09 Marzo 2008
BAJO EL SILENCIO. Muchas mujeres no se atreven a denunciar por temor a que la situación se torne peor.
La violencia contra la mujer ha recrudecido desde que ella se salió del rol que le había asignado un sistema patriarcal que le mandaba ser solamente ama de casa.
El que haya comenzado a independizarse desató una suerte de misoginia, que está causando un “feminicidio”, según lo calificó Graciela Cárdenas, delegada del Instituto Nacional de Lucha Contra la Discriminación (Inadi). La institución colabora ofreciendo asesoramiento a las víctimas y las deriva a los centros de atención.
Según la trágica estadística, en la Argentina, en 2007, murieron 2,5 mujeres por semana asesinadas por sus parejas o ex parejas.
“No podemos hablar a estas alturas de ‘crimen pasional’ -alertó Cárdenas-. La herramienta para combatir la violencia de género es la educación. Que verdaderamente se instale una paridad de derechos entre ambos sexos”. Parte de la violencia es el hecho de que una mujer gane menos que un hombre, en el mismo cargo. “A igualdad de profesiones, las mujeres deben demostrar constantemente su capacidad y se les exige siempre más -explicó-. Se espera siempre que fallen y fracasen en cualquier intento de ser un ciudadano sujeto de derecho”. El Inadi acaba de lanzar el ciclo “Los jueves son de nosotras”, para discutir un accionar encaminado a lograr la verdadera paridad entre varones y mujeres.
“Hay que preguntarse si de las mujeres que fueron asesinadas cuántas habían denunciado y en qué estado se encuentra el expediente -planteó-. Cuántas veces ha tenido que ir a la comisaría para que le tomen la denuncia. Tenemos que encontrar dónde está la falla”.
Cárdenas contó el reciente caso de una mujer que se tuvo que ir de su casa para evitar que la siguieran golpeando. No pudo llevarse a sus hijos, de corta edad, porque no tenía dónde alojarlos.
“Va pasando por tres o cuatro abogados, recurrió a los organismos públicos, está desde hace ocho meses fuera de su hogar, ve a los hijos sólo cuando el marido quiere, en el garage de la casa -detalló Cárdenas-. Está mal asesorada, con la autoestima baja, deambula de oficina en oficina sin conseguir ningún resultado”.
A pesar de haber sido golpeada en la vía pública, e incluso en un centro médico, el juez de Familia que intervino en su causa le negó la tenencia de los hijos. “El juez entiende que al no haber riesgo físico y psíquico para los menores, los deja con el padre -agregó-. Tiene actuaciones en sede penal por las lesiones, hay testigos e informe del forense, pero la causa se tramita con lentitud. Mientras tanto, el hombre le impide tener contacto con los hijos. Le permite que los vea menos de una hora, en un lugar precario, cuando él quiere, y le hace una serie de engaños. Por ejemplo, le dice que los busque, y cuando ella va, no están. Tampoco les pasa el teléfono cuando la madre los llama”.
El que haya comenzado a independizarse desató una suerte de misoginia, que está causando un “feminicidio”, según lo calificó Graciela Cárdenas, delegada del Instituto Nacional de Lucha Contra la Discriminación (Inadi). La institución colabora ofreciendo asesoramiento a las víctimas y las deriva a los centros de atención.
Según la trágica estadística, en la Argentina, en 2007, murieron 2,5 mujeres por semana asesinadas por sus parejas o ex parejas.
“No podemos hablar a estas alturas de ‘crimen pasional’ -alertó Cárdenas-. La herramienta para combatir la violencia de género es la educación. Que verdaderamente se instale una paridad de derechos entre ambos sexos”. Parte de la violencia es el hecho de que una mujer gane menos que un hombre, en el mismo cargo. “A igualdad de profesiones, las mujeres deben demostrar constantemente su capacidad y se les exige siempre más -explicó-. Se espera siempre que fallen y fracasen en cualquier intento de ser un ciudadano sujeto de derecho”. El Inadi acaba de lanzar el ciclo “Los jueves son de nosotras”, para discutir un accionar encaminado a lograr la verdadera paridad entre varones y mujeres.
“Hay que preguntarse si de las mujeres que fueron asesinadas cuántas habían denunciado y en qué estado se encuentra el expediente -planteó-. Cuántas veces ha tenido que ir a la comisaría para que le tomen la denuncia. Tenemos que encontrar dónde está la falla”.
Cárdenas contó el reciente caso de una mujer que se tuvo que ir de su casa para evitar que la siguieran golpeando. No pudo llevarse a sus hijos, de corta edad, porque no tenía dónde alojarlos.
“Va pasando por tres o cuatro abogados, recurrió a los organismos públicos, está desde hace ocho meses fuera de su hogar, ve a los hijos sólo cuando el marido quiere, en el garage de la casa -detalló Cárdenas-. Está mal asesorada, con la autoestima baja, deambula de oficina en oficina sin conseguir ningún resultado”.
A pesar de haber sido golpeada en la vía pública, e incluso en un centro médico, el juez de Familia que intervino en su causa le negó la tenencia de los hijos. “El juez entiende que al no haber riesgo físico y psíquico para los menores, los deja con el padre -agregó-. Tiene actuaciones en sede penal por las lesiones, hay testigos e informe del forense, pero la causa se tramita con lentitud. Mientras tanto, el hombre le impide tener contacto con los hijos. Le permite que los vea menos de una hora, en un lugar precario, cuando él quiere, y le hace una serie de engaños. Por ejemplo, le dice que los busque, y cuando ella va, no están. Tampoco les pasa el teléfono cuando la madre los llama”.
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