Hiperinflación. Saqueos. Entrega anticipada del mando. 1989 fue un año caótico, del que emergió un nuevo escenario político. El radicalismo cedió el protagonismo y Carlos Menem encolumnó al peronismo detrás de su proyecto para conducir las riendas de la Argentina durante toda una década. Mientras, en Tucumán el esquema bipartidista de poder (PJ-UCR) se quebró por la irrupción de Fuerza Republicana, fundado por Antonio Bussi tras abandonar Defensa Provincial Bandera Blanca, partido que lo había cobijado cuando regresó a la provincia.

Las elecciones de medio término celebradas durante la primera presidencia de Menem serían entonces un mano a mano entre peronistas y bussistas, en especial la primera de ellas, organizadas el 8 de septiembre de 1991.

“No le ate las manos a Alfonsín”

En abril de ese año empezó a regir un novedoso esquema económico en el país. La Ley de Convertibilidad trajo consigo una nueva moneda, el peso -en reemplazo de los devaluados australes-, equivalente a un dólar. El famoso 1 a 1. A la vez avanzaban las privatizaciones de empresas públicas. Tras la zozobra de los comienzos del menemismo la opinión pública percibió el cambio y a nivel nacional el PJ le ganó a la UCR: 40,8% a 28,8%.

En Tucumán, los comicios coincidían con la elección de gobernador. Ante el avance de Bussi, el peronismo conformó el Frente de la Esperanza (FE) y sacó de la galera la candidatura de Palito Ortega. Fue un éxito, no sólo por la victoria del cantante, sino porque el FE obtuvo tres de las cinco bancas que se renovaban en la Cámara de Diputados. Fueron para Florencio Aceñolaza, Néstor Varela y Miguel Nacul. Fuerza Republicana obtuvo las dos restantes, para Raúl Topa y Julio César Ibarreche. Resultó impactante la performance del radicalismo, cuyo capital político se desmoronó al extremo de sumar un exiguo 5,7% de los votos.

Toda una década sin elecciones intermedias

El 3 de octubre de 1993 el país volvió a las urnas; en el caso de Tucumán, para renovar cuatro escaños de la Cámara Baja. A nivel nacional, el PJ venció sin problemas a la UCR (43,4% a 30,2%), fortalecido por los números positivos de la economía. Pero en el caso de la provincia las cosas estuvieron repartidas.

Venció el FE (41%) y se llevó dos bancas (Gioconda Perrini y José Vitar). FR quedó segunda (33,7%) y obtuvo una banca (Bussi). Muy recuperado, el radicalismo fue tercero (20,9%) y conquistó el escaño restante (Rodolfo Martín Campero). Al contrario de lo que sucedería años después, Bussi pudo asumir en Diputados, pero renunciaría en 1995 para ser gobernador. Lo reemplazó Elida Pasqualini de Acosta.