Suele definirse a la ruta nacional 40 como "cinco mil kilómetros de pura aventura". Este camino es el que recorre toda la Argentina de punta a punta. Sin embargo -y pese a que su mantenimiento depende casi en su totalidad del mismo organismo, Vialidad Nacional-, a su paso por las diferentes provincias que atraviesa presenta muy diferentes estados.

Un caso testigo se puede observar en nuestro territorio. La ruta se transforma totalmente al pasar de Tucumán a Salta. En nuestra provincia, aunque no está en pésimo estado, tiene el asfalto bastante deteriorado y parchado, y la señalización deja mucho que desear. Con sólo atravesar el cartel que nos da la bienvenida a la vecina provincia, el camino cambia totalmente: el asfalto luce reluciente y está perfectamente demarcada.

De ese lado del mapa, la carretera presenta detalles como luces reflectivas (ideales para manejar seguros de noche) y bandas especiales reductoras de velocidad que indican al conductor cuando está cerca de un cruce o de un badén.