Congelar óvulos: otra forma de ser mamá

Cada vez más mujeres eligen la criopreservación porque se han quedado sin pareja y no quieren renunciar al sueño de ser madres en un futuro.

CRIOPRESERVACIÓN. El método sirve se necesita o se quiere postergar la maternidad CRIOPRESERVACIÓN. El método sirve se necesita o se quiere postergar la maternidad FOTO LA GACETA/ INÉS QUINTEROS ORIOS.

Más de 10 años de novios, con planes de casamiento y con el proyecto de armar una familia numerosa. De un día para otro, ella recibió la noticia menos esperada: él ya no la amaba más. Era como estar adentro de una película, confiesa Cecilia R., que entonces tenía 33 años y una carrera profesional ascendente como contadora de una empresa. Intentó seguir adelante, entablar otras relaciones y volverse a enamorar. Han pasado cuatro años y sigue sola. “¿Qué vas a hacer? Porque tu reloj biológico tiene un límite”, le planteó hace poco su hermano, medio en broma, medio en serio.

Ella siempre quiso ser mamá, sólo que nunca había planeado no tener con quién cumplir ese sueño. Una compañera de trabajo le sugirió que congelara sus óvulos. Al principio le pareció una locura. Después comenzó a averiguar y está a punto de tomar la decisión. Mientras ultima detalles en una clínica de fertilidad tucumana, resume: “tal vez mis prioridades han cambiado; sin embargo, yo sigo queriendo ser madre”.

La criopreservación de óvulos despierta cada vez más interés en las mujeres. En Tucumán crecen las consultas y los procedimientos. Y si bien se cree que es una situación habitual entre quienes deciden retrasar su maternidad por motivos laborales -para poder consolidar su carrera- lo que ocurre en los consultorios es otra cosa: la mayoría no tiene una pareja estable y deciden congelar sus óvulos para poder utilizarlos a futuro cuando esa persona aparezca.

“Prefiero tener un hombre a mi lado para formar una familia. Sin embargo, si en un futuro esta persona no llega, evaluaré otras posibilidades de cumplir mi sueño de tener hijos. Mientras tanto, creo que la mejor opción es preservar óvulos porque estoy en una edad crítica, en la que mi reserva ovárica decae mucho”, resalta la profesional.

Congelar óvulos: otra forma de ser mamá FOTO LA GACETA/ INÉS QUINTEROS ORIOS.

Sergio Mirkin, experto en fertilización, hizo recientemente una exposición sobre criopreservación en el posgrado que se dicta en la Sociedad de Ginecología de Tucumán. Allí mostró un estudio que se desarrolló a nivel internacional sobre las razones por las que las pacientes que congelan sus óvulos no han sido madres hasta ese el momento. El 88% respondió: “porque no tenía una pareja”; el 24%, por motivos profesionales; el 15%, por cuestiones económicas y un 15%, porque consideraba que era un compromiso muy grande. En varios casos, los motivos fueron más de uno. “Aquí pasa lo mismo, se lo ve más que nada en sectores de mayor poder adquisitivo. La criopreservación es una técnica que se está consultando cada vez más y que tiene muy buenos resultados y de hecho nosotros en nuestra clínica ya tenemos bebés que han nacido gracias a estos procedimientos”, resalta el médico.

¿En qué consiste?

El procedimiento comienza cuando el médico realiza una estimulación del ovario para que haya una superovulación. Luego, se hace una punción y aspiración del ovario para recuperar los óvulos que luego se vitrifican. Las muestras se guardan en un tanque de nitrógeno, a 196 grados bajo cero. Cuando la mujer decide que es el momento de ser madre, cinco, 10 o 15 años después (no tienen fecha de vencimiento), se descongelan esos óvulos, se inicia el proceso de fertilización asistida y finalmente se transfieren los embriones (en general, son dos) al útero de la mamá.

Mirkin hace una aclaración importante: las mujeres nacemos con un número determinado de ovocitos, que se va gastando a lo largo de la vida. Este número decrece tanto en cantidad como en calidad a partir de los 35 años. Aunque el profesional asegura que la criopreservación es un método muy confiable (los óvulos tienen una sobrevida del 90%), el factor edad es fundamental: por eso, dice, lo mejor es hacerlo entre los 30 y los 35 años. O bien hay que realizarle un estudio a la mujer antes de realizar el procedimiento. “Debemos ser realistas con las expectativas de las pacientes y no presentar esta técnica como garantía de la maternidad futura”, advierte.

Según el especialista, en el procedimiento influyen muchas cosas: la calidad de los óvulos y la cantidad que se preserva. En ambos casos, la edad de la mujer es determinante. “No es que me saco los óvulos, los congelo y tengo un hijo guardado. Hay que tener en cuenta, además, que una paciente de 39 años debe congelar el doble de óvulos que una de menos de 35 años”, precisó.

Natalia Vic, también experta en fertilidad, coincidió en la necesidad de no engañar a las pacientes por una cuestión de ética y también porque se trata de un procedimiento costoso. A su consultorio también llegan cada vez más mujeres que quieren congelar los óvulos no para ser madres solteras sino para esperar la llegada del hombre de su vida. Si el “príncipe azul” aparece, ellas no vuelven más. Si se quedan solas, tal vez se decidan por la inseminación artificial con semen de donante.

“Hay poca conciencia sobre los límites de la fertilidad”

En general hay poca conciencia de los límites de la fertilidad y las mujeres llegan bastante tarde a buscar ayuda. En eso coinciden los especialistas Sergio Mirkin y Natalia Vic.

Ante esta situación Mirkin llama a los especialistas que tratan a mujeres en edad reproductiva a informarles sobre la disminución natural de la fertilidad y sobre las opciones para preservarla. También propone que desde el secundario se les enseñe a las estudiantes que tienen una edad fértil, y no que se enteren a los 35 o 40 que el tiempo de ser madres ya se les está acabando. “Hay mucha desinformación”, reclama.

“Muchas pacientes llegan a pedir criopreservación a los 40, 43 y hasta 45 años. A esa edad ya es muy improbable que tenga la cantidad necesaria como para hacer un tratamiento que después dé un resultado exitoso”, resaltó Vic.

Vic comenta que se hace un estudio que permite hacer una estimación de la cantidad de óvulos que puede tener una paciente y si conviene o no una criopreservación. “A veces tienen una escasa reserva, a lo que hay que sumarle que pueden ser óvulos de baja calidad por lo tanto guardarlos puede ser un riesgo”, explicó.

¿Y hasta cuándo puede ponerse una mujer un óvulo congelado y luego fertilizado?

Lo pueden usar hasta los 52 años por ley. Sin embargo, los especialistas consultados opinan que no deberían postergar tanto esta decisión.

La maternidad se sigue retrasando

Cada vez más mujeres buscan ayuda en las clínicas de fertilidad como consecuencia de otro fenómeno: la maternidad se está retrasando año a año. En Buenos Aires, por ejemplo, la edad en que ellas tienen su primer hijo es a los 28,8 años. El promedio en Argentina es a los 24. Entre los 20 y los 29 años es cuando más tienen hijos en Tucumán. No obstante, actualmente, el 30% de las tucumanas se convierte en mamá después de los 30 años, cifra que aumentó un 10% en los últimos 10 años. Según los datos de la Dirección de Estadísticas y Censos, la cantidad de hijos por mujer también tuvo un marcado descenso en los últimos años. Antes (en 1991) había unos 3,25 hijos por cada tucumana en edad fértil y ahora el promedio ronda los dos.

“Yo decidí adoptar sola”

Su vida dio un giro de 180 grados desde que Ramiro se cruzó en su camino. María (39) tenía su sueño: ser mamá. Pero sin panza. Ella quería adoptar. Nunca se planteó si quería hacerlo sola o en pareja. La realidad es que cuando se decidió se encontraba sola y lo mismo quería ir para adelante sí o sí.

“Siempre quise adoptar, por experiencias personales con respecto a niños y niñas en situación de abandono y/o vulnerabilidad. Y apostando al amor de toda mi familia para dar un lugar a alguien más, para cuidarlo, amarlo y ayudarlo a reparar su historia. Soy soltera pero no sola: tengo toda una familia y un cordón de contención lleno de vínculos saludables que le dan todo el amor que mi hijo necesita”, expresa.

“Mi proyecto de familia fue dar todo mi amor a alguien que lo necesita y darme la oportunidad de lo que significa la maternidad. Creo profundamente en el amor de cualquier manera. Amar, reparar y acompañar”, resume.

Al igual que María, cada vez son más las mujeres que se anotan para adoptar solas. A la fecha, según informó el vocal de la Cámara de Familia, Hugo Rojas, hay un total de 38 solteros inscriptos en el Registro de Adoptantes provincial, de los cuales 35 son mujeres y tres hombres.

Según la experiencia de Rojas, generalmente son mayores de 30 años y los casos son muy variados: no todas lo hacen porque creen que ya no podrán ser madres de otra manera. “Una pareja no es mejor o peor que una madre o un padre solo para un niño; los jueces consideramos cada niño en particular y decidimos qué es lo mejor que le podemos brindar”, apunta.

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