LISBOA.- El papa Benedicto XVI inició ayer en Lisboa una visita de cuatro días a Portugal con una dura condena a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores. Reconoció que "el sufrimiento más grande de la Iglesia es su propio pecado", puntualizó que la Iglesia no tolerará episodios de esa naturaleza y dijo que los responsables deben ser castigados por la justicia ordinaria. "El perdón no reemplaza a la justicia", aseveró. (AFP-NA)