Defender la alegría
Messi besa la Copa del Mundo Messi besa la Copa del Mundo Antena 3

Defender la alegría como una trinchera

Defenderla del caos y de las pesadillas

De la ajada miseria y de los miserables

De las ausencias breves y las definitivas.

¿Cuántos abrazos diste el domingo? ¿Cuántas lágrimas cayeron por tus mejillas? ¿Cuántas veces te encontraste riendo y llorando al mismo tiempo? ¿Con cuánta gente que no habías visto en tu vida saltaste y festejaste como si no hubiera habido mañana? ¿Te acordás cómo estiraste los brazos al cielo después del gol de Montiel? Si tenés hijos menores de 35 años, ¿cuánto celebraste por y con ellos la posibilidad de lanzar ese grito sagrado ¡Campéon del mundo!? Fuimos felices. Se trata de hacer memoria y no. Nos tenemos que ir a la gesta de Diego en el Azteca. 1986. El gol de Burruchaga. La Copa en manos de D10S. No hubo después de eso semejante muestra de alegría, de felicidad. Un hecho tan revolucionario que recorra el país de norte a sur y de este a oeste, uniendo, cerrando, galvanizado la grieta aunque sea por unas horas. El fútbol, el deporte lo hizo. Nos hizo felices. ¿Cuánto lo necesitábamos?

Defender la alegría

Defender la alegría

Defender la alegría

Defender la alegría como un atributo

Defenderla del pasmo y de las anestesias

De los pocos neutrales y los muchos neutrones

De los graves diagnósticos y de las escopetas.

El lunes, en una coincidencia trágica, se cumplieron 21 años de que Fernando de la Rua instaló un 19 de diciembre pasadas las 19 el Estado de sitio “para asegurar la ley, el orden y terminar con los incidentes”. Las protestas y la violencia policial se extendieron hasta la tarde del 20 de diciembre. Se calcula que durante la extensa jornada unas 38 personas fueron asesinadas en todo el país. Fue el final del gobierno de De la Rúa, que se alejó en helicóptero de la Casa Rosada mientras la Policía reprimía en Plaza de Mayo. En 2023 se cumplirán también 10 años de aquel diciembre de 2013 cuando los tucumanos quedamos a merced de los delincuentes por un levantamiento policial que aún no tiene condenados. Fueron tres días de caos que terminaron con saqueos, muertes y una tristeza pocas veces vista.

Defender la alegría como un estandarte

Defenderla del rayo y la melancolía

De los males endémicos y de los académicos

Del rufián caballero y del oportunista.

Somos argentinos, con defectos y virtudes. Era difícil allá por mediados de 2018 bancar un proyecto futbolístico que tuviera como máximo referente a un joven de 40 años, sin ningún tipo de experiencia como DT, y más después del papelón de Rusia, durante el cual el mismo Lionel había sido parte del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli. Y las críticas fueron desestabilizantes. En lo que es seguramente el principal (¿y único?) acierto de Claudio Tapia al frente de AFA, se mantuvo al novel DT en el cual, sobre todo, confiaban los jugadores, con Lionel Messi a la cabeza. “Yo sigo soñando con la Selección de la gente”, dijo en esa época nada menos que César Menotti al respaldar a Scaloni. Y el hombre que llegó para devolver alegría se mostró siempre con valores, aún ante los errores y los desaciertos: honestidad, trabajo, planificación, tranquilidad, perfil bajo, inteligencia, amistad. Todo lo que debe tener un líder. Lo tiene claro. Así habló antes de la tremenda final: “Haberme visto emocionado forma parte de nuestra cultura. Evidentemente nuestro pueblo precisaba una alegría y creo que se la estamos dando. El fútbol es un deporte, y aunque cueste entenderlo en la Argentina es más que eso. Entonces, todas las alegrías que se viven allá nos llegan y nos movilizan; ¿cómo no te van a emocionar? Alguna vez estuvimos de ese lado, y seguimos estando de ese lado”.

Defender la alegría

Defender la alegría

Defender la alegría

Defender la alegría como una certidumbre

Defenderla a pesar de Dios y de la muerte

De los parcos suicidas y de los homicidas

Y del dolor de estar absurdamente alegres

Se considera al 17 de octubre de 1945 como una de las concentraciones de personas más importantes de la historia de la República, cuando los movimientos sindicales y obreros coparon Plaza de Mayo para exigir la libertad de Perón. Las crónicas de la fecha calcularon en 200.000 las personas que fueron a respaldar a su líder. La demostración de apoyo se vio empequeñecida el 30 de junio de 1986 cuando Diego Maradona y el equipo campeón salieron al balcón de la Casa Rosada. Se habla de un millón de fanáticos saludando a los dirigidos por Bilardo. Ayer, todo esto quedó atrás. Cinco millones de personas, el 10% de la población total del país salió a la calle a festejar junto a un micro descapotado en el que iban sus héroes. En Uruguay no llegan a 4 millones de habitantes.

Defender la alegría como algo inevitable

Defenderla del mar y las lágrimas tibias

De las buenas costumbres y de los apellidos

Del azar y también

También de la alegría

También de la alegría

También de la alegría

También de la alegría

Este plantel nos hizo felices. ¡Cuánto lo necesitábamos! Nada más en el país ha cambiado. Los problemas son los mismos y nada hace predecir que los vamos a superar en el corto tiempo. Levantarse cada mañana es un ejercicio de fe, no sabemos qué nos deparará el destino. Mientras tanto, alguien se acordó de nosotros. De la mano de los Lionel fuimos felices. Ya, pronto, tendremos tiempo para los problemas cotidianos. Hoy, defendamos esa alegría.

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