Por qué cada vez más mujeres eligen congelar sus óvulos

Entre las causas se destaca un cambio en el rol de la mujer y un nuevo abordaje social e individual sobre la maternidad. Cómo funciona el proceso e ideas erradas.

Por qué cada vez más mujeres eligen congelar sus óvulos Por qué cada vez más mujeres eligen congelar sus óvulos
Guadalupe Norte
Por Guadalupe Norte 06 Marzo 2023

Vivir con “el reloj a cuestas” no solo implica estar sumidos en una rutina sobrecargada de obligaciones y horarios; también existe otro mecanismo del cual no podemos escapar tan fácilmente las mujeres y acaba por presionar o entorpecer cualquier anhelo: el biológico.

En un presente signado por los cambios de género y nuevas visiones sobre la maternidad, eso conduce a que cada vez más tucumanas apuesten por la congelación de óvulos. En comparación a la época prepandemia, los especialistas afirman que las consultas para llevar a cabo este método aumentaron al menos 10 veces su volumen.

“Esta situación se vivió de una manera similar en todo el mundo. En parte, el aislamiento que se experimentó durante esos primeros años de pandemia y la incertidumbre general produjo que las chicas que ya contemplaban planes reproductivos buscaran alternativas para preservar su fertilidad o directamente asistieran a centros especializados para guardar sus óvulos”, indica el médico Sergio Mirkin.

Ahora que transitamos una nueva etapa, parte de ese público comenzó a volver a los establecimientos para recuperar sus gametos y darle “luz verde” a un embarazo.

Otro elemento que cambió sustancialmente es el motivo de las visitas. En el pasado, la mayoría de las pacientes elegían este procedimiento por motivos de salud; por ejemplo, al tener que iniciar tratamientos de quimioterapia o radioterapia. “Ahora lo que prima como justificativo para congelar óvulos es el factor sociocultural. Las mujeres disponen de muchísima más información que antes y eso hizo que una parte de ellas se sintieran impactadas al saber como su edad afecta la caída ovárica”, agrega el experto en fertilidad.

Con respecto al machismo imperante y las clásicas estructuras familiares, Mirkin asegura que el tablero también se movió. “En el consultorio se nota bastante como el concepto de maternidad dio un giro. Las pacientes tienen en claro que ellas pueden llevar a cabo un procedimiento reproductivo de manera independiente. Si sus parejas dan demasiadas vueltas o se desentienden del tema, el plan se mantiene a través de los bancos de semen u otros recursos”, comenta.

El paso a paso del congelamiento de óvulos

El procedimiento empieza con el pedido de una serie de estudios para medir nuestra reserva ovárica. Este dato es de suma importancia para establecer un pronóstico realista e individual acerca del procedimiento, sus limitaciones y alcances.

“Después de esa instancia previa, la técnica consiste en que la paciente se aplique -durante alrededor de 10 días- inyecciones para estimular la maduración de los óvulos. En ese periodo también se realizan varias ecografías para chequear el crecimiento de los folículos (estructura que forma parte de los ovarios y en donde yacen los óvulos)”, explica el doctor Juan Aguilera, director médico del centro de medicina reproductiva SARESA (Salta).

En cuanto dichos óvulos alcanzan el tamaño adecuado llega el momento de su extracción. En promedio esto dura 15 minutos y no genera demasiado dolor ni incomodidad; por lo cual el procedimiento resulta ambulatorio.

“En ese lapsus se le aplica a la paciente una leve sedación y, mediante una punción transvaginal, llegamos hasta sus óvulos. Tras obtener la muestra, el último paso es la vitrificación de estos gametos. Para evitar que en las células se formen cristales de hielo, los óvulos pasan por una congelación ultrarrápida y son almacenados en unos termos de nitrógeno líquido a 196 °C bajo cero”, continua Aguilera.

Al finalizar se le entrega a la propietaria un informe con la cantidad de óvulos que lograron congelarse. Estos pueden preservarse en excelentes condiciones por muchísimos años, sin una “fecha de vencimiento”.

“Cuando la paciente desee finalmente utilizarlos lo que sigue es la fertilización in vitro: sus óvulos se descongelan y se los une con los espermatozoides de su pareja o de un donante en un laboratorio de alta complejidad. Después de formarse los embriones estos (en general se usan dos) son transferidos al útero”, indica el experto.

Recomendaciones

Para obtener mejores resultados la edad es crucial. Por eso se recomienda realizar la intervención antes de los 35. “Con el paso de los años la calidad de los óvulos disminuye y su deterioro es más evidente y rápido a partir de esa franja. Mientras más tiempo pase, menos chances habrá de lograr un embarazo natural porque la cantidad de óvulos que logren extraerse será menor”, advierte Aguilera.

Ideas erróneas

1. Congelar óvulos no es igual a guardar “un bebé”.

La congelación de óvulos no garantiza que en un futuro tendremos un hijo, sino que ofrece una oportunidad para hacerlo con nuestro propio material genético. Jamás hay que incurrir en falsas expectativas porque existen diversas variables a contemplar.

Además, los procedimientos de reproducción asistida disponen de un techo de éxito del 30 al 40 % acorde a la edad y condiciones individuales de la paciente. Incluso de disponer de una buena cantidad de óvulos, en la etapa de la fertilización in vitro el índice de fracaso debe ser considerado.

2. A veces no basta con congelar óvulos una sola vez.

No todos los óvulos que se obtuvieron en el procedimiento son útiles o se encuentran maduros. Por eso hay quienes deben someterse a esta técnica varias veces para incrementar la posibilidad de tener éxito y obtener una buena reserva de gametos.

Al margen, el procedimiento no le quita a la paciente la posibilidad de ser mamá en ese lapsus por otros medios.

3. Es imposible arrepentirnos de la decisión.

Sea a las semanas o dentro de una década, la paciente puede elegir dejar de congelar sus óvulos sin ningún problema.

En la mayoría de los centros de fertilidad esta tiene que llenar un formulario en la cual se autoriza al establecimiento a descongelarlos y descartarlos.

Como segunda alternativa, al no emplearse, la mujer puede donar sus óvulos.

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