“Laaaaaargarooooooonn”

“Laaaaaargarooooooonn”

La oposición comenzó la semana con la incertidumbre de si iban a tener un único candidato y terminaron con el comienzo de campaña. La pelea central estará en la Capital entre dos mujeres que se postularán a intendente.

En la parrillada Río Alba había una reserva a las 21.30. En la camioneta del dirigente de Pro y ex senador por Tucumán Pablo Walter viajaban tres de los comensales. Ingresaron al estacionamiento de ese restaurante de Palermo y dentro del vehículo la senadora Beatriz Ávila hacía de productora televisiva para que el intendente Germán Alfaro pudiera verse cara a cara con su compañero de fórmula Roberto Sánchez. Claro que estaban a 1.200 kilómetros de distancia. Uno en Buenos, el otro en los estudios televisivos de LA GACETA en Mendoza al 600, en San Miguel de Tucumán. El candidato a gobernador y su coequiper mostraron un entendimiento y un entrenamiento inusitado. Como si estuvieran en una carrera de rally y el piloto manejara confiando ciegamente en los dictados y en las lecturas de las anotaciones del mapa de su copiloto. Todo a gran velocidad. Sánchez y Alfaro estaban debutando con habilidad. Resolvían las curvas y contracurvas como si fuera un equipo entrenado, hasta que el periodista lanzó una pregunta: ¿Quién conduce? “El gobernador, el candidato a gobernador”. “Ambos”. Iban a gran velocidad, entraron en la curva un poco pasados, no lograron frenar a tiempo y los dos hablaron al unísono. Alfaro respondió dentro de la lógica política que él conoce más que ninguno. Es el candidato a gobernador el que suele marcar los caminos y diseñar las estrategias, al fin y al cabo todo repercute en él. En cambio, Sánchez respondió con la lógica del grupo, casi de los amigos que no quieren volver a pelear.

Sin llegar a salirse de la ruta, aunque derrapando, terminaron el diálogo con la sensación de que no les fue mal en la carrera del debut. Sin embargo, cada uno se fue a cenar a la distancia, con al certeza de que debían aceitar el motor para que no les volviera a pasar. Ya quedan menos de 60 días para correr la más difícil que exige mucha pericia política. Además de millones de pesos, claro.

Finalmente, el culebrón opositor finalizó abruptamente, haciendo honor a aquel antiguo proverbio que reza que la instancia de mayor oscuridad es la que precede al amanecer. El anuncio de la fórmula de unidad se hizo en el momento de mayor intensidad de las contradicciones al interior del no muy sólido armado opositor. Prácticamente la totalidad del arco político cantaba falta envido y ni los más entusiastas jerarcas de Juntos por el Cambio se animaba a hacer vaticinios positivo, cuando se llegó a la forzada síntesis.

La novela iba perdiendo interés y audiencia, porque si un sector de la sociedad tiene expectativas de un cambio de timón en la provincia, ellas habían ido mutando en una creciente decepción ante las cerradas posiciones y la imposibilidad de elegir un método de resolución del conflicto. Así que los últimos capítulos cada vez entusiasmaban menos. Parecía que una vez más la codicia y la ceguera política ganaban.

Señora de nadie

Esta semana que nunca más volverá había amanecido con un lunes de tormenta para la oposición. Pasaban las horas y los rayos y relámpagos eran una metáfora de la realidad de juntos por el cambio. Alfaro había hecho las valijas el domingo y partió a Buenos Aires. Entre la ropa llevaba una que otra propuesta y la convicción de que Juntos por el Cambio no se podía romper, algo que ya era casi una certeza para muchos dirigentes de la estructura opositora. Durante el último año el intendente de la Capital le dedicaba varias horas de la semana a su preparación para ser gobernador de la provincia. Algunos entrenadores lo “coacheaban” desde Buenos Aires y otros le hacían hacer guantes y sombra en Tucumán. Por eso cuando tomó la decisión de no ser el candidato a gobernador fue mucho más difícil que abandonar un proyecto o ceder a un capricho. La jugada política era mucho menos costosa que la emocional por el camino que ya había recorrido.

Batalla capital

Un sector importante de Juntos (especialmente en la UCR) venía arrastrando que es muy difícil -casi imposible- ganarle al oficialismo y su poderosa estructura electoral en base a los gobiernos de municipios y comunas del interior. No obstante, se supone que la Capital es el territorio más afín a su discurso y propuesta electoral y así se viene demostrando desde que el kirchnerismo empezó a retroceder nacionalmente. Por lo tanto, más de un radical de primera línea de la provincia, hubiese preferido que el arreglo fuera a la inversa y pudieran volver a ocupar el sillón principal de la municipalidad capitalina, perdida desde los tiempos de Rubén Chebaia y de Raúl Martínez Aráoz.

Todos sabían en la coalición opositora que los dos principales actores: UCR y Partido de la Justicia Social, se iban a llevar las principales candidaturas. La apuesta era quién cedía la gobernación. Lo que no está del todo claro es que para la oposición esa sea la frutilla de la torta. Así que en definitiva sonrió Sánchez, pero también Alfaro.

Claro que el análisis que da por ganada la capital por la oposición debiera ser tomado con calma, porque el oficialismo -rápido de reflejos- sacó de la galera la candidatura de Rossana Chahla, de quien hasta sus detractores internos en el peronismo reconocen su buena imagen, forjada en el único plano en que la gestión del gobierno provincial no se vio cuestionada: la lucha contra la pandemia. Claro, están quienes sostienen que el mérito es el sistema de salud de la provincia, quizás el único del país que pone el principal acento en la atención primaria de la salud, que fue la primera trinchera en la guerra contra el covid. Lo cierto es que la siempre sonriente candidata del peronismo a la Intendencia capitalina (que no se cansa de repetir que ella viene de la gestión y no de la política, con lo cual intenta despegar del ‘lado feo’ del peronismo y llegar al electorado independiente) constituye junto con Sánchez la novedad política de esta elección. Al menos para el grueso del electorado es así. Los demás son nombres ya remanidos. Incluso su competidora, Beatriz Ávila, pese que no tiene desgaste en su imagen personal, no deja de ser la esposa de Alfaro, cuya fuerte personalidad puede llegar a tapar su propio perfil.

Para la oposición la semana amaneció a sol pleno y con altas temperaturas de campaña. La senadora Ávila se olvidó de sus habilidades de comunicadora para poner a salvo el zoom de su marido para el programa televisivo de LA GACETA y también de su rol de senadora. En el acto comenzó la campaña. En el equipo alfarista saben que una sus debilidades es que la candidata a intendente es la esposa del actual intendente. Si estuviera en el oficialismo eso no sería ni un peso ni una mancha, incluso podría ser una virtud pero en el discurso de Juntos por el Cambio es un problema. Por eso los afiches ya anuncian que la candidata es Beatriz Ávila sin el apellido de su marido.

Ávila va a tener una dura batalla contra la cisnerista Chahla. Tanto una como la otra se postularán y deberán ser votadas como intendente porque los legisladores y legisladoras que suelen declamar la igualdad de género y hasta hacer política con ese tema se olvidaron de modificar algunas leyes. Y, cuando impriman los votos tendrán que poner la leyenda: “doy mi voto a intendente -no intendenta- por...” y a continuación el nombre de una mujer. Muchas veces los dirigentes se entusiasman con decir, gritar y declamar antes que por hacer.

Heridas que no cierran

Una de las sorpresas mayores de los principales referentes de Juntos por el Cambio y de algunos simpatizantes de la oposición fue que la confirmación de la unidad tuvo apoyo por todos lados. No generó fisuras ni heridos. Pero como todo tiene su excepción el que puso el grito en el cielo fue el equipo de CREO. El joven partido que conduce Sebastián Murga y que empuja la diputada Paula Omodeo quedó mal parado después del acuerdo que terminaron de sellar Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales. El discurso de CREO en busca de una nueva política pero criticando a los políticos que además son socios de la empresa opositora terminó siendo un grito en el desierto. CREO está pagando caro su adolescencia política. CREO está caminando lentamente por los senderos de los acoples porque ha tenido despistes en las autopistas de la gobernación y de las intendencias. Así llegó al final de esta instancia más cerca del radicalismo que del peronismo disidente de Alfaro. Sin embargo han sido los radicales -y los de Yerba Buena, especialmente- los que reaccionaron mal cuando la diputada Omodeo sugirió que Murga debía ser el candidato a intendente por Yerba Buena. “Se olvida que todos apoyamos su candidatura a la Cámara Baja sin protestar ni exigir nada”, sugirió el candidato a intendente Pablo Macchiarola ante los periodistas del programa televisivo El Avispero. Si transita por los caminos de los acoples, CREO terminará poniendo en juego y midiendo sus verdaderas fuerzas, sin ayuda de nadie.

Frenadas oficialistas

En la provincia del transfuguismo político y los acoples masivos todo es posible y si alguien tiene dudas, pues están de ejemplo los propios miembros de la fórmula oficialista, a la sazón con sus términos invertidos.

¿Han desaparecido los conflictos entre Osvaldo Jaldo y Juan Manzur, que hace dos años no se tiraban flores sino ofladores por todos lados?

Difícil saber si detrás de las sonrisas obligadas y los gestos de afectos para la foto siguen rotas las cuerdas más sensibles de esa relación. Por lo pronto si eso existe, ambos disimulan bien.

Los que no logran hacerlo tanto son las segundas y terceras líneas, cuyo acceso a las canonjías del poder depende del posicionamiento de sus respectivos jefes.

¿Sucederá que cuando se acerque 2027 Jaldo quiera reelegir y Manzur dibuje también la palma de una mano con la consigna ‘frenemos a Jaldo’ emulando al candidato a gobernador que llegó a hacer campaña diciendo ‘Frenemos a Manzur’? Porque el actual gobernador y candidato a vice se siente un hombre joven y con mucho hilo en el carretel. Y aunque Jaldo tenga 15 años más, el tranqueño considera que va a vivir con mucha salud y por eso se levanta todos los días a las 5 de la mañana.

A vos que estás leyendo te puede sonar exagerado que este cronista se adelante tanto en los tiempos políticos, pero lo que parece futurismo abstracto, sobrevuela las mesas de los cafés políticos y el armado de los acoples (esas laboriosas colmenas de abejas bolsoneras encargadas de succionar votos para la fórmula, según el sistema que ideó el equipo de creativos de José Alperovich. En las cambiantes conductas de los líderes peronistas provinciales es bueno recordar las antiguas lealtades transformadas luego en eficaces conspiraciones.

En el frenético armado de los acoples justicialistas, ¿persiste la línea fronteriza entre jaldistas y manzuristas? Pareciera que sí y que los posicionamientos para la Legislatura no dejan de perderse de vista. Lo que se observa es que en las secciones del interior, el Este tendrá un poderoso armado jaldista con el intendente de Banda del Río Salí a la cabeza y el manzurismo se agrupará en el que lleva a los intendentes de Burruyacu y Trancas, con mucho menos peso electoral. En el Oeste se avecina una dura lucha, aunque los perfiles allí son más difusos, aunque según parece la puja será pareja.

En tanto en la capital, el jaldismo parece haber armado un mega acople que es el que encabeza Marcelo Caponio pero el manzurismo aparecería representado por varias listas referenciadas en legisladores actuales. ¿Quién sumará más legisladores ‘propios’? ¿Si ganan, Manzur utilizará la gruesa billetera de la Legislatura para matar los galanes que considere necesarios? ¿Puras fantasías de quien escribe estas líneas? En la historia de las últimas décadas está la respuesta. La oposición hace campaña diciendo que achicará esa billetera. Todos los que promovieron esa idea o no ganaron o no lo hicieron después.

El paupérrimo sistema electoral tucumano (sin renovación parcial de la Cámara) hace que ahora se juegue buena parte del posicionamiento para dentro de cuatro años. Y por lo que vemos, no es muy complicado imaginar que en caso de ganar el oficialismo, la crónica de los próximos años se parecerá en mucho a la de estos que pasaron.

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