El tiempo avanza, el agua no cede demasiado y la tensión se apodera de quienes siguen de cerca el rescate del equipo de fútbol juvenil atrapado en una cueva de Tailandia. Si bien mejoraron temporalmente las condiciones meteorológicas, las autoridades tailandesas se encuentran en una encrucijada ya que deben decidir cómo sacarlos de allí sin ponerlos en riesgo.

Narongsak Osotthanakorn, el gobernador de la provincia de Chiang Rai, donde se encuentra la cueva, afirmó que las condiciones son ahora "más apropiadas" en lo que se refiere al nivel del agua y el estado de salud de los chicos. Sin embargo, el funcionario, que también está al mando del dispositivo de salvamento, aún analiza cuál tipo de rescate es menos peligroso.

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Los tres rescates posibles:

1- Bucear

Es la opción más riesgosa ya que se tarde tres horas en llegar a la cueva. El camino es completamente oscuro, a través de pasajes estrechos y con el agua a contracorriente. Según los expertos que trabajan en el lugar, bucear en esas condiciones resulta muy difícil, incluso para los profesionales. Por otro lado, muchos de los chicos no saben nadar.

2- Drenar la cueva

Un plan sería esperar que baje el agua, pero esta alternativa puede llevar varios meses. Desde que comenzaron las tareas de rescate hay bombas de drenaje que ese encarga de sacar el agua. La temporada de lluvias, no obstante, dura hasta octubre y dificulta el vaciamiento de los túneles.

3- Cavar una nueva entrada

Se está buscando entradas alternativas a la cueva para crear un segundo camino que lleve a los futbolistas al exterior de la montaña. Unos 600 metros separan a los chicos de la superficie.


El grupo -formado por 12 chicos de entre 11 y 16 años y su entrenador, de 25- está atrapado desde el 23 de junio en el interior de la cueva Tham Luang-Khun Nam Nang Non, ubicada en una región próxima a la frontera con Myanmar, en el norte del país.

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Los muchachos y su entrenador fueron de excursión a la cueva tras un entrenamiento de fútbol pero una inundación repentina los sorprendió y quedaron aislados a cuatro kilómetros de la entrada. Fueron localizados el pasado lunes, tras nueve días de búsqueda, aunque todavía no pudieron salir a la superficie.

Partes de la cueva siguen inundadas a pesar de los esfuerzos de los equipos de salvamento para drenar el agua con bombas industriales.

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El viernes un buzo tailandés murió cuando regresaba de colocar tanques de oxígeno en la cueva por causas que aún se desconocen. Podría ser que el tanque no funcionase correctamente o que se le agotara el oxígeno.

Hoy se apreciaba poco movimiento ante la cueva y no había rastro de los helicópteros que en los últimos días sobrevolaban las montañas.

Dudas

Ante la dificultad de que los jóvenes salgan buceando, al gobernador Narongsak le gustaría retrasar el comienzo del rescate. Sin embargo, el tiempo juega en contra. Los últimos días no llovió pero en la tarde del sábado comenzó a hacerlo y para los próximos se pronostican fuertes precipitaciones que podrían inundar aun más la cueva y hacer más difícil la salida buceando. La temporada de lluvias de Tailandia se prolonga de junio a noviembre.

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Pero la lluvia no es el único motivo de preocupación. El nivel de oxígeno en el lugar donde se encuentran los jóvenes cayó del 21 al 15 por ciento, explicó Narongsak. Y según la prensa, las condiciones higiénicas son lamentables, con lo que las bacterias, virus y hongos podrían propagarse fácilmente.

Mensajes

"Cuando salgamos de aquí queremos comer muchas cosas. Queremos ir a casa cuando antes", añade la nota, escrita en tina azul en papel de cuaderno y que fue llevada al exterior por un buzo extranjero a última hora del viernes. "Quiero comer cerdo frito", escribe otro de los chicos.

En otro de los mensajes, el entrenador, Ekapol Chanthawong, pide perdón a las familias y promete cuidarlos lo mejor posible. "Ahora mismo están bien. El equipo (de rescate) los está cuidando bien. Quiero agradecerles su apoyo y pedir perdón a los padres", escribe.

Por su parte, el príncipe tailandés Dipangkorn Rasmijoti escribió una tarjeta a los jóvenes atrapados y agradeció el trabajo de las personas involucradas en el rescate.

"Tienen que haber pasado muy miedo, pero siempre les tengo en mis pensamientos", apunta el príncipe, de 13 años, en una misiva escrita en alemán de la que se hicieron eco medios locales. "Me alegra saber que están bien y con buena salud. Mi agradecimiento es para quienes hicieron posible este rescate", añade el joven, que fue educado en parte en el sur de Alemania.