Boca tenía cita por la Copa Libertadores, esa copa que se obsesiona con ganar, y cuando la noche pintaba oscura se iluminó de la mano de Darío Benedetto.

El delantero entró desde el banco y marcó los dos goles del 2-0 sobre Palmeiras de Brasil en la primera semifinal.

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De esta manera, el conjunto de La Ribera inclinó la balanza para su lado y puso un pie en la final.

Ambos equipos compartieron el Grupo H de esta misma edición: empataron 1-1 en San Pablo y los brasileños ganaron 2 a 0 en Buenos Aires.

Sin embargo, el historial entre "Xeniezes" y paulistas es bastante extenso. Boca jugó contra Palmeiras la final del año 2000 y la ganó por penales en el Morumbí. También ganó las semifinales de 2001, también desde los 12 pasos.

Esta vez, el equipo de Guillermo Barros Schelotto quería repetir las alegrías y sacar la primera ventaja y lo logró pese a que tuvo que esperar bastante hasta que alguien rompiera el cero.

Ese alguien fue el "Pipa", que de a poco se recupera de la dura lesión (rotura de ligamentos cruzados) y hoy en pocos minutos le salieron todas aquellas que no se le dieron en la Superliga luego de su vuelta.

El partido en La Bombonera fue regular. Ni Boca ni Palmeiras explotaron sus virtudes y eso se notó en las pocas chances de gol en los arcos.

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Trabado en la cancha y con equipos con pocas ideas, el 0 a 0 parecía inevitable. Sin embargo, Benedetto sacudió el tedio y, primero de cabeza y luego con un verdadero golazo desde fuera del área, logró incrementar la ilusión de los hinchas que tienen la séptima Libertadores entre ceja y ceja.