El dilema existencial de Cristina

El dilema existencial de Cristina

31 Mayo 2009
- Se puede hacer una analogía interesante entre las candidaturas testimoniales y la aparición en la escena política de Nacha Guevara, una seudo-Eva. Usted escribió un libro sobre Eva y conoce como pocos el peronismo. ¿En qué se parecen Eva y Perón a Néstor y Cristina?
- Eva a Cristina, en nada, porque (la Presidenta) carece de pasión. Perón no era apasionado, pero tenía un sentido de estadista. En 1944 ya tenía la convicción de que los modelos que iban a regir la posguerra no eran propicios para una sociedad latina como la nuestra. De allí surgió su tercera posición. Evita tenía cierta grandeza, porque encontró la veta de la pasión por medio de la justicia social y la vivió hasta las últimas consecuencias. ?

- En una nota que publicó hace pocos días dijo que le parecía inimaginable que la presidenta se mantenga en el poder hasta 2011 sin una apertura al diálogo. Pero agregó que esa apertura también le parecía inconcebible. ¿Entonces, Cristina se cae?
- Cristina se enfrentará al dilema de la tragedia clásica: ser o no ser. Si Kirchner no logra el aval plebiscitario que él le ha conferido a la elección, desaparecerá como factor político significativo y la Presidenta deberá decidir si asume o no su función. Digo que resulta inimaginable una apertura por los antecedentes de un gobierno que carece de las pruebas de coraje que necesitamos. Argentina es un pura sangre que pide que lo dejen correr. Es un país vital; es un hedonista primitivo pero con mucha creatividad. Esta Argentina profunda está esperando el momento de que la liberen de esta especie de sabotaje inexplicable en contra de sus riquezas.

- Fue embajador y ocupó puestos diplomáticos en Copenhague, Lima, Praga, Tel Aviv, París, Venecia y Moscú. Su último destino fue Madrid y allí coincidió con los Kirchner. ¿Cómo juzga la política exterior K?
- Los Kirchner no tienen política exterior. Desperdiciamos la posibilidad de constituir un bloque con Brasil, el gran país que marcha hacia adelante junto con India. Hemos cometido errores como el de Uruguay; pasó un año sin que se contamine el río y no pensamos en corregir lo que hicimos, proponiendo un proceso conjunto y suspendiendo los planteos ante la Corte de La Haya. No se lleva a cabo una política que no esté basada en el oportunismo o en el resentimiento. Si hay un ejemplo de un episodio insólito en la política internacional es haber invitado a los presidentes de las tres Américas a un acto y a las pocas cuadras organizar otro para insultar al presidente norteamericano, encabezado por otro presidente. Ni el surrealismo lo imaginó. El surrealismo suele ser libre y gracioso, suele albergar una burla de la sociedad. El nuestro es un surrealismo triste, de catacumbas, obscenamente agresivo.
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