Murió tomándose el pecho con las manos, intentando detener la sangre que le brotaba. El hombre con el que había mantenido una relación sentimental a lo largo de casi un año la había acribillado a puñaladas.
Minutos antes de ser asesinada, la mujer había enfrentado a su ex pareja. Lo había trompeado, pero el hombre fue más fuerte, venció su resistencia y la mató. Cuando el homicida vio que ella yacía exánime en el piso de la habitación fue al fondo de la casa y se ahorcó.
Este fue el horrible cuadro que un chico de 14 años, hijo de la mujer, encontró ayer en la casa de calle Sargento Cabral 285, en Tafí Viejo, cuando, poco antes de las 13.40, volvió de la escuela.
El drama conmovió a los vecinos. Se trata además de una réplica de lo sucedido el lunes en El Bajo, cuando un hombre estranguló a su pareja en el cuarto de un hotel alojamiento y ocho horas después se suicidó en Leales.
Miryam del Carmen Ferrero, de 41 años, era docente en una escuela de Tafí Viejo. Hacía cuatro años que se había separado de su marido, José Scro, con quien había tenido tres hijos: María José (20), María Emilia (16) y Juan José (14). “Era una excelente persona, muy querida por todos los vecinos. Nunca tuvo problemas con nadie y lo más importante para sus hijos. Todo esto es muy injusto”, afirmó María Josefa Lazarte, quien se domicilia en la zona. Hace casi un año, Ferrero conoció al carpintero Antonio Américo Guerrero, de 53 años, con quien inició una relación, aunque nunca vivieron juntos. El hombre también era separado y también tenía tres hijos. Según vecinos y familiares, todo anduvo bien hasta que él comenzó a controlarla y a acosarla. “Nunca la golpeó, pero le hacía la vida imposible”, dijo llorando Nancy, la hermana de la víctima.
En el mismo inmueble de la familia, pero separado por una tapia, Ferrero había alquilado una habitación donde funcionaba un almacén. Los dueños del comercio dijeron que el hombre estaba desequilibrado. “Un día vino a decirme que desde ese momento yo tenía que pagarle el alquiler a él, y que además lo iba a subir. Por la forma en que me habló yo tuve ganas de trompearlo. Le dije que yo había arreglado con Miryam y que le iba a seguir pagando a ella”, aseveró David, el propietario. “Ella decidió cortar la relación porque él la estaba asfixiando. Le hacía problemas por todo. Le controlaba los horarios, la seguía, era insoportable”, contó Mabel, una amiga de Miryam. Pero, desde que se separaron, la situación empeoró. “El la llamaba todos los días; le exigía que volviera a estar con él. Todos le decíamos que el tipo estaba loco y que no le diera cabida. Ella empezó a tener miedo cuando él insistía ya en forma violenta”, agregó la amiga.
Según Nancy Ferrero, nunca hubo denuncias contra Guerrero, aunque la mujer se quejó amargamente. “De qué hubiera servido hacer denuncias. Parece que nadie puede parar estar locura. Los tipos van a seguir matando mujeres y nadie hace nada. Estamos todos locos”, afirmó.
Ayer Guerrero esperó a que Juan José saliera de la casa, poco después de las 7, para ir al colegio. En ese momento golpeó la puerta de entrada. La puerta no había sido violentada por lo que, aparentemente, la mujer fue quien abrió. Una vez adentro, comenzaron a discutir. En el dormitorio de la mujer todo estaba revuelto, con signos de haber sido escenario de una violenta pelea. Más de 20 fotos del casamiento de ella estaban esparcidas por la habitación. Guerrero utilizó un cuchillo de cocina de filo dentado, con el que le abrió el pecho 17 veces a su ex pareja. Nadie escuchó la pelea ni gritos pidiendo auxilio. Luego, el hombre fue al fondo y ató una soga a un tirante metálico del tinglado. Puso una silla, y arriba de esta, un cajoncito. Subió, se ató la soga al cuello y saltó. En ese momento se le cayó el cuchillo con el que había asesinado a su ex pareja, que quedó tendido a sus pies.