Silvia Arazi: “la memoria es ficción, y una embustera”

Silvia Arazi: “la memoria es ficción, y una embustera”

La escritora presentó su último libro, “La voz de mi madre”, en el que repasa la historia de su familia y los últimos días de su mamá.

AUTORA. Silvia Arazi se inspiró en su propia realidad y en la de su madre para darle forma a su novela. AUTORA. Silvia Arazi se inspiró en su propia realidad y en la de su madre para darle forma a su novela.

Cada historia familiar es única e irrepetible y, sin embargo, existen situaciones, palabras, o imágenes que se repiten en este contexto de intimidad y en el que pareciera que cada familia es, en realidad, muy parecida a la otra.

Utilizando el género de “autoficción”, la escritora Silvia Arazi recurrió a su realidad para inspirarse y convertir en novela la historia de su vida y la de su madre, en definitiva, la de su familia.

Manipulando anécdotas, situaciones, frases y recuerdos, la historia de una madre que vivió para su familia y que pasa los últimos días de su vida postrada en una cama entre recuerdos y los cantos de su hija, se convierte así en un retrato que refleja la vida de muchos.

“Al evocar a su madre la narradora revisa también sus vínculos familiares y su propia historia”, explicó la autora de “La familia Cubierto” y “Un hombre interesante” en diálogo con LA GACETA, mientras subraya cómo el libro ya estuvo circulando de boca en boca. En el texto “La voz de mi madre”, que pareciera muy visceral, las palabras se cuidan al máximo y van describiendo su vida casi como un diario íntimo.

-¿Cuánto hay de vos en la novela?

-Hay mucho de mí. Me resulta muy curioso como todos parecieran querer saber eso: ¿cuánto es verdad y cuánto no? (ríe) Hay mucho de verdad, pero o trabajé con herramientas de ficción: mezclo la primera persona con la tercera, busco momentos de tensión o armo alguna escena porque necesito alivianar una reflexión con un diálogo. Son recursos literarios que utilizo para escribir una historia, verídica o no. Sí creo que hay que destacar que la memoria es una gran embustera. Ella misma es ficción: elige, deforma, omite, exagera o esconde. Por otra parte, seguramente mi relato será diferente a lo que podría contar mi hermana o mi hermano. Sí es cierto que estoy contando una historia personal. Pero es mi historia. O mejor dicho, como yo la viví e interpreté.

-¿Recurriste a otros para recuperar tu memoria?

-La verdad, tenía mucho miedo de lo que iban a pensar mis hermanos porque me pareció, al principio, que estaban un poco nerviosos o enojados con este libro que podía poner en riesgo nuestra imagen familiar ante el mundo. Justo antes de la presentación del libro me dijeron que lo habían leído y que les había encantado. Para mí eso fue una tranquilidad enorme.

- Tu editora te hace una observación como te la haría un terapeuta, ¿es así siempre la relación del escritor con el editor?

- Ella me dice en un momento: “¿te diste cuenta que quien dice las cosas más terribles es la madre?”. Eso me lo dijo después de leer el primer borrador de la novela. Sus palabras me dejaron pensando. Yo le describía a mi mamá como un ángel, dulce y suave, pero cuando me dijo esa frase me hizo reflexionar. Escribir sobre mi madre fue una revelación ya que me ayudó a verla de otra manera, no tan idealizada, y pude también rever la figura de mi padre, incluso de mí misma.

-A lo largo de tu vida incursionaste en el arte, la actuación, la música pero te quedaste firme en la escritura, ¿por qué?

-Llego a la escritura después de una larga búsqueda, porque es en la palabra escrita donde me siento más cómoda, donde encuentro mi voz más íntima.

- En el libro hay varias generaciones de mujeres que interaccionan entre sí y una protagonista que no quiere ser madre, ¿cuál es la mirada feminista del libro?

-No he buscado una mirada feminista pero en esta historia se ven claramente los cambios que sufrió la mujer en los últimos años. Se cuenta la historia de Rosita, la madre de la narradora, una mujer presa de una cultura machista, con poco espacio para el placer y mucho amor hacia los demás, sí, pero un amor que no la incluía. Aparece también la abuela de la narradora. Una mujer que se casa a los 13 años con un hombre al que no conocía. Una novia niña. Y la narradora, con una vida poco convencional, que decide no tener hijos, por propia elección. Esas tres generaciones muestran los cambios de vida y de creencias.

-¿Por qué la voz de una madre resuena tanto?

- La voz es una lengua secreta que se lee con la percepción. Y la relación con la madre es algo tan visceral -ya sea una buena relación o una mala relación- que esa voz nos marcará de por vida. De allí el título de la novela. Creo que la voz de la madre -más que la voz de mi madre- es una voz primordial para cualquier ser humano. Es la voz que llevaremos siempre con nosotros. Que nos define y nos marca. Hoy me emociona sentir que mi madre, que siempre quería pasar desapercibida de tan tímida que era, de tan insegura, es protagonista de una historia, y que su figura está en la portada de un libro, en los estantes de todas las librerías del país. Su inseguridad y su entorno hizo que no pudiera emerger pero había mucha dulzura en ella, mucha bondad y mucho amor. Su comida -era una gran cocinera de comida árabe -era no su voz, su forma silenciosa de estar en el mundo. Por eso decidí incluir dos de sus recetas en el libro. Sé que eso la llenaría de orgullo y que serían su regalo para los lectores.

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