Alejandra Conti y Sergio Suppo: Malvinas, 40 años después de la guerra

Alejandra Conti y Sergio Suppo: Malvinas, 40 años después de la guerra

Dos periodistas cordobeses cuentan cómo están hoy las islas y qué piensan los habitantes de allí de los argentinos.

ALEJANDRA CONTI Y SERGIO SUPPO. Escriben sobre el territorio más amado por los argentinos. ALEJANDRA CONTI Y SERGIO SUPPO. Escriben sobre el territorio más amado por los argentinos.

¿Qué hay en las islas Malvinas? ¿Cómo se vive hoy en esas tierras? ¿Cuál es la base de la economía de los pobladores? ¿Qué pasó con su forma de vida luego de la guerra de 1982? ¿Qué sienten allí por los argentinos? ¿Hay alguna posibilidad de que vuelvan a ser argentinas? Estas y muchas preguntas más sobre las Malvinas son las que intentan responder los periodistas cordobeses Alejandra Conti y Sergio Suppo en el libro “Malvinas. El lugar más amado y desconocido por los argentinos”, Ambos viajaron en marzo del año pasado hacia allí para hacer una cobertura por los 40 años de la guerra para Cadena 3,, y decidieron (o los convencieron, como ellos mismos explican) hacer un relato con sus vivencias y todo lo que sintieron allí. “Este libro intenta remediar en una pequeña proporción el desconocimiento sobre las islas y sobre el largo proceso de cuarenta años que siguió a la guerra de 1982. E invita también a reflexionar sobre este conflicto que seguirá vigente en nuestra política exterior muchas décadas más”, advierten. Este es el diálogo que mantuvieron con LA GACETA.

- No fue fácil la llegada de ustedes a las islas, ¿no?

- A,C.: Nosotros fuimos entre marzo y abril del año pasado y ellos mantenían fronteras cerradas ya que tiene una estructura sanitaria pequeña, pero por esos mismos cuidados no tuvieron muertos durante la pandemia. Son nada más que 3.600 habitantes. A nosotros nos pusieron muchos obstáculos para llegar. Fueron tres meses de trámites y el viaje que hicimos nos llevó desde Córdoba a Ezeiza, de allí a Londres, luego Oxford, Dakar y de allí a Malvinas. Ya estaban cerrados los vuelos que se hacían desde Chile o el de San Pablo (Brasil), Y tuvimos que hacer una semana de cuarentena estricta antes de poder comenzar a trabajar.

- S.S.: El libro es hijo de la cobertura que hicimos para Cadena 3 por los 40 años de la guerra. Nos sentamos a escribir a cuatro manos, crónicas del viaje, las vivencias personales, más los datos duros de la economía, de la sociedad, datos históricos. Malvinas sigue en el imaginario muy prendido y muy fuerte. Ya lo estaba desde antes de la guerra, que fue un crimen político aberrante. Tratar de recuperar las islas por la fuerza fue el último acto de una dictadura asesina que quería perpetuarse. Lo que pasó en las islas siempre fue un motivo de sentimiento nacional muy fuerte y nos instaló aún más la convicción de que las Malvinas son argentinas. Lo del 82 acentuó ese sentimiento. El libro sale de esa cuestión, de preguntas que nos hacíamos y que nos hacían. Nosotros hablamos de lo que son las Malvinas, qué pasó en los 40 años después de la guerra, de qué viven, cómo les cambió la vida, político, económico, cultural. Hay un desconocimiento fuerte de lo que pasa allí. Hoy el 60 % de los argentinos nacieron después del 82, y lo mismo pasa con los isleños. En el libro lo dice: “Dice el libro: Hay dos elementos que marcan la diferencia entre esa época y esta. Uno de ellos, el principal, la actitud de los gobiernos argentinos de los últimos años, que han usado el tema Malvinas en el sentido utilitarista de la palabra, más como una cuestión de mercado político interno que por verdadera vocación de acercar las islas al continente. En esa línea, los isleños son tratados de piratas y hasta okupas. En las islas, donde es un deporte estar pendiente de lo que se dice en la Argentina de ellos, los ataques verbales no pasaron inadvertidos.

- ¿Qué vieron allí?

- A.C.: El del año pasado fue mi sexto viaje a Malvinas. Ya lo había hecho con pasaporte extranjero y luego con el argentino. Cerca de los 90 los isleños tenían cierta curiosidad con nosotros y querían mostrar los procesos y avances que habían tenido desde 1986 cuando comienzan a cobrar las licencias por la pesca. En ese momento querían conocernos, pudimos hablar con la gente. No costaba nada entablar relaciones. A partir de 2012 eso cambió y esta vez se me empezó a ser difícil, por no decir imposible poder entrevistar a los isleños. Hoy hay mucha inmigacion de distintos países. Cobran en libras esterlinas y les mandan dinero a sus familias-. Trabajan de mozos, en supermercados, en limpieza. En cifras la mayoría de los isleños son anglosajones, ya con ocho generaciones por detrás, luego están los llegados de la isla de Santa Elena, , son mozos, limpieza hay perusno, muchos chilenos, primero los anglosajones, luego los chilenos, que son la segunda minoría, peruanos uruguayos, filipinos y de Zimbabwe que van a desminar. Los chilenos son militantemente pro británicos. En Malvinas son muy organizado, es todo muy chiquito. Tienen una educación que es de excelencia, ningún docente puede tener menos de grado universitario, y posgrado en enseñanza. Tienen maternal, jardín, primario y secundario separados. La educación es gratuita. La universidad la hacen en Inglaterra. Se van a estudiar allí y luego vuelven sobre todo con especializaciones en lo que tiene que ver con el comercio marítimo. Aprovechan muy bien todo lo que tienen. El Gobierno es muy grande, el 30% de la población trabaja en el Estado. No es un pueblo. Viajan mucho a Inglaterra. Tienen bienestar económico, son cosmopolitas, casi todos tienen camionetas 4x4 por el tipo de rutas y caminos que deben hacer. Y aunque el acceso a la salud no es un problema tienen una estructura sanitaria chica. Si son casos graves viajan a Inglaterra o a Chile.

- S.S.: Es un lugar en medio del océano, con un clima muy duro, fuerte, hostil, similar a lo de estepa patagónica continental, con una población estable de isleños. Pero cambiaron mucho desde el 82 hasta ahora. Antes mucha gente se iba porque no había de qué vivir, pero desde el 86 con los derechos de pesca eso cambió. Hoy hay prosperidad económica. Tienen mucha identidad los isleños, es un lugar desolado. Antes vivían sólo de la lana, pero todo cambió y creció con los derechos de pesca. Hoy hay trabajo, no hay grandes desigualdades sociales, no se ve gran ostentación, incorporan trabajadores que hacen servicios en las islas y también incorporan docentes. Casi nadie habla Castellano. Uno, por el paisaje, tiene la sensación de estar en Escocia.

- ¿Hay algo argentino en las islas? ¿Quedó algo que nos represente?

- A.C.:Nada, casi nada. Resguardaron bastante lo que quedó de las batallas. Si vas a visitar esos campos tenés que ir obligatoriamente con un guía. No podés levantar nada del suelo. Y después está el cementerio, pero a excepción de algunas palabras, no hay nada de argentino allí.

- S.S.: Evidentemente ellos se endurecieron en las relaciones con los argentinos. Antes eran muy receptivos los isleños, pero eso se fue endureciendo mucho con el paso del tiempo, hipótesis sobre todo por el uso de política interna del kirchnerismo sobre Malvinas. Ellos se victimizan mucho, todo lo toman a mal. Así quieren crear su identidad, rechazan todo lo que sea argentino, y le dicen a Gran Bretaña ‘queremos ser británicos’. El único producto argentino que vimos fue el vino. En las islas no se produce nada. En el caso de los isleños es irreductible que quieren ser británicos, no argentinos. Para que sea al revés debería pasar mucho tiempo y además tendría que darse situaciones como que la Argentina sea un país deseable, con progreso. Hay una sensación muy importante: los británicos y los isleños se plantaron en que nosotros perdimos la guerra y entonces no hay marcha atrás.

- ¿Por qué escribir este libro?

- A.C.: Es una visión de dos periodistas independientes y de nuestros pensamientos. Siendo argentinos vimos lo que hicieron los militares como un crimen político. Antes de la guerra llegó a haber alguna oportunidad de recuperar las islas por la vía diplomática. Pero después todo eso se hizo imposible. Me llama la atención que no haya tanta gente que viaje, aunque sea carísimo.Si tanto queremos a las Malvinas deberíamos esforzarnos por conocerlas más. Nunca hubo más de 30 argentinos viviendo allí. Y hoy no hay. Es un entorno muy difícil, muy solitario, que conlleva un gran esfuerzo físico. Hoy hay falta de cosas por hacer, internet no es buena, es bastante precaria, pero después tienen de todo y viven con confort en sus hogares. No te deja de conmover la historia de lo sucedido, la visión del cementerio, la historia de chicos que fueron arrancados de sus familias para ser enviados a la guerra, de los padres que no se enteraron que habían caído en combate. Lo de la guerra es una cuestión tan criminal… Salvo el honor de quienes combatieron como lo hicieron no hay nada que destacar, y diplomáticamente nos retrotrae un siglo. La guerra arruinó todo,

- S.S: El título de alguna manera recoge nuestra experiencia, particularmente a Alejandra que es especialista en el tema. Todos los argentinos tenemos un sentimiento muy especial por las islas, lo teníamos antes de la guerra y a partir de la guerra se han ido añadiendo nuevas generaciones de argentinos que mantienen un amor y un interés especial de que las islas vuelvan a formar parte de la Argentina, estén bajo el control de la Argentina. Eso yo creo que la convierte en uno de los lugares más amados por los argentinos. Pero muy pocos argentinos han podido ir a las islas por distintos motivos y es muy grande el desconocimiento que nosotros tenemos en general los argentinos, sobre qué hay en las islas, cómo son, quiénes viven, qué piensan, qué piensan ellos de nosotros, etc. Por eso el libro trata de contar cómo son las islas”.

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