Existen fotos en las que se lo puede ver muy elegante, en traje blanco de capitán, bronceado y con gafas de sol en un puente de mando. Francesco Schettino, un italiano de buen porte, parece reflejar a la perfección la imagen de un hombre que puede enseñar a miles de pasajeros de todo el mundo las bellezas del Mediterráneo. Sin embargo, desde el espectacular accidente del crucero Costa Concordia el viernes por la noche, la imagen de Schettino, de la localidad de Meta di Sorrento, cerca de Nápoles, ha dado un vuelco.
El capitán se encuentra ahora en prisión preventiva. La Fiscalía General lanza duras acusaciones en su contra, mientras la prensa tiene la mira puesta en las decisiones que tomó poco antes de que se produjera el choque fatal con las rocas en el mar.
Schettino, que pertenece a una familia en la que casi todos tienen algo que ver con la náutica, comenzó a trabajar hace diez años al servicio de la empresa Costa Crociere, de Génova, a la que pertenecía el Costa Concordia, una de sus joyas marinas. Su primera función fue como oficial responsable de seguridad a bordo, siendo justamente su actuación del viernes en esa materia y durante la evacuación lo que más cuestionan los afectados y los investigadores.
En 2006, fue ascendido a comandante. No obstante, los hechos que tuvieron lugar este fin de semana ante las costas de la isla Giglio llevaron a que la compañía naviera hablara de "errores de juicio" que tuvieron consecuencias de gran envergadura.
¿Qué lo habrá llevado a navegar a una distancia tan peligrosamente escasa de la isla, como señala la Fiscalía? ¿Por qué no emitió un SOS? ¿Por qué abandonó el enorme crucero en medio de los dramáticos trabajos de evacuación? Sus primeras palabras de defensa fueron breves: las rocas contra las que colisionó el crucero no estaban en ninguna carta náutica. "Al igual que todos los capitanes de Costa, (Schattino) realizaba entrenamientos en forma regular", aseguró la naviera.
Sin embargo, el capitán se encuentra tras las rejas debido, según aseguró el fiscal Francesco Verusio, a que sus conocimientos de los puertos hacían que el riesgo de que escapase fuese demasiado alto y porque no se podía descartar que intente manipular material de prueba. Poco después del desastre y antes de su detención, Schettino llamó a su madre. "Ha ocurrido una tragedia, pero quédate tranquila, intenté salvar a los pasajeros", dijo, según cita el diario de Milán Corriere della Sera.
Según los medios, cuando fue instado por la guardia costera a regresar al barco para la evacuación, sólo ofreció ir en busca de la caja negra, que contiene información clave. "Los investigadores sospechan que quiso sabotearla", lanzó La Stampa, de Turín. De ser así, al capitán quedaría aún más en el ojo del huracán.