Bolsonaro promete cárcel y Lula ofrece diálogo

Bolsonaro promete cárcel y Lula ofrece diálogo

Brasil se debate en una tormenta de noticias falsas, amenazas y denuncias de intimidación y acoso

Bolsonaro promete cárcel y Lula ofrece diálogo
17 Octubre 2022

SAN PABLO, Brasil.- La polarización de la campaña electoral en Brasil ya es casi insoportable, a dos semanas del balotaje que decidirá quién dirigirá el país, si el actual mandatario, Jair Bolsonaro, o el dirigente sindical, líder del Partido de los Trabajadores (PT) y ex presidente, Luiz Inácio “Lula” da Silva.

Con el paso de los días, aumentan la desinformación y la proliferación de noticias falsas, acusaciones e incitación a la violencia, denuncias de intimidación y acoso e incluso casos de patrones que extorsionan a sus empleados para que voten a Bolsonaro.

Esta semana, el presidente del Tribunl Superior Electoral (TSE), el juez Alexandre de Moraes, alertó sobre dos nuevas modalidades de desinformación, en crecimiento desde que se confirmó que habrá segunda vuelta, el 30 de octubre.

La primera de ellas, dijo Moraes a agencias internacionales, es la manipulación de premisas verdaderas para llegar a conclusiones falsas. La segunda es el uso de noticias falsas, conocidas como “fake news”, por parte de las campañas de ambos candidatos, amparándose en que están publicadas por portales supuestamente periodísticos. Las redes sociales no está fuera de esta lógica.

El TSE informó que, en lo que va del año, recibió al menos 334 demandas en las que los candidatos a la Presidencia denuncian publicaciones o piden su retiro. Las cautelares se suceden a diario y se apilan en los escritorios de la Justicia electoral.

Entre el inicio de la campaña, el 16 de agosto, y el 2 de octubre, día de la primera vuelta electoral, Meta eliminó 310.000 contenidos en Facebook e Instagram por vulnerar sus políticas de violencia e incitación; 290.000 por discursos de odio; 250.000 por acoso e intimidación, informó el grupo de redes sociales de Mark Zuckerberg.

En la segunda vuelta, el número de noticias falsas creció significativamente, con contenido “relacionado al día a día de la campaña”, según dijo en una entrevista Rodrigo Carreiro, investigador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología en Democracia Digital. Ejemplos de esta “campaña sucia” son la difusión de versiones que vinculan a Lula con una banda de narcotraficantes debido a que el líder del Partido de los Trabajadores usó una gorra con la sigla CPX, en un acto en Alemao, en Rio de Janeiro. Propagaron que la sigla hacía referencia a una facción criminal, cuando en realidad se refiere al nombre del complejo de favelas.

El PT también fue tentado por el fenomeno de las “fake news”, cuando utilizó en sus publicidades un pasaje de una entrevista que Bolsonaro concedió en 2016 al diario estadounidense “The New York Times”, en la que hablaba de una experiencia caníbal en una comunidad indígena de la selva.

El TSE ordenó que se levante la pieza publicitaria, con el argumento de que fue sacada de contexto, para dar a entender que el jefe de Estado es capaz de comer carne humana. El traspié no se equipara, sin embargo, con las “militancias digitales” vinculadas a la ultraderecha, que lanzaron, por ejemplo, que Lula tenía un pacto con el diablo y forzaron una desmentida por parte del PT.

La actuación de estas “hordas del teclado” está siendo investigada por el Supremo Tribunal Federal (STF), Corte Suprema de Brasil, en un proceso que alcanza al propio presidente, por sus ataques al sistema de voto.

La temperatura de la campaña es una preocupación entre los analistas y observadores internacionales. En un intento por controlar los discursos cada vez más agresivos, Lula, que sigue siendo el favorito en las encuestas, dijo que está dispuesto al diálogo incluso con quienes lo “odian”.

Bolsonaro, en cambio, mandó mensajes diferentes, de acuerdo al público: en un acto en la calle dijo que, si gana las elecciones Lula volverá a la cárcel. Poco después, pidió perdón por sus exabruptos que ahuyentan votos. En la televisión y vestido de blanco, sentado en un sofá, Bolsonaro pidió “humildemente perdón”, con el objetivo de atraer a los indecisos que lo ven como un violento por la forma y el contenido.

Este fin de semana, Lula mantuvo su agenda en el noreste, donde fue a apoyar a sus candidatos a gobernador en Sergipe y Alagoas. Adorado desde 2003 de esa región, Lula aprovechó sus caminatas multitudinarias para recordar que Bolsonaro dijo que el PT vencía en el noreste porque que hay “muchos analfabetos”, comentario que atribuyó “al racismo regional de San Pablo y Río de Janeiro” hacia la región más pobre del país.

Bolsonaro estuvo en Recife, capital de Pernambuco, el estado natal de Lula, donde empresarios y líderes evangelistas le habían preparado un gigantesco espacio pero acudieron menos de 1.000 personas. Allí, el mandatario afirmó en la playa de Boa Viagem que Lula va a volver a la cárcel. “Él va a volver a la cárcel, sí va a volver, porque el lugar de un ladrón es en la cárcel”, afirmó Bolsonaro en una alocución de nueve minutos.

Lula fue condenado por corrupción por el ex juez Sérgio Moro (que después fue ministro de Justicia de Bolsonaro) y estuvo preso 580 días, razón por la cual no estuvo autorizado a participar de las elecciones de 2018, que ganó su ahora rival. Casi dos años después, el STF decidió anular los procesos debido a que hubo manipulación política de la causa por parte del magistrado y la fiscalía.

El STF determinó días atrás la suspensión de una propaganda de Bolsonaro que llamaba a Lula “presidiario” y “ladrón”, ya que se trata de una calificación mentirosa porque todos los procesos en su contra fueron cerrados con absolución o nulidades. (Especial)

Comentarios