Cartas de lectores: la plaza del Árbol de la Libertad

Cartas de lectores: la plaza del Árbol de la Libertad

21 Marzo 2023

La Municipalidad ha iniciado los trabajos para hacer una plaza en la esquina queda el Noreste del cruce de las calles Alberdi y Las Piedras. Cabe decir que por la calle al poniente, o quizás por sobre el mismo terreno de esa dicha plaza, pasaron Los Decididos venidos en el éxodo y los paisanos de las milicias de Tucumán y santiagueños, junto con el Ejército auxiliar del Perú, en aquella primavera de 1812, para dar la batalla por la libertad de los campos de grama y el tuscal en flor. Y en su Memoria Descriptiva sobre Tucumán, Alberdi, en referencia los campos y el tuscal en primavera, nos dice que después de la batalla pasó a llamarse Campo de la Victoria y el Honor: “los aromos se vuelven de oro todo enteros, antes de mostrar una hoja y lucen aislados en los prados”. Y luego, en referencia a la calle al poniente y el campo donde ahora se hace la plaza, Alberdi nos dice: “los que salen a los campos de la ciudadela en la estación de las flores tienen que dar antes su atención al tarco que existe en aquella orilla del pueblo. Este árbol de cerca de 10 pies de altura, tronco limpio y poco tortuoso, antes de mostrar una hoja se viste todo entero de una hermosa flor morada, con tal copiosidad que a lo lejos parece un inmenso vaso de cristal violado. Un religioso (fray Cayetano Rodríguez) tan querido de las musas como de la virtud, después del paseo diario por las cercanías de la ciudad acostumbraba volver a tomar mate debajo de aquel árbol que él llamaba de la Libertad, a la lluvia de sus flores que desprendían los pájaros y los céfiros. Algunos años después, estando en Buenos Aires, los recuerdos de Tucumán sacaron de su pluma la siguiente estrofa, cuyos dos últimos versos no sé porque gusto tanto repetir: ‘Pero, ¿a qué recuerdo instantes / Que mi hado infeliz no fija? / ¡Oh! solitario Aconquija, / Dulce habitación de amantes! / ¡Oh! montañas elegantes! / ¡Oh! vistas encantadoras! / ¡Oh! feliz Febo que doras / Tan apacibles verdores! / ¡Oh! días de mis amores, / Qué dulces fueron tus horas!’ “. Y de los libros publicados por LA GACETA, leyendo a Carlos Páez La Torre (h) y Ventura Murga, cabe decir que esos paseos fray Cayetano Rodríguez lo hacía en compañía de su amigo el Obispo Molina, en tiempos del Congreso que declaró la Independencia. Hace unos años, comentando estos escritos de Alberdi, un empleado de la Dirección Provincial del Agua me dijo que por tradición sabía que el referido Árbol de la Libertad existía y estaba a pocos metros afuera al naciente del terreno donde ahora se hace la plaza. Para octubre de 1806 Bernabé Araos hace una acequia que llegaba hasta la Ciudadela hecha por San Martín, y luego al tiempo, la calle con centro a la pirámide de Maipú, es delineada por Bertres, y la acequia permite hacer una Alameda, y que, según Alberdi, estaba compuesta por álamos y mirtos (arrayanes). Y según un documento del Archivo Histórico de Tucumán, el abogado Vicente Lezama la llama Alameda de Belgrano. De esos lugares, Vicente Quesada nos dejó una visión en una noche de luna; también otros viajeros evocando los tiempos heroicos nos dejaron sus escritos. Por eso sería bueno que los Amigos del Árbol, el Instituto Lillo o cualquier otra institución o ciudadano promovieran para que en esa plaza se plante un tarco, una tusca, álamos y mirtos, y también diamelas, ya que esta flor antiguamente representaba a Tucumán. Y si fuera posible, que en esa plaza se coloque un reloj solar, réplica de aquel que Bertrés colocó en el convento mercedario. Años después, la codicia hecha ley pudo más que la justicia y el antiguo templo y convento de Nuestra Señora de la Merced y Generala fueron ocupados, demolidos y profanados. Y ese lugar histórico hoy en día es tierra irredenta de la Merced.

Juan Carlos Rosario Medina

Lucas A. Córdoba 285 – S. M. de Tucumán


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