Las constantes tragedias en la ruta 9

28 Febrero 2023

Las tragedias ocurridas en un solo día la semana pasada en la ruta 9 en el sector entre el acceso a Tapia y en la Curva del 25, cerca de la entrada al dique El Cadillal dejaron profunda inquietud en nuestra comunidad. Por un lado, el dolor de las familias de las víctimas mortales. Por otro, el incremento de los accidentes durante este mes –el 6 de febrero hubo otra tragedia y además, cerca de la entrada de Tafí Viejo, ya en la autopista, el 19 de febrero fallecieron dos motociclistas- ha dejado desorientación entre policías y la población cercana, usuarios de la ruta, puesto que no hay explicación para lo sucedido. Los análisis del momento –exceso de velocidad, imprudencia, momentos de vacaciones y fiestas que hacen que aumente el tráfico- no permiten avizorar un principio de solución para los dramas viales.

Se trata de un sector que desde hace mucho tiempo tiene intensa circulación, ya que por allí llega prácticamente todo el tránsito que comunica con Salta y Jujuy, nuestro Norte. Téngase en cuenta que el 39% de los 247.700 turistas que visitaron Tucumán en estos dos meses vinieron del Norte, según el informe difundido ayer por Turismo. Además esta zona está teniendo mayor circulación por la creciente urbanización –que por ahora incluye fuerte aumento poblacional en verano- en las zonas de Tapia y Raco.

Además, el corte en El Rulo de la ruta 338 ha generado desvíos considerables de vehículos hacia San Javier por las rutas 9 y 341. Ya hace años se había señalado el problema de la ruta 9 a la altura de Tapia. En 2015 se hizo un nuevo acceso a Tapia, con una intersección canalizada y con señalización horizontal y vertical. “Era una obra muy esperada. Siempre ha sido un cruce muy peligroso”, dijo entonces un ingeniero de Vialidad Nacional, el cual advirtió que “poner semáforo podría generar embotellamientos en una ruta con muchísimo tránsito”. El anteaño pasado, a raíz de una tragedia en la Cuesta del 25, el tercer jefe de distrito de Vialidad Nacional dijo que “en toda la zona, desde El Cadillal hasta Tapia, se construyó una trocha adicional para que en las pendientes los vehículos más pesados puedan circular por ese carril extra. Pero la gente se impacienta y cruza la línea amarilla, lo que está prohibido, y así se dan muchos de los accidentes; por la inconducta de los conductores”.

Añadió que uno de los grandes problemas de Tucumán es el vandalismo. “El robo de carteles y de barandas está muy acentuado en Tucumán. A diario se pierden muchos; nosotros denunciamos y los reponemos. Hemos propuesto un programa de semipórticos, que son estructuras en altura, más duraderas, aunque también más costosas, pero hay señales que lamentablemente deben ir a la altura del suelo. Sería importante que la gente tome conciencia de que la propiedad pública es de todos y que el daño que causan estos hurtos es grande”. Y los vecinos hablaron de la imprudencia de los conductores. Esta semana, consultados por LA GACETA, hablaron de la necesidad de semaforización, de reponer señales y de evitar la imprudencia.

La cuestión, ante circunstancias que se repiten a lo largo del tiempo, es estudiar, por un lado, lo que sucede y sus posibles causas, y también ver cómo han resuelto otras provincias estas complejas cuestiones. ¿Acaso hay que pensar que el “clásico vandalismo tucumano” forma parte del ADN de los habitantes de esta provincia, o hay formas de prevenirlo? Y en cuanto al exceso de velocidad, ¿haría falta radarizar la zona para obligar a que se reduzca la velocidad de circulación? Y con respecto a las imprudencias, ¿no convendría mayor presencia de agentes de control? Esto, sin hablar de medidas viales físicas como reductores de velocidad. Como sea, la continuidad de tragedias en la zona –hay una gruta de la Difunta Correa en la que se cuentan recordatorios de 21 víctimas- indica que las autoridades nacionales y provinciales deberían estudiar en profundidad el asunto, en busca de una solución definitiva.

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