LA GACETA en el debut de la Sub20: un puñado de hinchas espera a los jugadores en la puerta del hotel

LA GACETA en el debut de la Sub20: un puñado de hinchas espera a los jugadores en la puerta del hotel

El clima mundialista está ausente en Santiago; hay más seguridad que fanáticos.

FOTO LA GACETA / Franco Vera   FOTO LA GACETA / Franco Vera

El día está gris y una leve llovizna complica el panorama en el centro de Santiago del Estero. Pasado el mediodía, en la plaza Libertad, principal paseo de la ciudad, casi no hay gente. Sin embargo, en la puerta de ingreso al hotel NH, ubicado en esquina sureste, hay mucha seguridad.

Adentro, en uno de los salones Javier Mascherano y sus pupilos acaban de terminar el almuerzo. Los futbolistas apuraron la comida para poder estar unos minutos con los suyos. Así, Luka Romero aparece por el hall principal y le dedica unos minutos a sus tíos antes de subir a la habitación para recargar el último toque de energía de cara al debut mundialista.

Luego de un breve lapso cargado de sonrisas y abrazos, Alfredo Bezzana cruza la puerta de salida. “Vinimos desde Quilmes a ver el partido. Siempre estamos en contacto con Luka”, le cuenta a LA GACETA el tío del extremo de Lazio de Italia. Esos minutos con su sobrino fueron todo para él. “Tengo que ver cómo sigue esto. Yo tengo que trabajar por lo que no sé si podré quedarme hasta el martes. Es todo paso a paso”, explica sobre el duelo contra Guatemala.

En la puerta del hotel casi no hay clima de previa de partido; mucho menos de Mundial. “Hay más seguridad que hinchas”, dice un hombre que ronda la zona a pura sonrisas.

LA GACETA en el debut de la Sub20: un puñado de hinchas espera a los jugadores en la puerta del hotel

Unos 50 hinchas esperan ver, aunque sea a través del vidrio, a los futbolistas. No hay ni efervescencia, ni cánticos, ni camisetas, ni nada. En ese grupo se destacan cuatro jóvenes que caminan de aquí para allá; uno de ellos con un rompevientos celeste y un gorrito “piluso” de la Selección.

Lucas Pagliarisi llegó desde Río Cuarto junto a sus hermanos Santiago y Federico; y a su amigo Juan. “Salió la posibilidad de ver a la selección y nos mandamos sin dudarlo”, dice ese fanático del fútbol, del seleccionado y de Boca. “Es el equipo más grande del mundo”, asegura.

¿Qué los llevó a recorrer casi 700 kilómetros? El amor a la bandera y al fútbol. En este caso importa poco y nada que se trate de una selección menor. “Particularmente soy de ver todos los partidos de la Selección, independientemente la categoría o de la división. Estaba la chance de venir a ver un Mundial y obviamente no la íbamos a dejar pasar”, jura Lucas. Él y su grupo ya tienen asegurados sus lugares en los duelos contra Uzbekistán y Guatemala. “Como yapa, Luka Romero salió a saludar a los hinchas y pudimos tomarnos una foto con él”, ríe antes de despedirse.

Cerca de las 13.30, la seguridad de la AFA decide que es momento de comenzar a armar la logística para la partida del plantel al estadio. Llegan vallas y refuerzos para controlar a ese puñado de personas, que a esa altura deben retroceder hasta la esquina de la plaza.

Los futbolistas ya dejaron el hall. Llegó el momento de descansar. A las 15 hay merienda y a las 16 el grupo parte al “Madre de Ciudades”. Ahí sí promete haber efervescencia, color, calor y mucha gente; como exige un Mundial.

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