Un debate oral puede ser una caja de pandora. Durante las audiencias de un juicio, con los testigos sentados y las partes acusadoras y defensoras preguntando, pueden suceder muchas cosas ante los ojos de un tribunal que analizará cada uno de esos elementos antes de emitir un fallo. Y en el enjuiciamento por el crimen de Paulina Lebbos ya han surgidos dos líneas diferentes: la de los narco y la posible participación de César Soto en la desaparición y posterior muerte de la joven estudiante.

El Tribunal analiza pruebas y aclara cuál es su rol

El fiscal Diego López Ávila, el tercero que investigó la causa, en el requerimiento a elevación a juicio que tiene más de 200 páginas, habló sobre la posible participación de Soto en el caso. Dijo que él y su entorno estaban entre los posibles sospechosos, pero que no había logrado sumar las pruebas suficientes como para imputarle algún delito. Había advertido, en el planteo que realizó hace más de tres años, acerca de la posibilidad de que en el debate surgieron algunos elementos que lo comprometieran procesalmente.

Eso es lo que ocurrió.

Cuando declaró, Soto no sólo que incurrió en numerosas contradicciones, sino que además dio algunas versiones del caso que fueron desmentidas por varios testigos. Por ejemplo, Vanesa Arroyo y Roberto Díaz dijeron que Soto y Paulina almorzaron con ellos el sábado 25 y que jamás habían planeado reunirse el domingo 26, como declaró el sospechoso. Además, Jorge Jiménez y el hermano de la ex pareja de Paulina, el policía Carlos Soto, confirmaron que César Soto iba a la tribuna de la cancha de Atlético Tucumán que ocupa La Inimitable, a pesar de que él afirmó que no es un barra brava. Por último, María Sofía y Marisa Lebbos, hermanas de la víctima, lo describieron como un hombre violento y golpeador.

Caso Lebbos: los 10 indicios en contra de César Soto

Hoy cuando terminen de declarar la mujer que está en pareja con Soto y Juan Jiménez -el padre del detenido Jorge Jiménez-, se podría definir la situación procesal de César Soto.

“Desde un primer momento, Soto fue uno de los sospechosos. Estamos a la espera de que surjan más pruebas. Nos interesa saber quién o quiénes son los autores materiales del hecho, pero ello no nos quita el foco sobre las maniobras de encubrimiento”, indicó Alberto Lebbos, padre de la estudiante.

Gustavo Carlino (es el defensor de Nicolás Barrera, ex subjefe de Policía imputado por encubrimiento) no tiene dudas. “Soto es el imputado perfecto. Todas las circunstancias, los momentos y elementos que se analizaron en estas audiencias lo terminan vinculando a él con la desaparición y muerte de Paulina”, opinó.

Uno por uno: quiénes integran el círculo de César Soto, que quedó en la mira de la Justicia

“La personalidad manipuladora, obsesiva, agresiva y violenta lo transforma en un claro sospechoso. César sería la última persona que la tendría que haber visto. Era la persona que Paulina tenía que buscar. Además -agregó Carlino-, nunca mostró preocupación por lo que podría haberle pasado. En vez de ir averiguar su paradero en comisarías o en los hospitales, se fue a tomar cerveza con sus amigos en la ‘Zona de Gaby’”, señaló.

Carlino también opinó que fueron fundamentales los testimonios que se escucharon sobre el perfil violento de Soto. “Primero fue la madre de Paulina (Rosa Racedo) quien declaró que él la había intentado ahorcar, pero como la mujer falleció no pudo ratificar su testimonio. Sí lo hizo Marisa Lebbos, quien no sólo contó cómo era Soto, sino que además relató una agresión que sufrió ella misma”, concluyó.

La “línea narco”, en compás de espera

“Hay que esperar nuevas pruebas, pero si Soto es investigado por el homicidio de mi hija, no significa que no haya encubrimiento. Hay indicios políticos. ¿Quién le pagó los abogados? ¿Por qué ingresó a trabajar en la Legislatura después del crimen?”, interroga Alberto Lebbos. Plantea, de esta manera, si el protagonismo de Soto no está desviando la discusión.

Carlos Posse, defensor de Hugo Rodríguez, coincidió con el padre de Paulina. “Es otra línea que nunca fue profundizada por las fiscalías y que surgió en la audiencia. Ni beneficia ni perjudica a los enjuiciados por encubrimiento. Si encubrieron a una persona común como (Roberto) Gómez (el único imputado por el homicidio), habría más razones para encubrir a Soto, por su vinculación política”, aclaró.

Macario Santamarina, defensor de Gómez, coincidió en que esta nueva línea de investigación no benéfica ni perjudica a ninguno de los acusados que están siendo enjuiciados.

“En el requerimiento a elevación a juicio, el fiscal López Ávila dejó en claro que era muy poco probable que mi defendido haya actuado solo y que indudablemente debería haber más participantes. Lo único que está en claro es que Gómez está sentado en el banquillo de los acusados con menos indicios de los que surgieron en contra de Soto”, contrastó.