El crac financiero y la hambruna mundial

El crac financiero y la hambruna mundial

19 Octubre 2008

El jueves pasado se celebró el Día Mundial de la Alimentación, que fue establecido por los Estados miembro de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) durante la vigésima sesión de ese organismo, realizada en noviembre de 1979. Desde entonces es conmemorado en más de 150 países. La fecha elegida es el aniversario de la FAO, fundada el 16 de octubre de 1945, y se creó con el objeto de que el ideal de “alimentos para todos” se convirtiera en uno de los derechos humanos para las generaciones presentes y futuras. También tiene como objetivo concientizar a la opinión pública sobre el problema del hambre en el mundo.
La celebración cobró mayor significación en tiempos en que la debacle financiera mundial por la caída estrepitosa de las Bolsas ha llevado a varios gobiernos de los países desarrollados a la nacionalización de los bancos en quiebra o a punto de colapsar, invirtiendo miles de millones de dólares y de euros. En la oportunidad, el papa Benedicto XVI condenó la “carrera por los bienes materiales de la cultura contemporánea” porque es la causa de la persistencia del hambre del mundo. El Pontífice le envió una carta dirigida al secretario de la FAO, Jacques Diouf. “Los medios y los recursos de que dispone el mundo hoy en día pueden procurar alimentos suficientes para satisfacer las necesidades”, afirmó el Pontífice y añadió que la responsabilidad del hambre recae en la especulación ilimitada de los mercados (por los altos precios de los alimentos y los combustibles), en el egoísmo de los más ricos y en la mala distribución de recursos. El jefe de la Iglesia Católica cuestionó la carrera por el consumo, la falta de voluntad política, la especulación desenfrenada y la corrupción de algunos gobiernos. “Esto tiene origen en un falso sentido de los valores que deben basar las relaciones internacionales y, en particular, en esta actitud difusa en la cultura contemporánea que olvida la naturaleza de la persona”, aseveró.
Según el Banco Mundial, en 2008 el número de desnutridos a escala  global aumentará 44 millones, como consecuencia del incremento de precios de los alimentos y de los combustibles, y se estima que afectará a 967 millones en total. Algunos economistas también han advertido que los pobres del mundo serán los más vulnerables a la desaceleración. El titular de la FAO lamentó que se dé más importancia a la crisis financiera que a la alimentaria.
Por otro lado, la Iglesia Católica argentina pidió que se dejen de lado las polémicas por las cifras de la pobreza en el país y que se prioricen las acciones dirigidas a paliar la situación de las personas que sufren. El titular de Cáritas afirmó que es frecuente que se desaten intensos debates, discusiones y análisis de todo tipo, en orden a determinar si efectivamente aumentó o disminuyó la cantidad de pobres en el país. “Sin restar importancia a esas discusiones y análisis, es imprescindible que, individual y socialmente, superemos la perspectiva de las mediciones numéricas pues, aunque sea lícito disentir en cuanto a la cantidad de personas que viven en la pobreza, no sería ético quedarnos en la discusión y, mucho menos, permanecer indiferentes”, señaló.
El crac mundial que llevará a la recesión a varias naciones, generado mayor desocupación, ha puesto en evidencia que los países más ricos del mundo no muestran la misma urgencia para salvar a las personas de la hambruna que para rescatar a los bancos de la crisis. Se deduce que si existiese verdaderamente voluntad de las naciones más poderosas del mundo, se podría usar el dinero para desterrar la miseria y el hambre, y tender hacia una humanidad más justa.

 

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