingo tras haber hecho explotar una bala de cañón, a la que intentaba utilizar como maza para trabajos en su campo. La terrible historia recién se conoció ayer.
Juan Antonio Mamaní vivía con sus padres en el kilómetro 1.351 de la ruta 9, a la altura de Benjamín Paz, al norte de la provincia. Según explicaron luego los familiares, hace más de 20 años, mientras cavaba un pozo, el abuelo de Mamaní encontró la bala de cañón, fabricada en 1968. Desde entonces la familia guardaba el proyectil como souvenir.
Pero el domingo el muchacho necesitaba una maza para hacer algunos trabajos, y pensó en el hierro forjado de la bala. Primero soldó un pedazo de hierro en uno de los costados y después tomó una amoladora y comenzó a cortarla, según explicó el oficial Martín Aguilar, de Bomberos. En cierto momento el artefacto explotó. Mamaní sufrió gravísimas heridas. Fue trasladado al Hospital de Trancas y de allí al Padilla, donde falleció poco después del mediodía.