A los amigos de Mariotti les preocupaba su nueva actividad como prestamista

El momento más emotivo de la jornada fue protagonizado por Magdalena Valdez, quien, al igual que Ignacio Hernández, recordó cómo había sido su amistad con Pablo Maximiliano Mariotti, el hombre de 36 años que fue asesinado por un grupo que habría querido apoderarse de sus bienes. La joven lloró amargamente al recordar a su amigo y contó que para la fecha del crimen había comenzado a notar a través de los chats que alguien le estaba manejando el teléfono a Mariotti.

Según la acusación que plantea el Ministerio Público, representado en este juicio por la fiscala de Cámara Marta Jerez, entre el 5 y el 7 de febrero de 2020, los imputados Lucas Alfredo Gordillo, Alexis Yamil Salis, Rolando Jesús Morán, Ramón Osvaldo Manrique y José Miguel Escudero se repartieron tareas para ingresar a la casa de la víctima, en La Madrid al 1.300, en la capital. Allí estrangularon con dos sogas a Mariotti, que era prestamista y había heredado dinero y varias propiedades. Los autores del hecho habrían sabido que la víctima prácticamente no tenía familia en la provincia y habrían querido aprovechar eso.

Luego del crimen, según la acusación, trasladaron el botín hasta la casa de Solange Manzaraz Beltramino, quien era novia de Gordillo. Luego quemaron la vivienda de la víctima, dejaron su moto abandonada en Las Talitas y finalmente enterraron el cuerpo en un taller de Olleros al 100.

Hernández y Valdez contaron que estaban preocupados desde que Mariotti les había contado que había empezado una sociedad como prestamista con Gordillo. La víctima proporcionaba el capital y el imputado se encargaba de las cobranzas. Dijeron que intentaron disuadirlo de dedicarse a esa actividad pero que el hombre de 36 años insistía en que todo marcharía bien.

Los días previos al hecho los amigos de Mariotti le escribieron para saber cómo estaba. Remarcaron que les pareció muy extraño que “Maxi” les respondiera escribiendo, ya que padecía un problema de la vista y solía contestar mediante audios de whatsapp. Esa fue la primera señal que tuvieron de que algo malo podía haberle pasado. Preocupados, le dijeron que irían a verlo pero sólo recibieron respuestas evasivas. Algo similar había contado el lunes Eneas Agustín Mariotti, el primo de Pablo Maximiliano, quien dijo que no estaba al tanto de la actividad de la víctima pero que se preocupó cuando le escribió la primera semana de febrero para invitarlo a su cumpleaños, que pretendía festejar el 14 de febrero. Las respuesta fue “dale, cumpa”, una terminología que su primo no solía usar, y el mensaje de que estaba muy ocupado en ese momento, trabajando y cobrando.

Los amigos de Mariotti contaron también que cuando estaban pensando ya en ir a verlo, se enteraron de que la casa había sido incendiada y comenzaron a buscarlo en hospitales y sanatorios.

Además declararon los testigos ofrecidos por las defensas. Una amiga de Manzaraz Beltramino aseguró que el día del hecho se juntaron a comer y luego salieron a bailar. La madre de Morán dijo que el día del hecho estuvo con su hijo y con su nieta. También declaró una fonoaudióloga, amiga de los padres de Salis, que dijo que conocía al imputado desde niño y lo catalogó como “un chico excelente”. Esta última testigo fue quizás la que más detalló una versión ante los jueces Luis Morales Lezica, Fernanda Bähler y Wendy Kassar. La profesional describió que Salis “siempre estaba dispuesto a ayudar” y que a su criterio “Yamil admiraba a su amigo Lucas Gordillo”. Cabe destacar que Salis y Gordillo se acusaron mutuamente como los culpables del hecho y de haber arrastrado al otro a este juicio.

Hoy alegarían los peritos y testigos restantes. El lunes comenzarían los alegatos.