¿Por qué faltan billetes de $ 1.000 en los cajeros?

¿Por qué faltan billetes de $ 1.000 en los cajeros?

En los últimos días hubo inconvenientes para extraer dinero de las máquinas. Un problema que se repite en cada turno electoral

“He recorrido siete cajeros automáticos. En dos hice fila hasta que, al final, me di con que no avanzaba porque se quedaba sin dinero. No puedo sacar mi sueldo. ¿Cómo es posible que no repongan los billetes?”. Eduardo, empleado público, se lamentaba a la salida de uno de los bancos del microcentro. Atrapar horneros es una empresa más que difícil. Sencillamente porque los billetes de $ 1.000, que en su anverso tienen la imagen del pájaro característico de la Argentina, desaparecieron del mercado.

¿Qué pasó? Los banqueros consultados por LA GACETA coinciden en señalar que se quedaron sin stock para la reposición en los cajeros. Sucede que esas máquinas fueron programas para expulsar tan sólo esos billetes porque el usuario no quiere otros de baja denominación, ya que les resulta complicado el acarreo, además de que deben realizar varias operaciones para, por ejemplo, extraer más de $ 30.000. A los bancos, además, la logística les resulta mucho más onerosa. Por caso, en tiempos de pago de salarios estatales y jubilaciones, se efectúan entre dos o tres reposiciones diarias para abastecer las necesidades de los usuarios. Las máquinas tradicionales cuentan con cuatro caseteras que pueden contener en total hasta 8.000 papeles, es decir, $ 8 millones.

Los ATM (máquinas expendedoras de dinero, por sus siglas en inglés) más modernos pueden llegar a contener una galleta, es decir 10 fajos de billete, con una capacidad de 2.500 papeles por casetera. Los individuos pueden llegar a sacar hasta 40 unidades por extracción y hasta dos de ellas en el mismo día.

El Poder Ejecutivo había diseñado, además, un cronograma de pago de los sueldos a los empleados públicos, que terminó el miércoles último. Ese compromiso implica un desembolso de unos $ 24.000 millones, que es gasto mensual en personal.

Entonces, ¿quién o quiénes tienen los billetes de mayor denominación de la Argentina? Operadores de la City tucumana apuntan que, cada vez que se acerca un domingo de elecciones, los políticos captan el físico existente en el mercado y, de esa manera, secan de pesos la plaza financiera. El inconveniente se agravó, comenta uno de los operadores, ya que el Gobierno autorizó la distribución de las partidas que le corresponden a los municipios por transferencias coparticipables o fondos comprometidos por algunos de los acuerdos que asumieron con la Provincia. En algunas intendencias causó inquietud el hecho de que la Casa de Gobierno haya girado los fondos en tres partes, en vez de una sola partida, como es la costumbre en el manejo de las finanzas públicas.

La cobertura de efectivo por parte de los candidatos de distintos acoples, sin embargo, quedó desactivada tras conocerse el martes la suspensión de las elecciones provinciales, una medida adoptada por la Corte Suprema de Justicia, debido al hacer lugar a una cautelar solicitada por el Partido de la Justicia Social que reclama la inconstitucionalidad de la candidatura a vicegobernador del actual mandatario, Juan Manzur.

A falta de billetes naranjas surgen los verdes. Según trascendió, hubo operaciones en el mercado informal. Algunos candidatos sacaron parte de sus ahorros en dólares para convertirlos en “cash”, que es lo que se necesita para movilizar la estructura electoral. En estas operaciones hubo flexibilidad en la cotización. En la actualidad, la divisa estadounidense cotiza a $ 470 por unidad en el mercado informal local. Algunos llegaron a “quemar” los billetes verdes, recibiendo entre $ 450 y $ 455 por unidad, para contar con el escaso efectivo en pesos.

La suspensión de los comicios del domingo también planteó otra cuestión inquietante para los candidatos: el efecto inflacionario. Los referentes de las distintas coaliciones coinciden en señalar que hubo pedidos por parte de los prestatarios de servicios de reajustar el valor de los vehículos para la movilización de votantes y del catering para los fiscales de mesa, por ejemplo. “Mientras más tiempo se extienda la convocatoria, más caro resultará la campaña”, razona uno de los candidatos del oficialismo. En este aspecto juega mucho los compromisos de caballero, indica otro postulante. El sostenimiento del precio de los servicios es una necesidad para los acoples, que habían puesto todo el combustible para este fin de semana, pero ante el aplazamiento del acto comicial, tendrán que rever la cuestión financiera. “No nos queda mucho margen para realizar campaña; ahora sí será a pata y pulmón en muchos casos, ya que la decisión de la Corte se conoció cuando ya se habían cubierto las obligaciones asumidas con todos los proveedores de servicios”, indica a nuestro diario, un intendente que atraviesa el último tramo de mandato.

La candidatura es una inversión que, en muchos casos, no se recupera. El poder no tiene precio, indican los dirigentes. Todos quieren llegar a la meta, aun cuando ello signifique acumular deudas y comprometer los ahorros. La política, en definitiva, es costosa.

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