De prohibido a moda: los comienzos del boxeo en la Argentina

De cuna aristocrática, este deporte tiene una rica historia. Al inicio sus practicantes eran perseguidos pero luego pasó a ser el preferido de los cajetillas del Buenos Aires de la Belle Époque. Los campeones.

OLÍMPICO Y ACTOR. Pedro Quartucchi ganó la medalla de bronce en peso pluma en Paría 1924 y luego se dedicó al cine. OLÍMPICO Y ACTOR. Pedro Quartucchi ganó la medalla de bronce en peso pluma en Paría 1924 y luego se dedicó al cine.
05 Marzo 2023

Por José María Posse - Abogado, escritor e historiador.

El deporte de los puños es muy antiguo y se practicaba en la antigua Grecia y en Roma. Eran en su mayoría enfrentamientos sanguinarios, que muchas veces terminaban con la muerte o con serias lesiones en el contrincante. No podemos imaginar la humanidad sin dos personas que no dirimieran diferencias a los golpes; es algo que está en la propia naturaleza humana.

Recién a fines del XIX John Sholto Douglas, marqués de Queensberry, dio reglas claras a la práctica: las manos debían cubrirse con guantes, la pelea debía tener una duración predeterminada, que se dividía en rounds con descansos intermedios. A partir de entonces, se transformó en un deporte muy popular entre los rudos marineros británicos de aquella época, que lo difundieron por los puertos del mundo.

Los hermanos Diego y Patricio Trejo, en su notable libro acerca del boxeo, nos cuentan que, a principios del siglo XX, arribó a la Argentina Patricio Paddy Mac Carthy, marinero de un buque mercante inglés, que a poco de su llegada trabó amistad con Juan Fitz Simon, hijo de Santiago Fitz Simon, rector de la Escuela de Comercio “Carlos Pelegrini”.

Este fue un gran impulsor de la práctica deportiva como herramienta pedagógica, razón por la que incorporó a Mac Carthy como profesor de la actividad en esa casa de estudios. Asimismo, su amigo Juan Fitz Simon lo introdujo en el Club de Gimnasia y Esgrima, donde comenzó a impartir clases de box con mucho éxito entre la juventud.

LOS INICIOS. La pelea de Luis Ángel Firpo contra Jack Dempsey en EEUU fue tan popular que obligó a levantar la prohibición porteña al boxeo. LOS INICIOS. La pelea de Luis Ángel Firpo contra Jack Dempsey en EEUU fue tan popular que obligó a levantar la prohibición porteña al boxeo.

En 1902, llegaría al puerto de Buenos Aires, otro referente del box, el norteamericano Dan Donelly, que a instancias de Paddy Mac Carthy, se radicó en la ciudad, donde abrió una academia y gracias a su excelente técnica y pedagogía dio un nuevo impulso al incipiente deporte, que entusiasmó de inmediato a un importante grupo de jóvenes.

Cuna de oro

La Argentina de 1900 acogió con gusto a esta novedosa disciplina y fueron también, los caballeros de entonces, Jorge Newbery y Carlos Delcasse, en su quinta de Belgrano, los que se hicieron cargo de la difusión inicial; con ellos la juventud porteña más distinguida aprendió la self defence.

Entre otros, ’se destacaron Enrique Wilkinson, Benjamín y Martín Nazar Anchorena, Jacobo Dirube, César Viale, Marcelo Bosch, el tucumano Nicanor Posse (por entonces estudiante de derecho en Buenos Aires) y Abelardo Robassio. De este grupo salió Ernesto Newbery, hermano de Jorge, a quien se considera el primer boxeador argentino.

Deporte prohibido

En las primeras décadas del siglo XX, el box empezó a difundirse incipientemente por el país, con más fuerza en Buenos Aires como ya vimos, pero aun tenía cierta reticencia en determinados círculos que lo veían como una actividad brutal y sanguinaria y, por ello, los festivales eran motivo de redadas policiales con decenas de detenidos. Si bien había clubes donde se entrenaba, su difusión no era masiva y estaba reducido a un círculo de caballeros deportistas, como una novedad de entonces. En “Estampas de mi tiempo”, César Viale recuerda las clases de boxeo en el exclusivo gimnasio de Juncal y Artes, donde los hermanos Newbery entusiasmaban a los jóvenes de su época con el nuevo deporte.

La década de 1910 fue de intensa difusión, y con dicha intención se procuraba invitar a personalidades a los festivales, como el realizado por el Boxing Club Buenos Aires, en marzo de 1912, en honor del marqués de Lonsdale, gran sportsman de la época que se encontraba de visita en la Argentina y en la que estuvieron presente los referentes del deporte de aquellos años: Jorge Newbery y Paddy Mac Carthy. ¿Deberíamos considerar a Newbery como el padre del boxeo argentino, además de padre de la aviación?

Asimismo, en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Tucumán, entre otras provincias, se comienzan a organizar las primeras academias y torneos, algunos boxeadores de la capital, ya titulados como campeones, se desplazan a estos incipientes centros para mostrar sus habilidades. El Club Monteagudo fue el primero de box en fundarse en nuestra provincia, dedicado exclusivamente al este deporte.

Firpo vs. Dempsey

La década de 1920, fue explosiva para los aficionados argentinos. Se crea la Federación Argentina de Box y, el 14 de septiembre de 1923, se produce el épico combate entre Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo en Nueva York, por el título mundial de los pesos pesados. Este fue un hito para el desarrollo del deporte. Hay que tener presente que, como ya vimos, en esa época el box se encontraba prohibido en la ciudad de Buenos Aires.

Este combate es especialmente recordado porque fue la primera transmisión de radiodifusión deportiva desde el exterior. Luego de la histórica pelea donde el argentino sacó del ring a su oponente de un feroz puñetazo, y literalmente le “robaron la pelea”, se levantó la prohibición en Buenos Aires y rápidamente se popularizó el boxeo.

Los olímpicos

Al año siguiente, en 1924, se realizan las eliminatorias para presentar por primera vez un equipo de boxeo nacional en los Juegos Olímpicos de París. La selección constituyó un verdadero suceso, realizándose el torneo selectivo en el viejo local de la confitería L’Aiglon de la calle Florida. Esta primera selección fue promisoria y se obtuvieron cuatro medallas: dos de plata, Alfredo Capello (liviano) y Héctor Méndez (medio mediano) y dos de bronce, Pedro Quartucci, también conocido actor de cine (pluma), y Alfredo Porzio (pesado).

ARTURO RODRÍGUEZ JURADO. Fue boxeador y rugbista. ARTURO RODRÍGUEZ JURADO. Fue boxeador y rugbista.

La década de 1920 culminó con el exitoso desempeño argentino en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928, donde logran sus primeras medallas de oro: Víctor Avendaño (medio pesado) y Arturo Rodríguez Jurado (pesado). Rodríguez Jurado fue además un gran jugador de Rugby, uno de los fundadores del San Isidro Club (SIC), y fue capitán y conductor del seleccionado nacional de Rugby, luego conocido como Los Pumas. Además se obtienen dos medallas de plata: Víctor Peralta (pluma) y Raúl Landini (medio mediano) y con diploma por su ubicación Carmelo Robledo (gallo), Pascual Bonfiglio (ligero) y Humberto Curi (mediano).

Debido a las medallas y puestos premiados, la Argentina ganó en esos juegos la clasificación general en la disciplina boxeo.

Expansión

La década de 1930 fue expansiva. El desempeño olímpico de nuestros primeros boxeadores fue el impulso definitivo para transformarlo en un deporte popular, se multiplicaron las academias y comenzaron a impartirse clases en los colegios secundarios y en los gimnasios universitarios.

El seleccionado argentino, en los Juegos Olímpicos de Berlín, llevados a cabo en 1936, obtuvo una medalla de oro, Oscar Casanovas (pluma); una de plata, Guillermo Lovell (peso pesado) y dos de bronce: Raúl Villarreal (mediano) y Francisco Resiglione (medio pesado).

Un interín forzado

La Segunda Guerra Mundial suspendió los juegos olímpicos hasta Londres 1948, donde la selección argentina de box obtuvo dos medallas doradas: Rafael Iglesias (pesado) y Pascual Pérez (mosca); y una de bronce, Mauro Cía (medio pesado). Otros boxeadores que lograron medallas en los Juegos Olímpicos fueron Antonio Pacenza (Plata, Helsinki 1952), Eladio Herrera (Bronce, Helsinki 1952), Víctor Zalazar (Bronce, Melbourne 1956), Abel Laudonio (Bronce, Roma 1960), Mario Guilloti (Bronce, México 1968) y Pablo Chacón (Bronce, Atlanta 1996).

PASCUAL PÉREZ. Primer argentino campeón mundial. PASCUAL PÉREZ. Primer argentino campeón mundial.

La primera mitad del siglo XX, fue el período de oro del box amateur en la Argentina, logrando la mayor cantidad de medallas en un deporte olímpico, a pesar de ello, en el profesionalismo, el país no había podido conquistar ningún título mundial.

El torito

Sin embargo, en esta primera etapa del boxeo, surge el primer gran ídolo del deporte argentino, Justo Suárez, El Torito de Mataderos, como boxeador amateur logró en 1926 la corona sudamericana en peso liviano; con 19 años obtuvo la licencia como boxeador profesional y a fuerza de coraje más que de técnica, se transformó en un ídolo popular, se consagró campeón en el viejo estadio de River Plate en Alvear y Tagle, ante Julio Mocoroa. Fue querido en los salones de la alta sociedad y por todo el pueblo que veía en su vida, concretadas las aspiraciones de los humildes muchachos de las periferias. Probó suerte en Estados Unidos de América; en la primera oportunidad fue muy promisoria logrando cinco victorias en cuatro meses, a su regreso fue aclamado.

Sin embargo, en la segunda oportunidad no logró su objetivo de pelear por el título ya que fue superado en una pelea preliminar por Billy Petrolle. Este fue el inicio de su declive y de regreso en Argentina perdió su título con Víctor Peralta y la tuberculosis lo afectó tremendamente, razón por la cual se tuvo que internar en las Sierras de Córdoba, donde falleció en 1938 en la mayor pobreza. Su funeral fue un acontecimiento de la época y se llevó a cabo en el Luna Park.

Pascualito

En la década de 1950, en el ámbito profesional surge la figura del mendocino Pascual Pérez, medalla de oro en los juegos olímpicos, que fue el primer boxeador argentino en coronarse Campeón del Mundo. Lo consiguió el 26 de noviembre de 1954, en Tokio, ante el japonés Yoshio Shirai.

En este período, el Luna Park de Buenos Aires, fundado por Ismael Pace y José Lectoure en 1931, se transforma en la Meca del box sudamericano y referente a nivel mundial. Se produce un auge del boxeo en nuestro país, surgen figuras como José María (el Mono) Gatica y Alfredo Prada que llenan estadios en cada presentación.

La década de 1960 fue prolífera. Surge Horacio Accavallo, que conquistó el título mundial peso mosca de la Asociación Mundial de Boxeo y del Consejo Mundial de Boxeo, al ganarle, el 1 de marzo de 1966, al oriental Katsuyoshi Takayama, en Tokio. Luego de tres defensas exitosas se retiró siendo campeón.

El intocable

Otro mendocino, Nicolino Locche, se consagró campeón mundial en la categoría peso súper ligero ante Takeshi Fuji, el 12 de diciembre de 1968, en Tokio. Retuvo el título hasta 1972. Era reconocido por el apelativo de “El intocable” por su excelente destreza técnica defensiva. Fue una figura muy querida por la afición, que se deleitaba con sus movimientos rápidos y precisos para evitar los golpes. Cada presentación suya llenaba los estadios.

La leyenda de Ringo

En esta década, surge otra notable figura del boxeo argentino: Oscar Ringo Bonavena, que tuvo una dilatada carrera como profesional hasta 1976, cuando tuvo su trágico final al ser asesinado en Reno, Estados Unidos. Combatió dos veces contra Joe Frazier. En la primera, lo derribó dos veces y en la segunda disputó la corona de los pesos pesados de la Asociación Mundial de Boxeo en diciembre de 1968.

Su combate más recordado fue el 7 de diciembre de 1970, ante Muhammad Alí en el Madison Square Garden de New York, por el título pesado. Alí, en un momento de la pelea, cayó de rodillas ante un golpe del argentino.

Monzón, el grande

En la década de 1970, surgió, sin duda, el boxeador más destacado y reconocido de la historia deportiva argentina: Carlos Monzón, que conquistó el título Mundial de los Medianos ante el italiano Nino Benvenuti y lo retuvo en 14 defensas. Dueño de una simpatía especial y de un físico privilegiado, fue todo un personaje en el continente europeo, donde llegó a filmar películas. También en la Argentina, donde cada paso suyo era seguido por la prensa sensacionalista. Como anécdota boxística, al comienzo de su carrera, combatió en Tucumán con el célebre Emilio Ale Alí, “El dinamitero del Abasto”, como era conocido. El tema fue que el tucumano tumbó de un golpe al ascendente Monzón, que enfurecido, terminó ganando la pelea. Años después confesó que pocas veces le habían dolido tanto los golpes, como los que había recibido aquella vez en nuestra provincia.

El guapo Galíndez

Otro destacado púgil de este período fue Víctor Emilio Galíndez, campeón mundial de los medios pesados que retuvo su título en nueve ocasiones. La década de 1980, trajo como figura al cordobés Santos Benigno Laciar, que consiguió el título mundial de peso mosca en 1981 y construyó una exitosa carrera a lo largo de la década con dos coronas, mosca y súper mosca; defendió su título con éxito en ocho oportunidades. Por su parte, Juan Martín Coggi, apodado Látigo, se alzó en 1987 con el título de los Wélter y Wélter Junior; este último lo retuvo en cuatro oportunidades y lo reconquistó para conservarlo en otras seis defensas.

En Tucumán

En el siguiente capítulo, conoceremos acerca del inicio y desarrollo del boxeo en Tucumán, que tuvo épocas de gloria; períodos grises, para comenzar paulatinamente su resurgimiento en las últimas décadas, lo que no deja de augurar un futuro promisorio.

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