Todos los clubes son iguales, pero algunos lo son más que otros

Todos los clubes son iguales, pero algunos lo son más que otros

En el clásico “Rebelión en la granja”, de George Orwell, los animales deciden acabar con el dominio de los humanos y los expulsan del lugar, estableciendo una serie de normas de convivencia que garanticen la igualdad entre todos para evitar que haya sometedores y sometidos. El más amplio de esos siete mandamientos es el último: “todos los animales son iguales”. Dentro de esa igualdad, los cerdos se erigen como líderes, aunque al tiempo comienzan a imitar las conductas de los humanos y a modificar las reglas a su conveniencia hasta someter a toda la granja en una dictadura igual o peor que la de los humanos que habían desterrado. El colmo de la “humanización” de los cerdos ocurre cuando comienzan a caminar en dos patas, algo que el mandamiento número 1 consideraba propio de los enemigos. Entonces, para no caer en infracción, los cerdos simplemente retocan la ley más básica: “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.

En el fondo, la genial fábula de Orwell no era sino una crítica velada a la corrupción del socialismo en la Unión Soviética a manos de Josef Stalin, al que personificaba como Napoleón, el líder de los cerdos. El punto era graficar cómo, antes que respetar las reglas, la empoderada clase gobernante prefería cambiarlas según sus intereses, llegando al extremo del contrasentido por saberse impune.

¿A qué viene todo esto? A que ayer por la tarde, el Comité Ejecutivo de la AFA confirmó lo que ya se venía charlando por debajo del radar de la oficialidad en los últimos días: un indulto general para los futbolistas y entrenadores que en el torneo pasado hubieran resultado sancionados con suspensión de entre una y tres fechas; es decir, por infracciones consideradas “leves”. Si bien es cierto que la previsibilidad no es precisamente una de las virtudes de la AFA, lo extemporáneo de la medida -confirmada y comunicada oficialmente a solo 48 horas del inicio del torneo- sorprende casi tanto como su arbitrariedad, independientemente de que haya sido solicitada por varios clubes de Primera División. Curiosamente, el mayor beneficiado con esta medida es Boca, que para la primera fecha recuperará a seis jugadores (cinco de ellos, habituales titulares) y al DT Hugo Ibarra, todos expulsados tras el escandaloso final del Trofeo de Campeones contra Racing, en noviembre del año pasado. En consecuencia, el mayor perjudicado por este borrón y cuenta nueva generalizado será su rival en el debut: Atlético, un equipo del interior, cuyo único inhabilitado era Manuel Capasso. Si bien el técnico Lucas Pusineri podrá volver a contar con un miembro importante en su dupla central, es mucho más lo que gana el “Xeneize”.

Desde nuestro lugar de tucumanos, la pregunta resulta insoslayable: ¿hubiera tomado la misma decisión la AFA si el escenario hubiera sido el opuesto? ¿Si la amnistía hubiera beneficiado claramente al rival de Boca? ¿O al de River? ¿O al de Racing? No lo sabemos, pero podemos suponer. Y con los antedecentes que maneja la madre del fútbol argentino a la hora de favorecer a sus equipos de mayor rating, resulta difícil no pensar que la salida hubiese sido un férreo apego al reglamento. Cosa que esta vez no ocurrió.

Como tampoco lo hubo en 2020, cuando la AFA decidió borrar todo lo acontecido en la temporada de la Primera Nacional hasta la llegada de la pandemia de coronavirus y diseñar un nuevo formato para su reanudación, que volvía a darle las mismas oportunidades de ascenso a todos. En aquella oportunidad, el principal perjudicado fue San Martín, que hasta ese momento era el único líder, con 44 puntos. De haberse aplicado la misma resolución que se había implementado en Primera (dar por terminada la temporada y repartir las plazas a copas internacionales en base al orden final de las posiciones), el “Santo” debería haber recibido la única plaza de acceso directo a la Liga Profesional por ser el mejor clasificado hasta el momento en que virus paralizó el fútbol. El borrón y cuenta nueva de la AFA fue respaldado por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y ya no hubo queja posible. ¿Alguien se imagina que la AFA hubiera tomado la misma determinación si la pandemia ocurría en 2012, cuando River luchaba por volver a Primera? En fin, San Martín no tuvo ni chances de competir en la reanudación. Como sí la tuvieron Barracas Central (club del que Claudio Tapia, actual presidente de la AFA, era titular hasta 2020) y Tigre, el club apadrinado por Sergio Massa, actual ministro de Economía de la Nación.

Cabe recordar que ya hubo un antecedente de amnistía general en el fútbol argentino, justo después de la pandemia. En ese momento, el Tribunal de Disciplina de la AFA decidió que se redujeran todas las sanciones a los futbolistas de todas las categorías. Todos aquellos jugadores que tuvieran cuatro o menos fechas de suspensión quedaban habilitados automáticamente, mientras que quienes tenían más recibieron una reducción en su sanción del 50%. Sin embargo, aquél indulto general tenía un contexto que lo justificaba plenamente: muchos equipos habían quedado diezmados y todos estaban en estado de alerta permanente ante la posibilidad de nuevos casos. En esta oportunidad, no hay una razón de fondo, salvo la supuesta conformidad de muchos clubes.

Quizás, con la espuma del éxito mundialista, la AFA puede parecer mejor ahora que antes, pero sigue siendo la misma que cambia formatos todos los años a gusto y paladar, anulando ascensos y aumentando ascensos hasta sobrecargar a las principales categorías del fútbol argentino (entre ambas, suman 65 equipos). Por eso, tampoco sorprenden medidas como la de ayer, aunque sienten un peligroso precedente para el futuro.

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