El ajetreo habitual del Puerto del Callao, en Lima, se vio intensificado desde el arribo del Cosco Shengshi, el inmenso buque de carga que cruzó el Atlántico con alrededor de 540 vehículos a bordo, destinados a competir en el Dakar, el rally más extremo y desafiante del mundo.

A poco más de 2.700 kilómetros de aquella dársena, Ricardo Neme vivió las últimas horas de 2017 y las primeras de 2018 atrapado en un remolino de ansiedad, nervios, emoción y hasta un poco de nostalgia. Las Fiestas casi que le pasaron por el costado al yerbabuenense, más enfocado en ultimar los detalles de su viaje a Perú que en juntarse con amigos a despedir el año.

El primer día de enero fue muy intenso para el único piloto tucumano que competirá en este Dakar. Hasta el momento de partir su teléfono no paró de vibrar, entre mensajes y llamadas de apoyo. “Me sorprende y me emociona que haya gente que se preocupe tanto por lo que estoy haciendo. Lo agradezco enormemente, me emociona cada vez que recibo ese aliento”, confesó Ricardo, mientras subía las valijas a su camioneta para salir con rumbo a Córdoba, donde lo esperaba su navegante, Ramiro Corbalán. “Para mí, todo eso ya es motivo de un orgullo enorme y también una responsabilidad. Vamos a hacer las cosas con la mayor seriedad posible y tratar de alcanzar el objetivo, que es llegar a la meta. En eso se pueden quedar tranquilos: vamos a hacer lo humanamente posible y lo imposible también para dar la vuelta”, se comprometió.

Neme estará arribando por la tardenoche a la capital peruana, donde se encuentra ya instalado su equipo de soporte. Allí se definirán las últimas cuestiones antes del inicio de la aventura, prevista para el sábado.