

El pasado 16 de septiembre se cumplieron 37 años del alegato del fiscal Julio César Strassera, donde pidió reclusión perpetua a los procesados en el juicio a las juntas militares. No es una fecha cualquiera. Su importancia transciende al mero debate judicial o académico. Ese alegato se transformó en un pacto ético-social para fundar nuestra convivencia pacífica. Sobre esa piedra basal levantamos la democracia. Sin reconocer la vigencia del Nunca Más jamás habrá garantía de no repetición. Cuando aún repercute el intento de magnicidio a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, me pregunto si no es necesario ratificar ese acuerdo fundamental, suscribiendo nuevamente sus términos. Es hora de volver a decir “Nunca Más” a la violencia autoritaria y la justicia por mano propia. Sólo la democracia asegura la vida, la libertad y los derechos de los seres humanos.
Francisco Prado
General Paz 1.893
San Miguel de Tucumán







