La violencia se "aprende" en la casa

La violencia se "aprende" en la casa

La presidenta del Consejo Nacional de la Mujer apunta que en muchos de los casos de chicos agresores hay un historial de maltrato doméstico.

27 Abril 2008
Como María Lucila Colombo ("Pimpi", por "la pimpinela escarlata", para quienes la conocen desde siempre) nació en el seno de una familia que más que familia fue un clan femenino, no resulta extraño que esta mujer que nació a la política en el Centro de Estudiantes de la Escuela Sarmiento, hace casi 40 años, haya adoptado como bandera las cuestiones de género. A cuatro décadas de esos inicios, la actual presidenta del Consejo Nacional de la Mujer afirma que si bien se lograron mejoras, todavía quedan por saldar cuestiones centrales, como la violencia doméstica y la paridad entre mujeres y varones en el mercado del trabajo.

- ¿ Qué le sugieren los recientes fenómenos de violencia en escuelas?
- Cuando se instala la violencia en lugares en los que no debería haberla, como en la escuela, aparece entre personas con historia de haber sido victimizadas en su propia familia. Eso se da mucho más de lo que se sabe, porque en general no se hace esa correlación. Porque no está instalado entre nosotros el discutir y analizar la violencia urbana en los términos de la violencia de género. Sin embargo, en la mayoría de los casos, un chico que apuñala a otro, un chico que mata a otro, casi siempre provienen de una situación de violencia en su familia.

- ¿El Consejo Nacional de la Mujer tiene estadísticas al respecto?
- Es un proceso largo, pero estamos trabajando para que esos datos queden registrados. Por lo pronto, el primer paso fuerte es el funcionamiento del registro unificado de casos. Hemos firmado un convenio con la Provincia de Tucumán, y ya está funcionando con la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, para ir construyendo estadísticas propias sobre atención a las víctimas de violencia. Ahora, el Consejo de Seguidad Interior de la Nación está haciendo suyo un protocolo para atender las denuncias de las víctimas de la violencia en las comisarías. Hoy puede ocurrir que una mujer concurra a una comisaría, y no le expliquen que la ley permite dos opciones: una exposición o una denuncia. Si hace una exposición, eso va a quedar en un papel y nadie se enterará. Mientras que si hace una denuncia, la Policía está obligada a elevarla a un juez, que actuará. En muchas comisarías desalientan a la mujer a formular la denuncia. ¿Para qué sirve la exposición? Para que si dentro de dos años la matan a la mujer, alguien diga: "mirá, hace dos años ya tenía problemas"... Sin embargo, hay que pensar que en su momento, cuando hace 13 años se aprobó la ley contra la e violencia, hubo una discusión acerca de si conviene ir a la Justicia Civil o a la Justicia Penal.

- En el rango de vulnerabilidad, ¿hay más violencia hacia la mujer que hacia el viejo o hacia el niño?
- No me gusta hablar de vunerabilidad. De todos modos, hay muchos más casos de violencia contra las mujeres, como muestran las estadísticas. La violencia hacia el adulto mayor es una consecuencia de que la violencia se ha instalado, en general. Me parece que detrás de la violencia hacia la mujer hay una cuestión de dominación y de poder. Algo así como "te ratifico que sigo siendo tu dueño; que yo mando".

- ¿Cuando comenzó en su vida personal su interés por las cuestiones de género?
- Milito en política desde que iba a la Escuela Sarmiento. En 1969, cuando fue el Cordobazo, yo ya presidía el Centro de Estudiantes. Ya lo había conocido al "colorado" Ramos (Abelardo, conductor del PSIN primero, y del Frente de Izquierda Popular después ); y si bien no me preocupaban las cuestiones de género, sí me preocupaba que no me pasaran por encima los varones. Pero yo me "desayuno" con estas cuestiones en 1975, cuando la ONU declara el decenio de la Mujer. Mis compañeras del FIP de Buenos Aires empiezan a reclamar que no les daban la suficiente cabida. En un principio el tema me pareció propio de una sociedad más urbana; sin embargo, Ramos las empezó a escuchar, y en nuestro partido se armó un lío. En esa discusión empecé a ver que casi ninguna de nosotras estaba en la junta directiva; estábamos en salir a buscar la plata, en las tareas complementarias. Y a todas las militantes se nos fue haciendo claro que había una problemática específica. En 1982, cuando se rearmó el FIP para las elecciones de 1983 propusimos algunas cuestiones de género y fue una posición única entre todos los partidos.

- ¿Cuál era su planteo?
- Nosotras sosteníamos que la discriminación hacia la mujer se fundaba en el hecho de que es la única trabajadora cuya tarea no es remunerada. Planteábamos que hubiera un Ministerio de la Mujer y jubilación para las amas de casas. En eso fuimos pioneras; eso se está haciendo hoy, pero en los 80 el feminismo se centraba en los temas de salud reproductiva, de anticoncepción, de derechos sexuales. Era un feminismo con una óptica más centrada en los derechos individuales. Nosotras adoptamos una perspectiva social; detectamos que la mayor dificultad de integración que tenía la mujer era que la sociedad no valoraba el trabajo que ella hacía; creo que eso nos caracterizó y nos sigue caracterizando. Nosotras no creemos que haya que denigrar las tareas del ama de casa, sino que hay que jerarquizarlas.

- ¿En el Consejo manejan un "ránking" de problemas específicos de mujeres?
- Las mujeres tienen más incidencia que los varones en el trabajo informal. Además, a muchas mujeres nos ha costado acumular los años de aportes de trabajo porque había que retirarse del mercado para criar a los hijos. Todos esos factores, concomitantes, han puesto a las mujeres como grandes excluidas del derecho jubilatorio. Por eso es que cuando el gobierno de Kirchner abre la puerta de un derecho universal como la jubilación para personas mayores de 60, fue como un torrente, porque benefició a muchas mujeres.

- ¿Qué opina de planes como el Familias?
- Creo que, a excepción de la pensión para la madre de siete hijos, es la primera vez que el Estado concurre a respaldar a una mujer que se ocupa de sus hijos.

- Hay quienes aseguran que no todas las beneficiarias de ese plan cumplen con el cuidado de sus hijos...
- El Programa Familias, a diferencia del Plan Jefes y Jefas de Hogar, no plantea otra exigencia que la de cuidar a los chicos. Así se les está transmitiendo a las mujeres, desde el Estado, que cuidar a los chicos es importante para la sociedad. Pero la propuesta es integral, porque le posiblita a la mujer que termine el secundario, entre otras opciones. No hay mejor política para la niñez que la de inclusión y de fortalecimiento de la familia; de los chicos, de los padres y de los adultos mayores, en un contexto de empleo y generando clubes de barrio donde los chicos tengan su lugar.

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