Indolentes ante una epidemia vial

Indolentes ante una epidemia vial

25 Agosto 2022

Tucumán muestra estadísticas de siniestros viales muy preocupantes. Según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, durante el primer cuatrimestre de 2022, la provincia fue el quinto distrito con más muertes en accidentes de tránsito, sumando 75 fallecidos entre enero y abril, por detrás de provincia de Buenos Aires (354), Santa Fe (122), Córdoba (120) y Santiago del Estero (80).

Todas provincias que poseen cinco, diez y hasta 20 veces más kilómetros de rutas que Tucumán y, excepto Santiago, todas con un parque automotor ostensiblemente más numeroso.

Para contextualizar la gravedad de las cifras que arroja la siniestralidad vial tucumana, consideremos que la provincia triplica en víctimas fatales a la Ciudad de Buenos Aires (CABA), que en igual período contabilizó 26 muertes.

Tucumán cuenta con aproximadamente 1,8 millón de habitantes y un parque automotor de 360.000 vehículos.

CABA tiene 3,2 millones de habitantes y 1,3 millones de vehículos. A lo que deben sumarse 3,5 millones de personas que ingresan a esa ciudad diariamente y otros 1,3 millones de vehículos que entran y salen por día. Esto totaliza casi siete millones de personas y 2,6 millones de vehículos, lo que exponencialmente resulta que Tucumán no triplica en víctimas a CABA, sino que la supera proporcionalmente por nueve o diez veces en cantidad de muertes en accidentes.

Además, si CABA tiene 202 kilómetros cuadrados de superficie, esto arroja que hay 12.900 vehículos por kilómetro cuadrado, mientras que en Tucumán, con 22.525 kilómetros cuadrados, tiene apenas 16 vehículos por kilómetro cuadrado. Con este cuadro las estadísticas son aún más graves.

La Agencia Nacional informó también (en junio se dieron a conocer los cómputos) que el 67% de los fallecidos en Tucumán entre enero y abril fueron motociclistas.

En términos proporcionales, el hecho de que se encuentre también Santiago del Estero entre los cinco primeros distritos en siniestralidad vial (con menos habitantes y menos vehículos que Tucumán), demuestra que la vecina provincia acusa los mismos problemas.

A nuestro entender, la respuesta a estos cómputos trágicos se explica por una única razón: una grave carencia de educación vial, que no es otra cosa que falta de educación en general.

Observamos atónitos, tal como lo reflejan casi diariamente distintas coberturas de LA GACETA, la mayoritaria falta de apego de los tucumanos al cumplimientos de las normas más básicas de tránsito, como respetar los semáforos, priorizar al peatón durante un giro, cruzar por las sendas peatonales y no por cualquier parte de una cuadra, evitar el uso del celular cuando se conduce, obedecer los límites de velocidad y el cero consumo de alcohol a la hora de manejar, entre otras graves transgresiones.

Es competencia de las autoridades, sin dudas, municipales y provinciales, hacer cumplir rigurosamente las leyes de tránsito, pero también es un flagelo que le compete a toda la sociedad, ya que se debe educar en seguridad vial desde el hogar, desde la escuela y desde el trabajo. Esto último es importante, ya que muchas actividades laborales no promueven las buenas prácticas de circulación, sino incluso lo contrario, incentivan las transgresiones, como por ejemplo las empresas de cadetería, donde vemos demasiadas veces a cadetes viendo el teléfono mientras conducen.

Hablamos de la pérdida de vidas, principalmente jóvenes menores de 30 años, y la sociedad, pero sobre todo el Estado, no pueden continuar indolentes ante semejante epidemia vial.

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