Por Mariana Segura
26 Agosto 2022
APOYO. Samira y sus compañeras del club Pellegrini
ELLA vive en Villa Fiad (Leales). El viaje en colectivo hasta el polideportivo del Instituto Pellegrini en San Miguel de Tucumán es largo; dura un poco más de 40 minutos. Pero ELLA, Samira Lastra, no reniega. Tiene una buena onda que contagia tanto como su risa después de algún que otro chiste que tira en el camino.
Pasadas las 18 ya está a la espera del entrenamiento con el equipo femenino de vóley del club, que arranca después de las 20. ELLA es la primera en llegar, y luego van cayendo una a una sus compañeras de equipo. Es una más, y eso fue lo que buscó y por lo que luchó toda su vida.
El camino hasta poder entrenar y jugar tranquila a su deporte favorito, y soñar, no fue fácil. La clave para ELLA, como para el resto de las personas trans deportistas del país, fue la sanción de la Ley de Identidad de Género, establecida hace 10 años. La identidad de género es la percepción que tenés de vos mismo/a, más allá de si al nacer fuiste anotado como hombre o como mujer. La identidad es un derecho que nadie puede avasallar.
Otra de las claves para Samira fue el apoyo, el de su luchadora familia y el de sus compañeras. Y el respeto, sobre todo, porque no es fácil ser del interior de la provincia y mostrarse tal cual es y siente. ELLA sabe que atrás quedaron aquellas veces que en una cancha no le permitían jugar de delantera y la obligaban únicamente a defender. Atrás quedaron incluso aquellos torneos en donde la excluyeron de la lista, con una catarata de excusas discriminatorias y carentes de conocimiento.
Hoy, mientras los reglamentos del vóley y del resto de los deportes aún no contemplan la aceptación total de los y las deportistas trans y se polemiza con los diferentes cuerpos antes de respetar la identidad de género, Samira disfruta. ELLA entrena, juega y sueña con seguir formando parte de un equipo femenino. Sabe que ese es y será su aporte para una sociedad y un deporte más inclusivos.
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