Agustín Salvia: “más vulnerable, la clase media cae en la pobreza en cada crisis”

Agustín Salvia: “más vulnerable, la clase media cae en la pobreza en cada crisis”

El investigador del Conicet y de la Universidad Católica Argentina (UCA) afirma que la Argentina necesita un plan heterodoxo para vislumbrar una salida socioeconómica.

Salvia compiló datos de empleo, planes sociales y pobreza durante la pospandemia. Salvia compiló datos de empleo, planes sociales y pobreza durante la pospandemia.

A las puertas de la presentación del informe de avance: “Deudas sociales en la Argentina urbana 2010-2022”, elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), su director Agustín Salvia, dice a LA GACETA que el aumento de los niveles de empobrecimiento no debe sorprender a nadie, debido al rumbo económico que ha tomado el país, con una elevada inflación y con un nivel de crecimiento económico que no permite la generación de empleo genuino. Salvia acaba de editar “La sociedad argentina en la pospandemia”, una radiografía del impacto de la Covid-19 sobre la estructura social y el mercado de trabajo urbano. Y una de sus conclusiones más certeras es que, “más vulnerable, la clase media argentina cae en la pobreza con cada crisis que se desata en el país”. Esta esa la entrevista concedida a nuestro diario.

-En el libro advierte la fuerte acumulación de desventajas para los más vulnerables por efecto de la pandemia. ¿Cuáles son los principales efectos?

-El gran problema es que en la Argentina no es que haya más pobre en términos de la capacidad de subsistencia de la población más afectada por el flagelo, sino que se hicieron más pobres si tomamos en cuenta la capacidad de progreso o movilidad social. Para muchos se les quebró un trabajo, un modo de hacer las cosas, alguna inversión que hayan puesto aquellos que contaban un pequeño capital para progresar con un carro o un pequeño negocio. Lograron obtener programas sociales, pero después se la rebuscaron; hicieron resiliencia haciendo algo para sobrevivir y lograron, con la ayuda social y su propio esfuerzo, no caer en una emergencia alimentaria y económica. Sin embargo, perdieron capacidad de progreso, de desarrollo humano, de inversión en su propio desarrollo en términos, incluso, de sus propios hijos o para la salud. En esto pudo haber significado chicos con menos clases o con una educación degradada o una salud sin prevención ni atención en medio de la Covid. La salida de esa situación fue próspera, con un crecimiento del 10% en donde se recuperaron los sectores dinámicos, pero no creando nuevos empleos. Después se recuperaron las pequeñas y medianas empresas, la economía social, las cooperativas, la informalidad, pero con más bajos salarios.

-En medio de esta situación de pandemia y tras el aislamiento creció el cuentapropismo como una forma de subsistencia…

-Tal cual. Hubo más cuentapropismo, más autónomos y economía social no asalariada, desvinculada de la seguridad social, con más bajas remuneraciones y condiciones de trabajo más precarias. Pero resulta que hay un mercado de trabajo más segmentado, más desigual, más dual, porque los trabajadores formales de los servicios y de las siderúrgicas, petróleo, minería y comercio, algunos más otros menos, hubo desigualdad en la salida, pero más que menos, lograron recuperar su trabajo con remuneraciones que, en promedio, acompañan la inflación, pero siempre un poco por debajo, algunos le ganan y otros no, produciendo para el sector formal de la economía pero sin crear nuevos empleos.

-Esta degradación no fue producto solamente de la pandemia. ¿Hubo una condición anterior que llevó esto?

-Es una larga historia de decadencia de capacidad de trabajo, de producción, de inversión, de creación de empleos. La Argentina tiene tasas de inversión muy bajas. Como no hay inversión, no se crea empleos. El único que se crea es el autoempleo, de aquella franja de la población que busca su propia subsistencia y supervivencia, pero también es de baja productividad y remuneración. Con cada crisis, viene ocurriendo eso. Lo que hizo la última es agravar el cuadro que ya veníamos observando de las anteriores, como la de 2018-2019; ya estaba en 2014-2015. Si uno sigue la historia, este no es un fenómeno nuevo. Acumula capas de segmentos de trabajadores pobres.

-¿Cree que la pobreza pegará un salto en la última medición a partir del salto inflacionario de tres dígitos que estamos observando en la Argentina?

-En el libro no llegamos a analizar eso. Pero la semana que viene vamos a presentar el informe de la UCA y lo que único puedo adelantar de ese diagnóstico es que no esperemos sorpresas, es decir, por mucho que el crecimiento haya sido del 4% y una inflación de casi el 100%, si bien se multiplicaron los planes sociales en esta época, estamos hablando de una Argentina que tiene un 40% bajo la línea de pobreza. Esa situación es casi inamovible. Lo que uno puede señalar de eso es que las políticas sociales han venido a aliviar la pobreza extrema. Y eso también ha ocurrido.

-¿Cuánta gente subsiste o le escapa a esa pobreza extrema a través de una ayuda social estatal?

-Más del 40% (cercana al 45%) de la población está cubierta y asistida por un programa social. Ahora bien, el plan social produce otro efecto muy interesante, no por valioso, sino que es algo así como un mecanismo de alivio social. Al transferir esos dineros de los programas sociales, circulan en el mercado informal y produce changas y trabajos eventuales, creando de ese modo una externalidad de informalidad que hace que la gente tenga trabajo precario e informal en el mundo de la pobreza. Nada que le permite salir de la pobreza. Son trabajos pobres para pobres, pero les permite que no caigan en la indigencia o pobreza extrema.

-¿Dónde se encuentra la clase media? ¿Qué ha quedado de ella en la pospandemia?

-Esa es la que está cayendo, porque los pobres han logrado en este contexto sostenerse. Pero las clases medias pospandemia cayeron con fuerza, las que aumentaron los niveles de pobreza hasta el 47% en la pandemia. Y no era ese aumento por los pobres, sino por la clase media. Bajó más de 10 puntos la pobreza en un año, porque muchos lograron recuperar el empleo. La inflación y la falta de creación de nuevos puestos laborales han llevado a ese sector de la población a que vuelvan a estar en situación de pobreza en 2022. Pero es una clase media cada vez más castigada y vulnerable. Sale y entra en la pobreza con cada crisis. Pierde capital humano; pierde capital físico; invierte menos en educación, en salud y en su vivienda.  Su deterioro es progresivo. Mire que los pobres vienen revistiendo ese carácter desde hace mucho tiempo, pero lo que está ocurriendo es que hay nuevos segmentos de la sociedad que están cayendo en la pobreza. El Covid produjo eso, pero no lo generó. Esa dinámica, repito, ya la veníamos viendo desde 2018-2019. Si uno lo compara hoy a ese proceso, estamos mejor como antes del covid, pero en términos estadísticos estamos en los mismos niveles de pobreza o deterioro del trabajo. Sin embargo, la clase media es mas pobre, con menor capacidad productivo y más deterioro social y psicológico.

-¿Cuál puede ser el principio de la salida de este cuadro socioeconómico? ¿Hace falta un plan de estabilización económico y social?

-Es una opinión. Para poder salir de esta situación indudablemente se requiere un plan de estabilización y crecimiento económico. Pero ese programa requiere acuerdos económicos y sociales y tiene como precondición una estabilización macroeconómica de la inflación. Eso no necesariamente implica un ajuste, en términos de empobrecimiento de la sociedad. Hay que hacer una combinación entre reducción del gasto público y crecimiento, una ecuación que tiene que ser virtuosa. No se puede reducir el gasto a costa del empobrecimiento de la gente y requerir que la economía crezca y que la gente tenga trabajo. Lo que se requiere ahora más allá de una política de ajuste macroeconómico, requiere mas inversión en la empresa para crear más trabajo y esa situación requiere reglas económicas de confianza y de certidumbre, y luego pensamos una estabilización económica que hoy no tenemos. Hay que evitar que el barco se vaya a pique. El paso subsiguiente es la estabilización y después junto con al estabilización un plan económico con este gobierno o con el próximo, con esta misma línea política u otra. No tiene mucha más opción que estabilización económica. El tema es con cuanto más ajuste resisten los sectores sociales más pobres. Y también qué pasará con las clases medias. El plan debe ser heterodoxo. Habrá perdedores y ganadores, pero el plan heterodoxo debe contribuir a que la estabilización fomente el crecimiento.

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