Un desierto de dólares y una promesa electoral de “pesos”

Un desierto de dólares y una promesa electoral de “pesos”

El Gobierno espera que el FMI anticipe fondos al país para robustecer las reservas. La estrategia de Massa en las provincias.

Hay que pasar el invierno. Sesenta y cuatro años después de que Álvaro Alsogaray lanzara estas palabras en medio de una crisis nacional, la historia parece repetirse con Sergio Massa conduciendo un barco al que se le está acabando la combustible. El ministro de Economía no puede todavía convencer al proveedor de otorgarle más fluido para llegar al puerto, el 10 de diciembre. Ese abastecedor no es más que el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que la Argentina le volvió a pedir una prórroga del acuerdo y hasta un anticipo de un desembolso de U$S 10.800 millones del último arreglo. 

Como sucede con el mercado voluntario de crédito, el organismo duda de la credibilidad de un país que tiene agotadas sus reservas netas del Banco Central.

El clima de incertidumbre política y económica es un serio condicionante para avanzar con esta negociación frente al prolongado y agitado calendario electoral por delante. Durante el invierno, los inversores suelen dolarizar sus carteras, pero hoy no hay billetes estadounidenses disponibles. Se acude al mercado informal y, por ende, se estima que habrá otro salto en el valor que es probable que lleve al dólar otra vez a la zona de los $ 500.

El economista Gustavo Ber sostiene que los dólares financieros y libre vienen reacomodándose luego del duro dato de inflación, una batería de medidas que no convenció y un cambio en la estrategia de intervenciones oficiales en el mercado. Todo ello en busca de conseguir pronto desembolsos del FMI que actúen como “puente” para transitar el desierto de divisas desde el tercer trimestre -en especial a partir de agosto- por aquel proceso de dolarización.

Según el analista del mercado, más allá de que se vienen acelerando las liquidaciones del “dólar agro”, y también se alcanzan saldos positivos por parte del BCRA, preocupa que aún así no se detenga el drenaje de reservas. Esto, indudablemente, le pone más presión a las negociaciones contrarreloj con el FMI por un alivio de corto plazo.

El ministro de Economía cerró una semana difícil, en la que observó abultadas subas diarias de los dólares financieros en lo que va de la gestión del presidente Alberto Fernández. Según GMA Capital, esto no se veía un salto de magnitud similar desde el 4 de julio pasado, que fue el primer día hábil tras la renuncia del ex ministro Martín Guzmán, cuando el MEP había avanzado 9,5% y el Contado con Liquidación, 9,9%.

¿Qué provocó este giro de 180°?

El corrimiento del BCRA del lado de la oferta explicaría este ajuste en los tipos de cambio financieros, explica el economista Nery Persichini. Al mercado le llama la atención que esto haya ocurrido a pesar de que todavía no se llegó a un acuerdo con el FMI. ¿Este hecho anticipará que haya novedades pronto? Más allá de esta cuestión, aunque el dólar “agro” levantó en la última semana y el Central compró U$S 327 millones en las últimas 10 ruedas, la tendencia de las reservas es declinante, puntualiza GMA. Por lo tanto, que las reservas netas continúen a la baja, en terreno negativo y en mínimos desde diciembre de 2015 podría ser otro determinante para cesar la presencia en los dólares financieros. La pregunta del millón es si esto fue un hecho temporal o definitivo. Mantener los dólares financieros “artificialmente bajos” le había costado al Banco Central U$S 800 millones de reservas netas entre el 25 de abril y el 17 de mayo, a razón de U$S 50 millones promedio por día hábil, advierte Equilibra, Centro de Análisis Económico. Esto puede conducir al Poder Ejecutivo a transitar dos caminos: seguir desdoblando el mercado oficial de cambios, o exigir el uso de dólares propios del sector privado para ciertos pagos. En cualquier caso, el ensanchamiento de la brecha en el corto plazo luce inevitable.

“La situación de las reservas y sin haber mucho para ofrecerle al FMI para destrabar el adelantamiento de los desembolsos nos hacen inclinarnos por la segunda de las opciones”, sostiene por su parte GMA. Sin embargo, en caso de que se confirme el acuerdo con el Fondo, por más que la mejora de las reservas sea transitoria (los desembolsos están calzados con pagos por un monto similar), el BCRA continuará utilizando su poder de fuego para intervenir. Más aún, teniendo en cuenta que la nominalidad está lanzada y que cualquier suba cuantiosa de los dólares financieros podría tener un impacto directo en precios. La economía no aguanta tanta turbulencia, mucho menos que la inflación mensual se dispare por encima del 8% que viene registrándose en los últimos meses.

Aliados transitorios

Massa sigue pendiente del mercado, pero no descuida la cuestión electoral. Sabe que el Frente de Todos rema en dulce de leche y quiere sacarse esa mochila llamada Alberto Fernández.

El tigrense despliega sus tentáculos en la provincia. Esta semana estuvo muy activo en los contactos con los gobernadores, los que están y los que resultaron electos. Por caso, firmó un acuerdo millonario con el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez y con el mandatario electo Rolando Figueroa, para reactivar la planta de agua pesada más grande del mundo. Pero no se quedó en eso: también recibió en su despacho del Palacio de Hacienda al salteño Gustavo Sánz (uno de sus aliados incondicionales en el interior) y al reelecto gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella. Las señales son más que claras: en materia electoral el ex ucedeísta también quiere pasar el invierno para llegar al turno electoral con serias aspiraciones presidenciales. En un encuentro con los referentes del Frente Renovador, Massa ha lanzado ayer una frase más que elocuente: “no hay orden económico sin orden político y no hay estrategia electoral sin tener competitividad”. Por las dudas, avanza con el fortalecimiento de nuevas alianzas políticas. Osvaldo Jaldo está en los planes del ministro de Economía. Si obtiene el triunfo el 11 de junio, lo convocará a su despacho más allá de lo que piense el actual gobernador Juan Manzur. La zanahoria es interesante para quien pretende ser el sucesor del sanitarista: una ayuda financiera para pagar el medio aguinaldo a los estatales tucumanos. 

La promesa electoral de más pesos en la plaza financiera local, si hay triunfo en las urnas, no es menor. Curiosamente, en los días previos a la fecha de convocatoria a las urnas puede darse el mismo cuello de botella que se evidenció la semana anterior: un faltante de billetes de $ 1.000 en los cajeros automáticos. Esta situación no sólo preocupa a las autoridades de los bancos de la City y a los funcionarios del Ministerio de Economía de la Provincia. También inquieta a los limoneros que, para entonces, estarán en la plenitud de la zafra y habrá que pagar los jornales a los cosecheros. Eso, generalmente se hace los sábados. Los industriales y los contratistas tratan de hacer previsiones. No pueden liquidar dólares porque no hay tantos pesos en el mercado (formal e informal) para atender la demanda. En medio de esta situación tal vez los tucumanos sean testigos de la aparición de un nuevo actor: los flamantes billetes de $ 2.000.

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