¿Por qué la pobreza es tan alta en la Argentina?

¿Por qué la pobreza es tan alta en la Argentina?

Una condena para un tercio de la población.

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¿Cuál es la situación de la pobreza en la Argentina? Para contestar este interrogante, los expertos señalan que es necesario mirar la película y no quedarse con la foto. ¿Por qué? La explicación con mayor consenso es que la población urbana ha sentido con fuerza el impacto de las crisis y, en los últimos tiempos, la inflación ha tornado más vulnerable a aquellos sectores que tradicionalmente se han considerado de clase media, porque no les alcanza el ingreso mensual ni siquiera para llegar a fines de mes. Un ejemplo acabado de lo que implica la inflación como generadora constante de pobres es el incremento de la Canasta Básica Total (CBT), el límite de ingresos mensuales que requiere una familia tipo para cubrir sus necesidades alimentarias y los gastos imprescindibles para sobrevivir. En el caso de Tucumán, hasta agosto, un matrimonio con dos hijos pequeños requirió $ 105.592 mensuales para no caer en situación de pobreza. Tomando en cuenta el promedio de ingresos y si esa familia vive con un sueldo, le faltaría cerca del 30% para llegar a cubrir sus gastos mínimos. Esa es la foto. La película muestra que las crisis financieras y económicas no sólo dejan huellas estadísticas, sino también problemas estructurales para un cuarto de la población, que tiene más dificultades para escalar en la pirámide socioeconómica, frente a una inflación galopante y un país en recesión económica permanente.

En su reporte del primer semestre de este año, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) ha dado cuenta que el 36,5% de la población urbana argentina está bajo la línea de pobreza y que, en el Gran Tucumán-Tafí Viejo, ese indicador ha mostrado un brusco descenso interanual, del 46,2% al 35,1%, con 319.630 pobres en el aglomerado urbano, casi 98.000 menos que en el primer semestre de 2001.

En los últimos años, la pobreza tocó pisos de 25% en 2017 y desde allí en adelante nunca más volvió a esos valores. Primero, por la crisis cambiaria de 2018 y 2019, que llevó la pobreza al orden del 35%. Y luego el confinamiento decretado tras la pandemia, volvió a subir la medición en torno del 45%.

A partir de allí, al ir recuperándose la actividad, se da un leve descenso de la pobreza en 2021 y la primera parte de 2022, pero los niveles siguen permaneciendo altos. Es previsible que por la aceleración de la elevada inflación, en el segundo semestre del año volverá a rondar en valores cercanos al 40%, advierte Virginia Giordano, coordinadora de investigaciones del Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa). Que la pobreza ronde entre un cuarto y la mitad de la población, con incidencia mucho más alta entre los niños, es una manifestación extrema de la decadencia que sufre la Argentina, señala la economista.

¿Por qué la pobreza es tan alta? Entre un 25% y un 30% de la población sufre pobreza estructural. Es decir, un segmento de la población que padece exclusión extrema. No sólo en el mercado laboral, sino también en la salud, la educación y la vivienda. Esta es la pobreza más difícil de atacar y la que tiende a reproducirse entre generaciones, apunta Giordano.

El resto puede denominarse pobreza coyuntural, y está ligada fuertemente a lo que pasa en la economía y especialmente en el mercado de trabajo. Es la que explica los picos de pobreza de los últimos años.

La devaluación de 2018 volvió a traer altos niveles de inflación, que erosionaron ingresos impactando sobre el índice de pobreza. El confinamiento de 2020 dejó a gran parte de la población, sobre todo los informales, sin ingresos, lo cual llevó a valores récord de pobreza. Y el proceso inflacionario actual nuevamente está erosionando ingresos -con más intensidad a los informales- incrementando la cantidad de hogares argentinos que no llegan a la línea de pobreza.

¿Cuál es la salida? La economista dice que el paso fundamental es el ordenamiento integral del sector público. “Por un lado -explica-, porque sólo con equilibrio fiscal y mayor calidad de gestión pública se pueden generar las condiciones para avanzar de manera genuina y sostenida en el objetivo de movilizar la creación de empleos de calidad. Estabilidad macroeconómica, impuestos menos distorsivos, mejoras en la infraestructura, buenas regulaciones son los factores que permitirán dinamizar el empleo de manera que sea un componente central en una estrategia de disminución de la pobreza”. Por otro lado, continúa, además de un sector público financiera y gerencialmente más sólido para abordar las soluciones al problema de la pobreza estructural, entre otros grandes desafío se incluye mejorar la gestión de los sistemas públicos de salud, educación, vivienda y protección social. Para ello, el ordenamiento funcional que clarifique los roles y responsabilices de cada nivel de gobierno- nacional provincial y municipal- en la provisión de los servicios sociales es fundamental.

Adultos mayores

El 26% de las personas mayores argentinas viven en condiciones de pobreza estructural o lo que es lo mismo decir, una de cada cuatro tiene condiciones de pobreza en su hogar. Así lo señala un informe del  el Observatorio de la Deuda Social Argentina (Odsa-UCA) y la Fundación Navarro Viola.

En niños

La pobreza golpea al 50,9% de la población infantil, según los datos del primer semestre de este año, revelados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Eso representaría a 5,5 millones de niños y niñas pobres, de los cuales 1,3 millones son indigentes. Más del 70% de esa población de niños consume, con baja frecuencia, legumbres, cereales integrales, verduras y frutas.

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