Monseñor Mirosław Adamczyk: “No tenemos la receta para gobernar"

Monseñor Mirosław Adamczyk: “No tenemos la receta para gobernar"

El nuncio apostólico, monseñor Mirosław Adamczyk, sostuvo que la Iglesia “puede ayudar a tapar algunos huecos, pero no tiene posibilidades de pelear contra la criminalidad ni contra la pobreza”. Una visita por el 125 aniversario de la creación de la Diócesis de Tucumán. El llamado a los católicos para tener “una clase política que ame al país y haga el bien”

PEDIDO POR LA PAZ. Representantes de distintas religiones confluyeron en la Casa Histórica para ofrecer una imagen de unidad. PEDIDO POR LA PAZ. Representantes de distintas religiones confluyeron en la Casa Histórica para ofrecer una imagen de unidad.

Representa a Francisco en nuestro país. Es quien se encarga de que haya diálogo fluido entre la Argentina y el Vaticano; y con asiduidad informa a Su Santidad sobre cómo van las cosas en su patria. No lo hace sólo porque el Papa es argentino, sino que se trata de un rol que ya ha cumplido en otras naciones. Estamos hablando de monseñor Mirosław Adamczyk, nuncio apostólico del Vaticano para Argentina. Desde 2020 ostenta ese cargo, que por primera vez lo trajo a Tucumán. El religioso llegó a la provincia el viernes para clausurar ayer el Año Jubilar Diocesano, por los 125 años de la creación de la Diócesis de Tucumán. En este contexto, aprovechó para recibir a la prensa y para comentar sobre su labor en el país.

No es una tarea fácil la que le toca -dirá más tarde-. Hace tres décadas trabaja en diferentes nunciaturas; ha estado en Madagascar, en Hungría, en África del Sur, en Liberia, en Venezuela y en Panamá, entre otros territorios. Pero este tiene algo diferente: “mi función es informar al Santo Padre sobre las condiciones de vida de los fieles en el país. ¿Cómo puedo hacerlo con un sacerdote que pasó 70 años de su vida aquí? -dijo entre risas-; no es una tarea fácil”.

El encuentro con la prensa fue ayer a mediodía, luego de un fallida reunión con autoridades del Gobierno provincial (el nuncio minimizó el hecho al decir que “sólo se trató de cuestiones de agenda”) y de una actividad con autoridades municipales. En el Arzobispado de Tucumán, y en compañía del arzobispo monseñor Carlos Sánchez y del arzobispo auxiliar Roberto Ferrari, Adamczyk se mostró muy contento por las actividades realizadas el viernes: tuvo un gran encuentro con el clero tucumano, y más tarde compartió una jornada con representantes de los 39 movimientos e instituciones laicales de la provincia, y con consagrados de 26 comunidades. Y también estaba feliz por lo que seguía: luego de la conferencia -a la tarde- tendría un encuentro con fieles en plaza Independencia para una misa central.

Límites y grietas

Una de las primeras preguntas que surge ante la presencia del funcionario (su trabajo es asimilado al de un embajador) es si considera que hay algunas dificultades o problemáticas que podrían complicar su labor. “No encuentro problemas en la Argentina. Encuentro un espíritu de encuentro; la gente es acogedora”, resumió. De inmediato, la consulta cambió hacia el papel que tiene la Iglesia frente a algunos flagelos que la sociedad atraviesa. Es que él ha estado en otras latitudes, ha experimentado otros problemas, pero este es un país especial, y la inseguridad, el narcotráfico y la pobreza son cuestiones que ocupan parte de nuestra vida. Y, en algunas de ellas, los laicos y los consagrados tienen una gran injerencia. “Siempre decimos, cuando se habla del problema de la criminalidad, de la pobreza, que la Iglesia puede ayudar, pero debemos ser realistas: nosotros podemos tapar algunos huecos, pero no tenemos posibilidades, como Iglesia, de pelear contra la criminalidad, ni contra la pobreza. Solamente (estamos) ayudando”, reflexionó.

En la misma línea opinó más tarde cuando fue consultado sobre otra problemática: la famosa grieta. Y la pregunta no está fuera de lugar: En su papado, Francisco pregona la idea de una sola iglesia, de un pueblo que avance de la mano. De hecho, el lema “Caminemos juntos” fue la base de todos los eventos jubilares en Tucumán. ¿Pero puede hacer algo la Iglesia para lograr la unidad del país? ¿La Nunciatura puede aportar?

“La Iglesia no tiene una receta para gobernar un país; es una tierra donde puede crecer una solución, pero no tiene recetas listas para un gobierno -destacó-; los católicos sí pueden cambiar el país, y esto debería ser una misión para ellos: presentar una clase política diferente, que ame al país y que quiera hacer el bien”.

La pregunta del millón

En medio de la conferencia -que también atravesó temas como el aborto y la homosexualidad, desde la visión de la Iglesia- finalmente Adamczyk respondió sobre una de las grandes incógnitas en torno al Papa. ¿Vendrá a Argentina? “No tengo ninguna preparación”, resumió, haciendo referencia a que no le ha llegado ninguna directiva desde la Santa Sede.

“Pero estamos dispuestos, listos, a preparar todo rápidamente si el Papa pregunta”, indicó. En este punto entró a la conversación el arzobispo, que bromeó con que le gustaría que el Santo Padre venga a Tucumán. “El Papa es muy independiente, con una claridad de conciencia muy grande: siendo argentino se sabe pastor de la humanidad”, reflexionó.

Mensaje de unión

oración en la casa histórica y homilía en la catedral

Representantes de distintos cleros de Tucumán confluyeron ayer por la tarde en la Casa Histórica para realizar una oración interreligiosa al “Don de la Patria”, convocados por el nuncio apostólico en la Argentina, Mirosław Adamczyk. Luego de que cada religioso interviniese con su mensaje, fue el turno del representante de la Santa Sede, quien pidió al Señor que “infunda en los corazones un espíritu fraterno e inspire los sueños de encuentro, de diálogo, de justicia y de paz para crear sociedades más sanas y un mundo más digno sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras”. “Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra para reconocer la belleza que sembraste en cada uno y sellar lazos comunes de esperanza”, agregó. En la homilía durante la misa ofrecida en la plaza Independencia con motivo del aniversario de la fundación de la Diócesis de Tucumán, resaltó que “125 años no son pocos y representan el largo camino del Pueblo de Dios en esta tierra”. “Desde entonces tienen su Iglesia propia, como uno posee su propia casa, que nos permite a construir el reino de Dios. Queremos y debemos agradecer a Dios por todo. La gratitud es la memoria del corazón”, destacó. Tras mencionar a algunos de los anteriores arzobispos, destacó al actual Carlos Sánchez, “hijo de esta tierra, que conoce profundamente su realidad”, y a su auxiliar, Roberto Ferrari.

Comentarios