Dicen que la fe mueve montañas y este puede ser un testimonio de que eso es posible, porque una escuela del barrio 24 de Septiembre de San Miguel de Tucumán logró, gracias a la intervención de la figura religiosa de la Virgen de La Merced, algo que parecía imposible: erradicar un basural a cielo abierto, un problema que el barrio arrastraba hace años.

Mabel Rodríguez, directora de la escuela Doctor Manuel Lizondo Borda, llegó ayer a la plaza Belgrano con la Virgen de La Merced en brazos minutos antes del inicio de la procesión. Miles de tucumanos se congregaron para acompañar la caminata de fe que conmemora los 213 años de la Batalla de Tucumán, un episodio decisivo para la independencia de nuestro país liderado por Manuel Belgrano.

“La saqué de la gruta y la traje sola porque no tuve tiempo de notificar a los maestros y alumnos”, explicó la directora mientras la imagen descansaba en un banco de la plaza. Muchas personas se detenían para tomar gracia, mirarla y seguir. “Es liviana, muy liviana y fácil de trasladar”, contó con una sonrisa.

Un lugar de devoción

Cuando Gutiérrez asumió la conducción de la escuela, hace tres años, encontró una situación que la preocupó. “En el pasaje López, que está al lado de la colectora, había un basural, prácticamente pegado a la vereda de la escuela. Venían vecinos de diferentes sectores y tiraban la basura ahí. Siempre la escuela estaba con olores y con insectos a causa de eso”, relató.

Los vecinos vivieron una fiesta en la Ciudadela por el Día de la Virgen de la Merced:

Junto al equipo docente comenzó a trabajar la conciencia ambiental, aunque no hallaban la manera de erradicar el foco de residuos. “Vimos que generalmente, donde había una gruta, se respetaba ese lugar”, recordó. Así nació la idea de levantar un espacio de devoción que, además, rescatara la historia del barrio.

Historia y pertenencia

La directora tuvo en cuenta que cerca de la escuela se emplazó el Campo de las Carreras, escenario de la Batalla de Tucumán. “En una excavación, hace cinco años, encontraron dos cañones: uno pertenecía al ejército realista y otro al ejército criollo. Eso nos ubica muy cerca de la Batalla de Tucumán. Por eso, y porque nuestra escuela lleva el nombre de un historiador, Lizondo Borda, decidimos hacer la gruta en homenaje a la Virgen de la Merced”, detalló.

PROTAGONISTA. A la izquierda de la Virgen, con anteojos negros, está Mabel, directora de la escuela Lizondo Borda.

En 2023 comenzaron a trabajar con los alumnos en proyectos ambientales. “Teníamos el pesar de no poder erradicar la basura afuera de la escuela, hasta que decidimos hacer la gruta”, señaló. El terreno elegido, parte de un antiguo canal había sido tapado y no tenía duelo, lo que facilitó el proyecto.

La virgen artesanal

La construcción se concretó con la ayuda de los chicos, de los vecinos y de las donaciones de las familias. “Pedíamos colaboración: un ladrillo, cemento, bolsitas de arena. Cada uno trajo algo a la escuela, y así juntamos los materiales. La mano de obra también fue donada y para el 24 de Septiembre de 2023 inauguramos, finalmente, la gruta”, recordó la directora.

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La Virgen que hoy protege ese rincón también tiene su historia. “Una docente nueva, Mariela Musacchia, me dijo que hacía tres años tenía casualmente una imagen de María La Merced sin terminar y que justo con este proyecto se sentó, la finalizó y nos la entregó. Era su destino estar en la gruta”, contó emocionada.

LA GRUTA. El proyecto final hecho santuario fue inaugurado en 2023.

La imagen es artesanal y liviana. “La técnica se llama ‘tela engomada’. Se confecciona con algodón la vestimenta y se sumerge en tiza, yeso y cola vinilica. La cara es de yeso y el cuerpo está formado por una estructura de alambre levantada sobre una base de madera”, contó Musacchia. La corona de tela, el cetro de madera y una decoración de flores celestes como la bandera argentina y hojas doradas completan la figura. “Estoy convencida de que el destio de la virgen era la gruta”, agregó.

Cambio que inspira

La transformación del pasaje López fue inmediata. “Este es el tercer año que celebramos, con alegría, haber erradicado ese basural gracias a la Virgen de La Merced”, dijo contenta.

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Además, contó que la institución sigue trabajando en el tema ambiental: recolectan cubiertas abandonadas y, en un sector de la plazoleta Domingo Torres de Pueyrredón al 1.000, hicieron un circuito de salud con material reciclado. “Nos dimos cuenta de que habían muchas cubiertas tiradas en las veredas cercanas y decidimos hacer algo con eso. Los profesores de Educación Física ayudaron a organizarlo como pista de obstáculos”, comentó.

Hoy, durante el desfile que se realiza en el barrio 24 de Septiembre, se inauguró ese circuito. Para Gutiérrez, lo más importante es el efecto multiplicador. “Esta iniciativa fue un salvavidas para el barrio. El basural desapareció y en su lugar quedó un espacio cuidado, respetado y multiplicador, porque en otros sectores los vecinos también replicaron la idea de poner imágenes religiosas para erradicar focos de basura”, concluyó.

La fe y la participación comunitaria, juntas, lograron lo que durante años parecía imposible: transformar un basural en un símbolo de fe, de esperanza y de compromiso ambiental.