Una ciudad abandonada y un mar muerto para conocer en plan de aventura

Una ciudad abandonada y un mar muerto para conocer en plan de aventura

Las aguas termales de Carhué y las icónicas ruinas de Epecuén, a pocos kilómetros de distancia, invitan a una escapada de ensueño.

RESTOS. Así quedó la ciudad de Villa Epecuén, luego de la gran inundación que destrozó el parador turístico. Hoy se hacen tours por las ruinas. RESTOS. Así quedó la ciudad de Villa Epecuén, luego de la gran inundación que destrozó el parador turístico. Hoy se hacen tours por las ruinas.

Las vacaciones son una gran oportunidad para sumergirse en otros mundos. Lejos de las urbes, hay destinos que nos ofrecen una especie de pócima mágica para revivir luego de unos meses pesados: misterio, relajación, historia y aventura, mucha aventura... y todo en un sólo lugar.

Nuestro país está plagado de espacios que combinan actividades de todo tipo y que están esperando ser conocidos. Hoy te proponemos uno de ellos: Carhué. Es una ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires; tiene aproximadamente 10.000 habitantes y es famosa por ser uno de los centros más importantes de aguas termales del país, pero hay mucho más...

Difundida por las redes

Mundialmente conocidas luego de la visita del youtuber Luisito Comunica, están ubicadas a siete kilómetros de Carhué. Se trata de las ruinas de la vieja ciudad de Villa Epecuén, que supo ser un gran parador turístico hasta que en 1985 una fuerte inundación tapó de agua la ciudad hasta hacerla desaparecer. No hubo víctimas, pero allí no quedaron ni los féretros del cementerio; durante dos décadas todas las construcciones estuvieron bajo el agua (más de siete metros) y, gracias a algunas obras de infraestructura, el agua empezó a ceder poco a poco.

Por la salinidad del lago, se comenta que es casi imposible la recuperación de lo edificado: casas, hoteles, edificios emblemáticos... todo quedó destruido.

Una parte de la ciudad quedó a la vista (en ella sólo habita un residente, nacido allí, de 92 años) y se pueden visitar la ruinas a través de un circuito turístico para conocer un poco de la historia del pueblo y cómo era antes del “accidente”. Sus autos abandonados y oxidados, los árboles muertos, el terraplén destruido (por donde entró la inundación) son los puntos elegidos por los turistas para fotografiarse y llevarse una postal casi posapocalíptica.

Recorrido histórico

Si sos fanático del arte, no vas a querer perderte la posibilidad de hacer la ruta salamónica. En sus años, el arquitecto e ingeniero Francisco Salamone dejó alrededor de 60 obras arquitectónicas en más de 25 municipios de Buenos Aires. Carhué fue uno de ellos: allí se encuentran el Palacio Municipal, el Cristo del Médano y el Cristo del Lago y el Matadero, las dos últimas bajo el agua tras la inundación.

HISTORIA. Los visitantes recorren las obras de Francisco Salamone. HISTORIA. Los visitantes recorren las obras de Francisco Salamone.

Todas las obras son expresiones del Art Decó de la época. Uno de los emblemas de la villa semisumergida es el Matadero, que posee una gran torre expresionista y una interesante chimenea ladrillera. El edificio recuerda a otra época, una de mucha prosperidad en Villa Epecuén, a partir de la aparición de la industria rural y el faenado a grandes escalas. Fue inaugurado en 1938 y funcionó hasta la década de 1980, incluso a pesar de estar rodeado por las aguas. Desde 2014 es Bien de Interés Histórico y Artístico Nacional.

De agua y playa

Se dice que la salinidad del agua del Lago Epecuén sólo es comparable con el Mar Muerto. Un dato curioso: en 2017, 1.941 personas flotaron juntas tomadas de la mano por 30 segundos, consiguiendo hacerse con un récord Guinness.

Históricamente, los lugareños consideraron que este lago es fuente de bienestar, consecuencia de la gran presencia de minerales. Estas aguas están presentes en gran parte de los alojamientos termales que ofrece la villa.

Pero quizá en verano no tenés muchas ganas de darte un baño caliente. Por eso te invitamos a visitar la playa Eco Sustentable de Carhué. Está ubicada a orillas del Lago Epecuén y es la opción más elegida por los turistas para escapar de las altas temperaturas. Durante las vacaciones, en el predio se organizan actividades deportivas en el agua; también hay masajes y recitales.

Se la llama Eco Sustentable porque todos sus servicios (duchas, proveeduría, internet y baños) están alimentados por energía solar, y no hay ningún tipo de edificación que altere la naturaleza. Hay sombrillas, algunos negocios de playa y hasta un muelle para entrar al lago.

Precios

Yendo en auto, desde San Miguel de Tucumán, son 16 horas de viaje, lo que se traduce en aproximadamente $26.000 de nafta. Yendo en colectivo, hay que hacer trasbordo en Buenos Aires. Para salir en esta temporada, un pasaje en colectivo de Tucumán a Retiro sale $12.500 (en avión, los más baratos estaban en $26.000) y desde ese punto a Carhué, otros $9.600, sólo de ida.

Una noche de alojamiento en un departamento y en base doble, puede conseguirse desde los $13.000, y en cabaña, desde los $ 17.000.

Una historia de amor

Los nombres de las ciudades vecinas no fueron elegidos al azar. Se trata de una vieja historia de amor y pasión: Carhué era un cacique y Epecuén era hija de un jefe de tribu. Se conocieron, se enamoraron y se volvieron inseparables hasta que él enfermó. Ella, desesperada, salió una noche de luna llena de casa y se fue alejando de la civilización, hasta que cayó rendida al suelo, hecha un mar de lágrimas. Las gotas de sus ojos, frutos del amor, formaron un lago. Carhué, enfermo, salió al otro día en búsqueda de su amada y llegó al recién formado lago. Al escuchar la voz de su amada desde el agua se acercó, entró al cauce y milagrosamente se curó de su dolencia. La leyenda cuenta que el Lago Epecuén es salado por las lágrimas de la mujer.

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