El ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense durante la gestión de Ramón Camps y jefe directo de los 21 centros clandestinos de detención que funcionaron en esa provincia durante la última dictadura, Miguel Osvaldo Etchecolatz, inició los trámites legales para volver a ser policía. Sin embargo, la Justicia se lo negó a los 89 años, mientras purga cadena perpetua en el penal de Ezeiza.

Le revocaron la prisión domiciliaria a Etchecolatz: debe volver a la cárcel común

Etchecolatz no es un anciano cualquiera. En diferentes procesos desarrollados en 1986, 2004, 2006, 2014 y 2016 fue condenado seis veces por robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones. Acumula perpetua sobre perpetua. Tuvo prisión domiciliaria hasta hace pocos meses, cuando se fue a vivir al bosque Peralta Ramos de Mar del Plata, aunque se la revocaron por una apelación que se sumó a las quejas de los vecinos y volvió al Penal de Ezeiza, recordó en su edición de hoy el diario Clarín.

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Ninguna de las condenas por su pasado feroz parece haberlo afectado tanto como haber sido exonerado de la Bonaerense, la fuerza desde donde ejecutó el plan del horror con mano de hierro. El nido donde entibió el huevo de la serpiente hacia finales de los 70.

Repudio y escrache a Etchecolatz en Mar de Plata

El pedido de Etchecolatz, denegado por la Justica bonaerense, surge un año después de ser exonerado de la fuerza, tras 34 años de democracia en la que conservó, insólitamente, en situación de RAV (Retiro Activo Voluntario), "como si se hubiese jubilado de la fuerza normalmente, sin delinquir y con el legajo impecable", advierte el matutino porteño.

Notificaron a Etchecolatz su expulsión de la Policía y firmó como “prisionero de guerra”

Manteniendo el "estado policial", cualquier retirado normal de la Policía puede quedarse con el arma reglamentaria y ser llamado en cualquier momento a integrar la fuerza nuevamente. Así estuvo Etchecolatz hasta el 8 de agosto de 2017, cuando los papeles internos lo "vendieron" y fue exonerado de plano por el ministro de Seguridad Cristian Ritondo.

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La historia continuó con el represor apelando la medida. Pero la semana pasada recibió la respuesta: Ritondo le rechazó la apelación y el planteo de nulidad dejando firme la exoneración.